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Noboa toma su primera medida presidencial en Ecuador: rompe con su vicepresidenta y la envía a Israel

“El presidente me quiere lejos”, responde Verónica Abad, que se había distanciado del presidente desde que su candidatura pasó a la segunda vuelta

La vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad
La vicepresidenta ecuatoriana, Verónica Abad, este martes en Quito.CRISTINA VEGA (REUTERS)

La vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad, ha aceptado a regañadientes el insólito encargo del presidente Daniel Noboa: ir a Israel para ser colaboradora para la paz. Esa fue la primera decisión que tomó Noboa cuando asumió el cargo el pasado 23 de noviembre. Abad entendió rápido el mensaje: “El presidente me quiere lejos”, dijo, reconociendo públicamente un divorcio que ya era evidente desde que el binomio ganó en agosto, por sorpresa, un lugar en la segunda vuelta.

El entonces candidato presidencial recibió los resultados en su casa en la playa, en la comuna Olón, y Abad no estaba ahí. “Me hubiese encantado ser parte de esos eventos, pero no fui invitada”, explicó ella ante los medios locales. Tampoco fue convocada al almuerzo en la casa presidencial el día de la transmisión de mando. Mientras Noboa comía con los invitados en el Palacio de Carondelet, la residencia presidencial, ella fue a comer al mercado Iñaquito, en Quito. Ni siquiera la llamaron para aparecer en la foto oficial.

La poca sintonía entre ambos se vio desde los últimos días de campaña de la primera vuelta, desde entonces, nunca más hicieron apariciones juntos hasta cuando el Consejo Electoral entregó las credenciales para la posesión de los mandatarios. En esa cita, Abad sonreía y aplaudía mientras él, esquivo y sin mirarla, apenas la saludó. En su discurso, Noboa lanzó las primeras esquirlas al referirse a ciertas traiciones: “Muchas veces de gente que uno ni siquiera espera, gente que uno escoge”.

Según Abad, la ruptura se dio por los acuerdos legislativos que la alianza entre PID y Mover, partidos que los auparon al poder, llegó con la Revolución Ciudadana, de Rafael Correa, para elegir autoridades en la Asamblea. “En ningún momento el acuerdo fue sentarnos con partidos adversos”, mencionó la vicepresidenta. Pero los desencuentros habían empezado antes.

Durante la campaña, las declaraciones de Verónica Abad fueron un tropiezo para la candidatura. En muchas ocasiones, ella hablaba más que el propio Noboa. Entre las polémicas expresiones, la vicepresidenta instaba a reducir el Estado, privatizar la salud y la educación y que las mujeres con hijos no ganasen el mismo salario que un hombre con el mismo cargo porque “las madres trabajan menos porque el rol materno les exige más tiempo”. También se refirió a la violencia de género en Ecuador, un país donde han asesinado a 513 mujeres el 2023, como un mito.

Con resignación y “para garantizar la estabilidad constitucionalidad”, Abad aceptó ir a Israel a mediar la paz con Palestina. Según la Constitución ecuatoriana, la vicepresidenta tiene dos funciones, quedarse a cargo cuando el presidente sale del país y cumplir las asignaciones que el presidente le otorgue. “En caso de no cumplirlas puede considerarse como un abandono al cargo y el mandatario tendría que enviar una terna a la Asamblea para designar a una nueva”, explica Andre Benavides, abogado constitucionalista.

Es la primera vez desde el retorno a la democracia en Ecuador que se le otorgan funciones diplomáticas a un segundo mandatario, aunque sí ha sucedido que se las han quitado, como sucedió con Jorge Glas en 2017. Solo tres meses después de asumir el poder, Lenin Moreno le retiró las obligaciones encargadas a Glas y fue la firma con la que el partido correísta se fragmentó por completo.

Noboa no solo ha mandado a Abad a estar físicamente en Tel Aviv, también dispuso reestructurar la oficina de la Vicepresidencia y reducirla a la mínima expresión. “No los voy a dejar, no abandono el barco, quizás me envían lejos, pero las buenas personas sabemos cómo darle la vuelta de los peores momentos”, dijo este martes Abad, donde solicitó una reunión con Noboa. La secretaría de Comunicación de la Presidencia, una vez que terminó la rueda de prensa de Abad, dispuso que sea la canciller quien se reúna con la segunda mandataria para coordinar “las acciones necesarias para el cumplimiento de tan alta misión”, que tuvo la respuesta positiva de las Embajadas de Estados Unidos, Israel y Rusia, según el comunicado.

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