Dumek Turbay encomienda a ‘Teo’ Gutiérrez el regreso del Real Cartagena a la primera división
El alcalde de la ciudad amurallada arranca con ímpetu una gestión que se mira en el espejo de Alex Char y el Junior de Barranquilla
Es tarde de fútbol en el estadio Jaime Morón. El sol caribeño baña a las 17.000 almas congregadas este domingo en las tribunas para darle la bienvenida a Teófilo Gutiérrez al Real Cartagena. Los altavoces anuncian que el delantero de 38 años, que en su día fue reconocido como el mejor de América, será titular con el número 29 en su espalda. Es el momento que todos estaban esperando. Con pasado en el Cruz Azul mexicano, el River Plate argentino y el Junior de Barranquilla, además de la selección, se trata de un fichaje de inusual renombre para la Primera B, como se conoce la segunda división, todo un golpe de efecto para buscar el anhelado ascenso y regresar muchos años después a la máxima categoría del fútbol colombiano.
Algo pesado, y a la espera de ponerse a punto, Teo, como todos lo conocen, se las arregla para dejar destellos de su reconocida calidad contra el Boca Juniors de Cali, el rival de turno. Camina la cancha, distribuye el juego y filtra pases. Baja al medio campo para hacer lanzamientos al estilo de un mariscal de campo. Así llega el primer gol, una asistencia bombeada de Teo que define Miguel Ángel Murillo antes del descanso. El esperado debut se salda con una victoria tranquila (2-0) en el último partido antes de que el Real visite este lunes al Unión Magdalena en Santa Marta, un clásico regional. Para entonces podría debutar Luis ‘El Chino’ Sandoval, el otro refuerzo estelar para sumarse al cartagenero Christian Marrugo, todos con amplio recorrido en la Primera A. En la carrera por acuñar una sigla o un acrónimo que reúna a los tres, comienza a despuntar la fórmula de encomendarse a San MaTeo.
Con más de una década a cuestas en la Primera B, la afición acudió al llamado como no lo hacía desde hace 19 años, cuando el equipo de la ciudad amurallada, patrimonio histórico de la humanidad, perdió con el Deportivo Cali la única final que ha disputado en la primera división. No es uno de los grandes del fútbol colombiano, pero la euforia está de regreso y la ilusión cotiza al alza. El anuncio de cada flamante fichaje corre por cuenta del alcalde Dumek Turbay, convertido en una suerte de portavoz del club. Esa práctica recuerda la costumbre que implantó Alex Char con el Junior de Barranquilla, el gran equipo del Caribe y el espejo en el que se mira el Real Cartagena. La familia Char, dueña del Junior, domina la política barranquillera desde hace más de 15 años, y la naciente administración de Cartagena tiene ecos de ese modelo. Tanto la Alcaldía como la Gobernación de Bolívar patrocinan al equipo y ayudan a armar la plantilla, aunque no son sus propietarios –tienen un porcentaje mínimo de acciones–.
Tan pronto termina el juego, el alcalde habla con la prensa en las propias tribunas, ataviado con la camiseta y la cachucha (gorra) amarillas del Real Cartagena. Pondera la actuación de Teo, lamenta la ausencia de Marrugo –lesionado por varias semanas– y promete la titularidad del Chino Sandoval. El equipo marcha cuarto en la tabla de posiciones, pero la promoción solo se define a final de año. Turbay no esconde sus ambiciones. “Queremos título, queremos ascenso, queremos clasificación a copa internacional y queremos una copa internacional. Esta ciudad es internacional, no puede estar condenada a la B. Ya no más, vamos a recuperar la grandeza de Cartagena”, se propone embriagado de optimismo.
Miembro de una tradicional familia liberal, Dumek Turbay ya fue gobernador de Bolívar, del 2016 al 2019. El arranque de su Alcaldía ha sido impetuoso, y así lo reconoce la opinión pública. En la medición de la encuestadora Guarumo, más del 72% de los consultados califica su desempeño como bueno o excelente, mientras menos del 10% lo considera malo o pésimo. Desde el primer día ha dedicado esfuerzos a atender la inseguridad, la trata de personas –vinculada a la prostitución–, la venta de drogas y la pérdida de autoridad y gobierno en el centro histórico, explica en diálogo con EL PAÍS. Después de otros temas como movilidad e inversión social, viene “la felicidad”, apunta. “Y la felicidad en esta ciudad caribe está a través de la música, el arte y el deporte”, afirma. Se propone fortalecer los símbolos y los colores de Cartagena, recuperar su grandeza también con el fútbol, que genera derrama económica. “Lo que nos interesa es la pasión y el sentimiento cartagenero, y está depositado en esta camiseta”, señala.
La ciudad más turística de Colombia intenta recuperarse después de un largo tiempo a la deriva, con una política tan inestable que entre 2012 y 2018 llegó a tener más de un alcalde anual en promedio. “Dumek quiere que Cartagena recupere su esplendor”, observa Gabriel García, editor web de El Universal, el periódico local, quien ha seguido de cerca al equipo de fútbol. “Real Cartagena representa la dinámica social que ha vivido la ciudad. Estamos hablando de 12 años en la B, y es el mismo tiempo de limbo político”, señala. Después de un largo divorcio con la afición, en el que la gente ya no creía que el equipo tuviera el ascenso como objetivo, este año vuelve a plantearse ese propósito.
“Estamos en un periodo muy claro de luna de miel entre el gobernante y la ciudadanía, pero apenas vamos en el tercer mes del cuatrienio, y en ese sentido la gobernabilidad no se ha puesto a prueba”, dice Orlando Higuera, director del programa de ciencia política de la Universidad Tecnológica de Bolívar –que se declara hincha del Real Cartagena, “desafortunadamente”–. El alcalde ha generado acciones de alto impacto desde el punto de vista comunicativo y simbólico que explican ese arranque con buen pie. “Me parece que el interés de invertir tanto en el Real Cartagena y de mostrarse tan presente es prácticamente implantar el modelo Char en la ciudad”, con cierta opacidad de por medio, advierte.
Dumek Turbay no reniega de su amistad con Alex Char, que cumplía el segundo de sus tres periodos como alcalde de Barranquilla cuando él era gobernador. “La gente, no con envidia sino con ilusión, aspira a que esas buenas cosas de Barranquilla pasen también en Cartagena”, dice a este periódico. Esa cercanía, sin embargo, despierta suspicacias en más de un observador.
Desde la propia campaña hubo expresiones públicas de admiración, y tanto Turbay como el gobernador de Bolívar, Yamil Arana, han nombrado funcionarios que llegan de trabajar para el charismo, recuerda la periodista cartagenera Laura Ardila, autora de La Costa Nostra, la historia no autorizada de los Char. “No deja de sorprender que el charismo, que es un proyecto político que a nivel nacional se ha dejado ver tanto las costuras a partir del escándalo de Aida Merlano, sigue siendo admirado y emulado por los grupos políticos tradicionales”, dice en referencia a la excongresista condenada por compra de votos. Buena parte de su éxito en Barranquilla “tiene que ver con que han logrado generarle un sentido de pertenencia a la gente por la ciudad, y Dumek lo está haciendo”, concede la también columnista sobre un modelo que tiene un teflón comprobado, a pesar de sus sombras. Por lo pronto, Cartagena se ilusiona con que 2024 sea el año del ascenso de la mano de San MaTeo.
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