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Juan Carlos Upegui: “La Alcaldía de Medellín no puede ser un satélite de ninguna gran empresa”

Pese a que las encuestas muestran a Federico Gutiérrez como virtual ganador, Upegui es optimista. En conversación con EL PAÍS se refirió a sus planes para la ciudad, su relación con Daniel Quintero y su rivalidad con el GEA y Sergio Fajardo

Juan Pablo Vásquez
Juan Carlos Upegui en el lanzamiento de su campaña, el 5 de julio de 2023.
Juan Carlos Upegui en el lanzamiento de su campaña, el 5 de julio de 2023.TWITTER JUAN CARLOS UPEGUI

La aprobación del 36% que tiene el alcalde Daniel Quintero es la más baja de los últimos 30 años, si se le compara con sus antecesores. Su panorama no es alentador porque uno de sus principales opositores, Federico Gutiérrez, lidera la intención de voto para reemplazarlo en la Alcaldía de Medellín. La última encuesta de la firma Invamer reveló que el 60,9% de los ciudadanos planea apoyar la candidatura de Gutiérrez, quien gobernó la ciudad entre 2016 y 2019. Relegado en segundo lugar y con 11% está el ungido de Quintero, su exsecretario Juan Carlos Upegui, un fiel escudero que lo ha acompañado desde sus inicios políticos hace más de una década y que, además, es primo hermano de su esposa Diana. Sus números pueden ser el reflejo del descontento popular o, como él dice, una equivocación como la de hace cuatro años.

Pregunta. Independientes, el movimiento por el que fue elegido el alcalde Quintero, confirmó que usted sería su candidato desde marzo. ¿Cambia su campaña en algo ahora que sabe que deberá medirse contra Fico Gutiérrez?

Respuesta. El lanzamiento de Federico decanta la elección y profundiza el significado de nuestra candidatura independiente. Partidos políticos como el Centro Democrático y Cambio Radical, que son de los más traicioneros, van a estar apoyándolo. Nuestro proyecto va a defender unas causas y no a una administración porque tenemos claro que la agenda de cambio no le pertenece a ningún gobierno, sino que es una agenda generacional y de transformación cultural. Vamos a promover posiciones que han sido difíciles de asumir, como el acompañamiento a procesos de paz, la matrícula cero, la educación superior y la defensa de libertades individuales, sociales y colectivas.

Se han configurado proyectos de corte más conservador, como el de Federico, que quiere que las agendas no avancen y se concentren en el pasado, que se construya alrededor del autoritarismo y de una visión errada de la seguridad. El nuestro, más humanista y moderno, se construirá con la gente, con las bases comunitarias, con los líderes en los territorios y por eso nuestro programa de gobierno se elaboró con el apoyo de todos ellos.

P. Las encuestas muestran a Quintero como el alcalde más impopular de las últimas tres décadas. Usted fue secretario de su administración y es primo de Diana Osorio, su esposa. ¿Disminuye eso sus posibilidades?

R. Hay que hacer un análisis histórico de la ciudad. Medellín ha tenido en su historia momentos difíciles hace 30 años, fue la ciudad más violenta del mundo y ahora vive un proceso de cambio, un proceso de transformación que está muy jalonado por los jóvenes. Cuando uno ve quiénes han promovido las transformaciones, tanto en Colombia como en Medellín, han sido los jóvenes. Nosotros, coherentes a esas agendas que quieren que haya transformaciones en nuestro país, representamos una esperanza de cambio y por eso estamos construyendo una candidatura con enfoque participativo. La administración actual está terminando y probablemente Independientes, nuestro movimiento, será una plataforma interesante de cara a las próximas elecciones nacionales. Ya veremos cuál es el papel que juega Daniel en ese contexto y si se convierte en candidato presidencial de acuerdo a la coyuntura que se vaya creando para 2026. Pero quiero dejarle claro que nosotros no estamos enfocados en el pasado. Estamos enfocados en construir una agenda de futuro.

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P. Federico Gutiérrez puntea en los sondeos. ¿Su cercanía con Quintero puede jugarle en contra?

R. El pasado nos dice que Medellín no vota por exalcaldes. Cuando un exalcalde lo intentó, o cuando varios exalcaldes lo intentaron, Medellín les dijo que no. ¿Cuál fue la razón? Nos gusta avanzar. Por eso estamos hablando de construir grandes proyectos de ciudad, como el Metro de la 80 y que las personas nos vean como un lugar indicado para desarrollar sus proyectos en ciencia, tecnología e innovación. Vamos a buscar atraer inversión extranjera, potenciar el turismo comunitario y que llegue la economía a los territorios que más lo necesitan en este momento.

Las encuestas hace cuatro años nos decían que ya había ganado Alfredo Ramos, quien finalmente quedó de segundo, y mucha gente concluía apresuradamente que esta ciudad no estaba lista para dar grandes pasos hacia la transformación. Las encuestas resultaron equivocadas. También vamos a ver cómo en esta campaña, más que en ninguna otra ciudad, van a manipular la opinión pública con las encuestas. Pero la gente ya no se deja engañar. Hay un efecto, coincidencia que se está creando en los territorios, y cuando salgo a visitar barrios la gente me dice que no vamos a retroceder. Nosotros estamos aquí para defender un proyecto que ha sido construido para llevar oportunidades. Vamos a tener una elección difícil, sí, pero la ciudad sabrá escoger entre volver al pasado o seguir avanzando.

