Muere el periodista y excanciller Rodrigo Pardo García-Peña

Rodrigo Pardo García-Peña, el canciller y embajador que dejó su carrera diplomática para convertirse en uno de los periodistas más respetados de Colombia, ha fallecido este lunes a los 65 años. Brillante analista, dirigió varios de los medios más prestigiosos del país y también dejó huella en la academia con estudios pioneros en el campo de las relaciones exteriores. Políticos de distintas orillas, funcionarios, todo tipo de organizaciones periodísticas y un sinnúmero de figuras públicas han lamentado su muerte.

Sensato, sereno y optimista, aún en los tiempos en que más arreció la polarización, siempre fue muy apreciado en todas las redacciones por las que pasó. Nadie recuerda haberlo visto alzar la voz. “Se lleva la admiración de una generación entera de periodistas, se lleva el respeto de quienes lo vimos analizar el país, aconsejarlo, escribirlo y respirarlo a bocanadas en maratones por sus calles. Un adiós y todas las gracias al inolvidable Rodrigo Pardo”, reaccionó Andrés Mompotes, el director de El Tiempo, en el que Pardo se desempeñó como editor general y subdirector. Fidel Cano, el director de El Espectador, el otro gran periódico nacional, que Pardo también dirigió en su día y en el que todavía publicaba, lamentó esa “gran pérdida” para el periodismo colombiano, que ya no podrá contar “con su voz reposada, analítica y responsable”. También fue director de la revista Cambio, de Noticias RCN y director editorial de la revista Semana.

Economista de la Universidad de Los Andes con una maestría en estudios internacionales de la Universidad Johns Hopkins, trabajó con el presidente Virgilio Barco (1986-1990) como asesor en temas internacionales, y en la década de los 90 ocupó distintas posiciones diplomáticas hasta encabezar la cartera de Exteriores en el Gobierno de Ernesto Samper (1994-1998). “El excanciller Pardo García-Peña realizó valiosos aportes a la política exterior colombiana. Su carrera profesional estuvo ligada al quehacer de este ministerio, donde se desempeñó como canciller, viceministro de Relaciones Exteriores, embajador de Colombia en la República Bolivariana de Venezuela y en la República Francesa. Desde la academia fue uno de los pioneros en el estudio de las relaciones internacionales”, recordó la Cancillería al expresar sus condolencias. La vicepresidente Francia Márquez lo recordó como “un diplomático distinguido que transcendió las ideologías políticas, un periodista destacado que defendía la libertad de expresión y un académico con pasión por el conocimiento”.

En 1998 asumió la dirección de El Espectador para ya no abandonar nunca más el periodismo, y en 2020 renunció como director editorial de Semana en medio de la sacudida empresarial que desdibujó el carácter tradicional de la publicación. “Primero que todo, un periodista y analista descomunal, no solo por sus conocimientos sino por su seriedad y aplomo. Un modelo de informador veraz y responsable. Qué falta nos hará”, lo exaltó el senador y exnegociador de paz Humberto de la Calle. “Como Canciller, enalteció el nombre y el papel de Colombia, por cierto en circunstancias muy difíciles”, añadió De la Calle, quien renunció como vicepresidente de Samper en medio de las turbulencias provocadas por la entrada de dinero del narcotráfico a esa campaña presidencial, el llamado proceso 8.000. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, también despidió a Pardo como “un extraordinario ser humano y un gran periodista: serio, responsable y ecuánime”.

Corredor consumado que completó 14 maratones, un cáncer afectó su salud en los últimos años, en los que sin embargo siguió publicando análisis políticos en El Espectador. “Afortunadamente se me olvida que el tumor me acompaña a todas partes. Tengo una vida normal y es muy poco lo que me queda de secuelas de los tratamientos. Ni siquiera dificultades para caminar, apenas unas molestias en el equilibrio”, dijo en una entrevista publicada por la revista Bocas en 2022, en la que concedía que extrañaba no poder correr. “Definitivamente no estamos preparados para lo único que tenemos por inevitable. No sabemos cómo morir”, apuntaba en esa conversación.

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