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Filosofía
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El arte cotidiano de filosofar

¿Cómo explicarle a los y las jóvenes qué es la filosofía y cuál es su importancia? ¿Cómo decirles que filosofar es un acto cotidiano? Propongo estas dos preguntas para esta meditación

Un niño camina en un centro comercial en Cúcuta (Colombia), en 2022.
Un niño camina en un centro comercial en Cúcuta (Colombia), en 2022.Matias Delacroix (AP)

La filosofía es y seguirá siendo necesaria mientras las personas tengamos la capacidad de hacernos preguntas sobre el mundo, sintamos curiosidad y tratemos de explicar algo o simplemente comprendernos a nosotros mismos. Filosofar es un acto puramente humano, aunque con frecuencia lo despreciemos por sentirlo ajeno a la cotidianidad y otorgarle una condición intelectual, lejana e inútil.

No hay que olvidar que el buen vivir es una acción filosófica, que la filosofía es puramente mundana, como dice el filósofo español Javier Gomá. Es gracias a la filosofía que hemos creado ciencia porque nos hemos preguntado por los fenómenos; hemos construido política porque nos hemos preguntado por la organización social; y también hemos podido contemplar lo humano y lo metafísico al preguntarnos por el más acá y el más allá.

En tiempos en los que la inteligencia ya es artificial, es decir, que puede crearse un acervo de conocimiento colectivo que simula, itera y se recrea a sí mismo afinando la información y la analítica; y en que el algoritmo es el paradigma, el gran diferencial será saber preguntar, saber reflexionar y saber discernir. Y la filosofía, esa a la que no le encontramos utilidad, es la que nos permitirá devolvernos a lo esencial, a preguntarnos sobre quiénes somos y hacia dónde vamos, la que nos acercará de nuevo a los fenómenos, la que humanizará la tecnología.

La filosofía es un acto cotidiano, lo practicamos desde niños, cuando con curiosidad nos aproximamos al mundo con un por qué y un cómo para entender el funcionamiento de las cosas. Recordemos esas preguntas filosóficas que alimentaron nuestra infancia cuando descubrimos que la Luna nos perseguía o cuando aprendimos sobre la dualidad, los sí y los no, los conceptos, o sobre cómo construir una pregunta. Filosofar es la base natural del aprendizaje, es el acto mediante el cual nos preguntamos sobre lo ordinario y nos imaginamos lo extraordinario.

Nuestra vida está llena de actos filosóficos, de interrogantes de fondo y de conceptos que pasan de la mente al corazón con una gracia memorable como el amor, la vocación y el trabajo, la juventud y la vejez. Estamos llenos de frases que inspiran nuestro día a día y que son los “aforismos” de nuestra existencia. Expresiones que no vienen solo de los filósofos griegos o de los modernos, vienen de aquellos que reflexionan sobre el existir y usan su voz para expresarse. Pienso, por ejemplo, en personajes como Karol G, que con su “amiga, marica ya” en una frase representa la intensidad del que no quiere entender lo que ya es definitivo; o que con un concepto como el de “bichota” expone la idea de una mujer empoderada, sin necesidad de mayor explicación. Ante la pregunta por la filosofía como fondo, la invitación es a encontrarnos en la filosofía como cotidianidad.

Nos vendría muy bien ser conscientes de que vivir es filosofar, preguntarnos por las elecciones que hacemos. Por ello propongo que meditemos sobre la filosofía como vida. En mi caso, cuando me preguntan para qué me ha servido estudiar Filosofía y qué relación tiene esta con la gerencia, yo simplemente contesto que ambas quieren resolver problemas, pero es la filosofía la que me ha enseñado a hacer las preguntas correctas.

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Propongo, entonces, que celebremos el Día Internacional de la Filosofía, al que nos invita la UNESCO el 16 de noviembre, con tres ejercicios de filosofía cotidiana: preguntémonos por el mundo, conservando un estado de curiosidad infantil; apreciemos con sencillez y apertura las ideas que circulan a nuestro alrededor, entendiendo que la filosofía está en todas partes; y, finalmente, conversemos, pues es allí, desde el lenguaje que nos constituye como seres humanos y desde la conexión con otros, como podemos crear juntos conceptos e imaginar nuevos mundos.

Vivir en plenitud solo se logra cuando se recorre el camino filosofando. Ahora, cuando los y las jóvenes nos pregunten qué es filosofar y para qué sirve, les podremos decir que es esa capacidad que nos permite hacer preguntas, descubrir el mundo y tratar de interpretarlo para poder transformarlo.

@eskole

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