Silvia Restrepo Restrepo: autoridad mundial en fitopatología

Esta científica bogotana es la primera mujer y la única persona extranjera que dirige, en sus casi 100 años de existencia, el Instituto Boyce Thompson, referente planetario en ciencias biológicas

Silvia Restrepo Restrepo, científica bogotana.
Silvia Restrepo Restrepo, científica bogotana.Archivo particular

Hace apenas tres semanas, Silvia Restrepo Restrepo (Bogotá, 53 años) desembarcó en el Instituto Boyce Thompson, ubicado en el campus de la Universidad de Cornell, en la ciudad de Ithaca, en el estado de Nueva York. Los 16 científicos principales –11 hombres y 5 mujeres– que trabajan en esta organización privada y sin ánimo de lucro, que es referente en ciencias biológicas en el planeta, son líderes de talla mundial en desarrollo vegetal, ecología química, microbiología y patología vegetal. Su trabajo consiste en llevar a cabo investigaciones para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad en la agricultura, así como descubrimientos que mejoren la salud humana. La cabeza de ese equipo, ahora, es la doctora Restrepo.

Bióloga de la Universidad de los Andes, doctora en fitopatología (el estudio de las enfermedades de las plantas) de la Universidad Pierre y Marie Curie, en París, y maestra en biología molecular y celular de la misma institución, Restrepo será la novena persona que ocupe la presidencia del Instituto. Y será la primera mujer en casi 100 años (que se cumplen en 2024) de existencia. Antes que ella, todos fueron hombres, blancos y estadounidenses. En la lista de candidatos no solo era la única mujer, sino la única persona extranjera. Sus méritos no debían inscribirse exclusivamente en lo administrativo, sino que debía ser una eminencia científica para que la consideraran una par. Y vaya si lo es.

En su larga lista de reconocimientos hay dos que la llenan de orgullo y resumen muy bien el calado de su trayectoria: la Orden Nacional del Mérito que le concedió el gobierno francés en 2018 (“trabajé unos años allí, me gusta ese país, fui criada en esa cultura; mi relación con Francia siempre ha sido de amor”) y el premio Jakob Eriksson de Fitopatología, el galardón internacional más importante en este campo y que le fue entregado el pasado agosto en el Congreso Internacional de Fitopatología en Lyon, Francia.

Restrepo investiga el mundo de los patógenos. Su misión es entender cómo y por qué un hongo, una bacteria o un virus atacan a una planta. Los resultados de sus investigaciones son la guía con la que otros especialistas, los llamados ‘mejoradores’, cruzan las especies para crear otras más resistentes a las enfermedades. En la agricultura, por ejemplo, la fitopatología y el mejoramiento ayudan a los campesinos que cultivan yuca, papa o tomate de árbol, entre otros, a evitar el uso exagerado –además de costoso y dañino– de pesticidas.

Como acaba de llegar, la doctora Restrepo está aún definiendo la ruta que tomará su presidencia en el Boyce Thompson, un cargo de cinco años que pueden ser renovables. Hay dos asuntos que le interesan especialmente: uno es el uso de la Inteligencia Artificial (IA) para acelerar los descubrimientos que se hacen en el instituto y el otro es abordar investigaciones que involucren y se puedan aplicar en Colombia.

Algo que la obsesiona –y le duele– es el poco aprovechamiento de la biodiversidad del país, que serviría para ampliar la base de nutrición actual. “Un ejemplo es la yuca. Nos comemos solo la raíz, pero en África se comen también las hojas, que son muy buenas. Nosotros no lo hacemos. También ocurre con los hongos. Los que crecen en nuestros bosques se echan a perder por falta de educación ambiental. ¡Y tienen mucha proteína!”, dice.

Hija de un cardiólogo –uno de los primeros médicos de la Fundación Santa Fe de Bogotá– y de una ama de casa, Restrepo cuenta que desde niña amó la naturaleza. “El primer día de las vacaciones nos mandaban a una finca en Tuluá y éramos medio salvajes allá. Yo tenía varios perros y andábamos por el monte o nos bañábamos en el río. Llegaba a la casa hecha una nada y llena de garrapatas”.

Al principio quiso estudiar veterinaria, pero pronto entendió que la biología le ofrecía más posibilidades de investigación. Después de graduarse de la Universidad de los Andes –donde ha sido docente, ha ocupado varios cargos y sigue como profesora adjunta– se fue a París con la intención de hacer un doctorado en genética humana, pero una maestra que irrumpió en su vida cambió sus planes para siempre.

“Un profesor puede hacer que uno odie o ame cosas. Esta profesora me enseñó biología de las plantas y me convenció de irme por ese lado. Me fascinó”, relata Restrepo. Hoy, convertida en una científica reconocida y respetada en el mundo, confiesa que esta nueva etapa de su carrera supone una carga grande. Ser la primera mujer en algo hace que te miren más y que te midan con una vara diferente. “A mí me dicen: ‘tú eres un modelo a seguir’ y eso es una gran responsabilidad, pero también te ayuda a desarrollar un código de comportamiento porque sabes que en todas partes de Colombia muchas jovencitas están mirándote con esperanza, viendo lo que has logrado y cómo lo has logrado. Por eso siempre estoy dispuesta para el que me quiera contactar y quiera mis consejos. Eso me hace feliz”.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.

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