La falsa captura del ‘número dos’ de Sendero Luminoso pone en la cuerda floja al ministro del Interior de Perú
El Gobierno anunció la detención de un cabecilla terrorista, pero se descubrió que Iván Quispe Palomino no estaba prófugo y nunca tuvo un alto mando en el Militarizado Partido Comunista
Un hombre de gorra, polera y pantalón de buzo fue detenido este miércoles en una estación del Metro de Lima, en el distrito de San Juan de Lurigancho. Inmediatamente, el ministro del Interior Juan José Santiváñez llamó a Radio Programas del Perú y anunció con bombos y platillos que la Policía Nacional había capturado, durante un operativo, a un alto mando terrorista, al número dos de Sendero Luminoso, con tres requisitorias pendientes desde el 2013, 2015 y 2016. Hace un par de días, Santiváñez había remarcado que la declaratoria de estado de emergencia en catorce distritos de Lima y la provincia constitucional del Callao, a causa de una ola de extorsiones y homicidios, “sí tenía resultados” y que el reciente asesinato de un profesor enfrente de sus alumnos no podía eclipsarlos.
En las redes oficiales del Ministerio del Interior se informó la noticia como si se tratara de la captura del siglo: “¡Cayó Iván Quispe Palomino, uno de los cabecillas de Sendero Luminoso! Durante el operativo Génesis, la Policía detuvo a este mando de la organización terrorista enquistada en el Vraem. El Perú no se detiene”. En un país donde cada día cinco personas pierden la vida por homicidio en este 2024, el suceso parecía ser un alivio para el Ejecutivo y la ciudadanía. Un gran golpe de las fuerzas del orden. Pero la noticia levantó sospechas desde un inicio, y conforme transcurrieron las horas se desinfló.
La prensa confirmó que el sujeto no registraba ninguna requisitoria vigente, no figuraba en el programa de recompensas ni tampoco en el organigrama de la Dirección contra el Terrorismo. Especialistas en narcotráfico, terrorismo y crimen organizado, como Pedro Yaranga y el sociólogo Jaime Antezana Rivera se pronunciaron rápidamente, desbaratando el supuesto operativo. En efecto, Iván Quispe Palomino es uno de los hermanos del clan Quispe Palomino, naturales de la serranía de Ayacucho, quienes tras el derrumbe de Sendero Luminoso —la organización que sembró el terror en Perú en los ochentas y noventas— se asentaron en los Valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) y, tras renunciar a la ideología marxista-leninista-maoísta —implantada por Abimael Guzmán— a medida que perdían hombres, se convirtieron en una facción del narcotráfico.
Pero a diferencia de sus hermanos, él no fue cabecilla del Militarizado Partido Comunista del Perú y si bien pasó una larga temporada tras los barrotes, salió en libertad hace diecinueve años. “De los cuatro hermanos hombres, Iván estuvo preso durante una década, acusado de terrorismo. Desde el 2005 es hombre libre y vive en Lima, donde trabaja eventualmente como albañil”, dice un fragmento de Alias Jorge (Planeta, 2020), libro del periodista Ricardo León. “Si bien es cierto tiene un parentesco de primer nivel, porque es hermano de los Quispe Palomino, ya desde hace años se ha desligado de la organización. Tremendo error que una autoridad del Ministerio del Interior diga que es el número 2 cuando esa persona jamás tuvo ni siquiera un mando directivo”, cuestionó Pedro Yaranga.
Del clan permanece con vida, Víctor Quispe Palomino, alias José, de 64 años, mayor por quince años que el detenido Iván. Pero su poder está diezmado. Según algunos cálculos su grupo armado pasó de tener 450 miembros en sus filas en 1999 a contar con 160 en 2020. La realidad es que su regimiento es todavía más reducido, pues en noviembre del 2023 capturaron a su sucesor, a su hijo José Quispe Zúñiga, alias Josediño, y a otros tres mandos. En 2016 una corte de Estados Unidos ofreció una recompensa de cinco millones de dólares por información valiosa que sea determinante para la captura de Víctor Quispe Palomino. Para dar con el paradero de su hermano Iván no ha sido necesario semejante oferta.
El sociólogo Jaime Antezana ha tildado el falso operativo del “número 2 de Sendero Luminoso” como el “psicosocial más grosero de este Gobierno”, y ha enfilado su puntería contra el ministro del Interior, Juan José Santiváñez. “Lo único que le queda a un ministro que no tiene nada que mostrar es un psicosocial y así buscar distraer la atención. Santivález ha demostrado ser un incompetente y solo tener una agenda para acallar a sus críticos. Este es el psicosocial más grosero de este Gobierno. [...] Es como sacar un conejo falso del sombrero”, recriminó. Por su parte, el periodista Óscar Castilla, del portal de investigación Ojo Público, remarcó que Sendero Luminoso ya no existe y que su remanente en el Vraem es una facción del narcotráfico.
Por la tarde, el Ministerio del Interior emitió un comunicado, donde curiosamente desmintió a su máxima autoridad Juan José Santiváñez al sostener que Iván Quispe Palomino fue coordinador nacional de Sendero Luminoso y ya no el “número 2″. Tampoco se mencionó el famoso operativo Génesis, sino que fue detenido por agentes de la División de Seguridad Ferroviaria. Pero se insistió en que cuenta con tres requisitorias vigentes por terrorismo agravado, aunque las búsquedas digan lo contrario. “Al momento de la intervención, la persona proporcionó un documento de identidad e información que no corresponden con su identificación, por lo que se presumiría el uso de doble identidad”, señala el oficio.
El ministro del Interior, Juan José Santiváñez se comunicó nuevamente con Radio Programas del Perú, pero no aceptó ningún error, mucho menos se disculpó públicamente con Iván Quispe Palomino por lo que configuraría como un delito de abuso de autoridad, y más bien responsabilizó a la Policía Nacional. “Yo me ratifico en la información que he brindado y en la importante captura que ha hecho nuestra Policía. Yo no respondo a las preguntas de los expertos, sino a la información que la Policía Nacional me proporciona. [...] Lo que opine el señor (Pedro) Yaranga a mí me tiene sin cuidado. Nosotros respondemos a los mandatos judiciales vigentes”. Mientras diversos sectores exigen la renuncia de Santiváñez, durante su traslado a la comisaría La Huayrona, Iván Quispe Palomino, el supuesto cabecilla, no dudó de su inocencia y dijo: “mañana (jueves) voy a estar en mi casa”.
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