Luis Díaz, el ‘crack’

La historia, o la leyenda, depende de cómo cada quien la quiere ver o contar, dirá que Luis Díaz en escasos minutos cambió el destino de un juego, no de uno cualquiera: el primero que la Selección Colombia le ganó a Brasil por eliminatorias a un Mundial de Fútbol.

Y como en todo buen relato (el suspenso es inherente al fútbol), la adversidad surgió en los primeros momentos. Apenas a los cuatro minutos, Brasil ya ganaba 1-0 en Barranquilla. Parecía el avance de una segura derrota, hubo zozobra, casi otros goles del equipo de Vini, Martinelli y Rodrygo. El empate se veía lejano.

Pero a los 75 minutos de juego, un centro desde la izquierda y Díaz, en medio de tres rivales, metió un franco testarazo para mandar la pelota a la red rival. Cuatro minutos después, la pelota vino desde la derecha y el delantero colombiano brincó como un resorte para clavar un cabezazo que derrotó de nuevo la oposición del portero Alisson. Al final, 2-1. El 16 de noviembre de 2023 quedará en el registro como el día de la gran victoria.

Para Luis Díaz, además de la gloria deportiva, era su segundo final feliz en escaso margen de tiempo. Dos semanas antes, el 28 de octubre, su papá, Luis Manuel Díaz, y su mamá, Cilenis Marulanda, fueron secuestrados por el ELN en Barrancas (La Guajira). Si bien ella fue rescatada ese mismo día, él estuvo 13 días en cautiverio.

Abatimiento en el país y en el mundo del fútbol. Reproche y repudio contra los perpetradores; solidaridad y fuerza para Díaz y su familia. De hecho, la conmoción subió de nivel cuando el jugador hizo un gol con Liverpool, club para el que juega, y alzó su camiseta para dejar ver un mensaje escrito sobre una franela: “Libertad para papá”.

El 9 de noviembre fue liberado Mane, como le dicen. Y el 16 fue el que más celebró en el Metropolitano de Barranquilla, casi de infarto, los dos goles de su hijo desde la tribuna.

Un hijo, nacido en Barrancas el 13 de enero de 1997, que apareció súbitamente en el fútbol colombiano. Apenas se supo de él cuando hizo parte de la selección indígena (tiene afinidad con la cultura wayuu) y participó, en 2015, de la Copa Americana de Pueblos Indígenas. Después llegó al Junior por recomendación de El Pibe Valderrama. Desde ese momento, deslumbró a todos con su velocidad y gambeta. Y era evidente que ocurrirían muy pronto dos cosas: sería vendido a un equipo europeo y, además, convocado a la Selección Colombia.

En 2018 fue llamado por primera vez al equipo nacional, y en 2019 despuntó con la camiseta tricolor en la Copa América de Brasil. Dos años después, en el mismo torneo, en el mismo país y contra el anfitrión, anotó un golazo de chilena, nominado al premio Puskas como el mejor gol del año. El guajiro, a estas alturas, ya jugaba en el Porto, de Portugal, donde descolló muy rápido.

Y fue tan rápida y exitosa su irrupción, que el Liverpool, uno de los equipos más poderosos del mundo, pagó 45 millones de euros, en 2022, para tenerlo en su nómina. Hubo muchas reacciones en Inglaterra con su llegada, entre ellas la del legendario jugador francés Robert Pirès: “Un día, Luis Díaz será el número 1 del mundo”.

Por ahora, sin discusión, es el mejor jugador colombiano. Toma la posta que están dejando Falcao García y el mismo James Rodríguez, quien tras el partido contra Brasil expresó su admiración por Díaz con un mensaje simple pero significativo: “Lo mereces”, acompañado de una foto de ambos abrazándose. En pocas semanas, Luis Díaz enfrentó quizá los momentos de mayor presión y difíciles de su existencia. Y tras finalizar el partido, no lo ocultó: “Pasé por momentos duros, pero la vida me hizo más fuerte”.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.