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Argentina reduce las restricciones cambiarias para el sector petrolero

Las empresas que incrementen su producción de crudo y gas podrán saltarse parte del cepo al acceso de dólares que rige en la economía desde finales de 2018

Federico Rivas Molina
Pozo petrolero de Vaca Muerta
Un trabajador en la plataforma de un pozo de Vaca Muerta, en la provincia argentina de Neuquén, en enero de 2020.AGUSTIN MARCARIAN (Reuters)

Argentina busca dólares bajo tierra. El Gobierno de Alberto Fernández ha visto una ventana de oportunidad en el sector energético y este martes ha presentado un plan de incentivos que facilita el trabajo de las petroleras. Las empresas piden previsibilidad y, sobre todo, acceso a dólares. El programa, plasmado en un decreto presidencial, premiará a las compañías que aumenten su producción de gas y petróleo con un mayor acceso a las divisas del Banco Central. Ese dinero podrán utilizarlo para cancelar deudas de contratistas en el exterior y para repatriar dividendos.

El acceso a una mayor cantidad de dólares era un viejo reclamo del sector, que denunciaba cuellos de botella en la cadena de pagos y problemas de financiamiento. “El mundo reclama gas, la energía de transición entre la fósil y las energías limpias. Argentina es una fuente de gas enorme, con un potencial de exportación inmenso”, dijo Alberto Fernández durante la presentación del plan de beneficios, en la Casa Rosada. El desafío es enorme: Argentina tiene reservas, pero hoy su producción no alcanza siquiera para satisfacer su demanda interna y debe importar.

El acceso a dólares es hoy un problema para cualquiera que pretenda invertir en Argentina. El Banco Central los entrega a cuentagotas a los importadores de cualquier tipo, limita la repatriación de dividendos a las empresas y mantiene cerrado el grifo de la divisa para los pequeños ahorristas. En la calle se lo llama “cepo cambiario”, una invención del último Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que Mauricio Macri eliminó en diciembre de 2015 y luego restableció en 2018, cuando las reservas del Banco Central se desangraban por la fuga de capitales. El cepo es un lastre a las inversiones intensivas, como las necesarias en el sector energético.

El ojo de los argentinos está puesto en el desarrollo de Vaca Muerta, una cuenca de 30.000 kilómetros cuadrados que tiene la segunda mayor reserva munidal de gas de esquisto y la cuarta de petróleo no convencional. Pero para que ese potencial salga a la superficie, se necesitan mucho dinero. “Dada la necesidad de que Argentina genere más divisas y que para ello haya mayor inversión, vamos a crear un régimen especial de acceso especial de divisas para la producción de hidrocarburos”, anunció el ministro de Economía, Martín Guzmán. Las empresas accederán a dólares extras por hasta el 20% del valor de exportación de la subida de producción de crudo y 30% de gas, siempre con respecto a 2021. Habrá premios para aquellas empresas que además aumenten la cobertura del mercado interno, reactiven pozos cerrado o inactivos e inviertan en sectores marginales.

“Dirán que le estamos dando a los petroleros dólares cuando los dólares hacen falta”, se defendió Fernández, previendo las críticas no de la oposición, sino del kirchnerismo, su socio díscolo en la coalición de Gobierno que lidera. “Eso es verdad”, dijo, “pero antes van a tener que traer dólares para que puedan disponer de un pedacito de esos dólares. Lo que le estamos pidiendo es que inviertan más, que traigan más dólares, y sobre ese incremental dispongan de una parte”.

El incentivo apunta, en una primera etapa, a que la producción de gas cubra la demanda interna. Entre enero y abril, Argentina pagó 825 millones de dólares por nueve barcos con Gas Natural Licuado (NGL), un saldo que se disparó este año por la guerra en Ucrania. “El 30% de incremento de importaciones se debe a las energéticas, pero tenemos la solución en nuestras manos”, dijo el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, sentado junto al presidente.

La primera decisión del Gobierno fue iniciar, tras años de demora, un gasoducto que permita llevar la producción de Vaca Muerta, en la Patagonia, hasta los centros urbanos y los puertos de exportación. La segunda, el régimen cambiario especial anunciado este martes. La aspiración oficial es que en 2026 la producción de petróleo haya subido un 71,2% y la de gas un 30%. La cuenta final dará ingresos extraordinarios por 18.000 millones de dólares en exportaciones y una reducción del 40% en los subsidios que hoy reciben las distribuidoras de gas para no trasladar la subida de los precios internacionales a los hogares.

El punto de partida no es tan malo como podría parecer. El secretario de Energía, Darío Martínez, celebró volúmenes de producción récord. “En abril se batió el número positivo de marzo: 578.000 barriles diarios de producción de crudo y 127.000 millones de metros cúbicos de gas, un 12% más que en el mismo mes del año pasado. Esto indica que este es el camino correcto”, dijo. Durante la segunda semana de mayo, el presidente Fernández guardó estas cifras en una maleta y se ofreció como alternativa al gas ruso durante una gira que realizó por España, Francia y Alemania. “Tenemos todo lo que el mundo reclama hoy en materia energética. Necesito que Argentina advierta la posibilidad que tenemos, es única, y no podemos desaprovecharla”, dijo este martes.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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