P. ¿Cómo es su relación con el alcalde?

R. Somos amigos de luchas, de causas. Con él creamos el Partido del Tomate hace 10 años y fue una experiencia muy bonita que nos permitió recorrer al país trazando sus sueños de transformación. Siempre hemos estado muy conectados a través de las agendas y por eso mi deseos para él siempre serán positivos para que termine de cerrar su periodo y pueda sacar adelante Hidroituango. Él y yo hemos construido grandes sueños para Medellín. Sin embargo, hay una diferencia que es importante: él es un ingeniero, cuyo principal propósito era sacar adelante Hidroituango, y yo un filósofo, que tiene como meta construir un proyecto que ponga a la vida en el centro y permita crear una transformación cultural en la ciudad. No queremos, nunca más, que la institucionalidad justifique homicidios de jóvenes en los barrios con frases como “por algo lo mataron” o “seguro estaba metido en algo raro”. Entonces, mi propósito principal es trabajar por grandes proyectos para la ciudad en diferentes ámbitos: infraestructura, violencia, tecnología, derechos de las mujeres, entre otros.

P. ¿Qué resaltaría de la administración actual? ¿Qué cambiaría?

R. Destacaría la innovación y tecnología como vocación económica. También destacaría la apuesta por los temas de software y toda la estrategia de entregar portátiles y computadores a los estudiantes de colegios públicos, para que estudien en las mismas condiciones de jóvenes de su edad en los grandes países en el mundo. Esas políticas están influyendo de forma positiva en el resto del país y creo que es muy importante ponerle mayor énfasis.

Algo que mejoraría es la lucha contra el cambio climático. La ciudad, en los últimos años, vivió un fenómeno de la Niña muy intenso, con lluvias que generaron afectaciones en muchos territorios de la ciudad y los recursos para la mitigación y adaptación al cambio climático no fueron suficientes. Hay que hacer estrategia que nos permita recuperar la red hídrica de la ciudad y estar protegidos contra cada una de esas consecuencias que sabemos que se van a generar en el futuro. La crisis climática se está viviendo el mundo en general, pero puede afectar muy fuertemente a Medellín. Hay que ponerle mayor atención, tanto en recursos como en la gestión.

P. El alcalde ha confrontado a la prensa y en más de una ocasión la ha tildado de mentirosa.

R. Tener un alcalde independiente ayuda a que se generen conversaciones necesarias. Como ciudad debemos discutir sobre la influencia del poder corporativo en las decisiones públicas. Esta es una discusión también alrededor del modelo neoliberal. Algunos medios, a medida que surgen estos cuestionamientos, han publicado mentiras y han tenido que retractarse. El diálogo y la diferencia no son los problemas, el problema es cuando se acude a las mentiras, cuando se persigue, cuando buscan desprestigiar la vida de las personas, amigos y del núcleo familiar. La Constitución señala que todos los medios deben comunicar con veracidad porque la gente tiene derecho a saber qué está ocurriendo y bajo cuáles circunstancias. Lo importante es que estas discusiones están teniendo lugar y la gente se está involucrando.

P. El alcalde responsabiliza al Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) de distintos problemas de la ciudad. ¿Con usted frenaría esa disputa?

R. Proteger los recursos públicos, como lo ha hecho esta administración, no es enfrentarse con una empresa. Proteger el dinero de los ciudadanos es un deber constitucional y yo seguiré velando por los intereses colectivos. Mantendré las garantías jurídicas para todas las personas que contribuyen a nuestra economía y reconoceré su importancia. Eso sí, sin beneficios para algunos, las garantías serán para todos.

P. No solo con el GEA, Quintero también hace alusiones públicas constantemente contra el uribismo y Sergio Fajardo. Esa estrategia de tener siempre un adversario le ha funcionado para adquirir notoriedad.

R. A esta administración le tocó tomar la decisión de demandar a los contratistas de Hidroituango para que respondieran por los sobrecostos que se generaron en el proyecto. Se llegó a esa situación por la cercanía que tenían las administraciones previas con esos contratistas y por culpa de los gobernantes que habían tomado decisiones que terminaron generando el siniestro. Entre ellos Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez ya que en sus gobiernos cambiaron los diseños y se ocultó información sobre el proyecto. Será la justicia la llamada a resolver y definir las demandas que se han presentado.

Mi objetivo es construir una visión de ciudad que nos permita crecer a todos. Lo que sí me parece importante resaltar, y es algo fundamental para la historia política de Medellín y de Colombia, es que se necesitan administraciones públicas que sean independientes de los grandes poderes corporativos. La Alcaldía de Medellín no puede ser una sede satélite de ninguna gran empresa. Tiene que trabajar articulado, sí, pero a América Latina le ha hecho mucho daño esa visión de que los intereses de una administración municipal están sometidos a grandes banqueros y corporaciones. Esa dinámica dinamita la democracia.

P. ¿Por qué lo dice?

R. Los intereses que se mueven alrededor de esas grandes corporaciones no están sometidos a la agenda pública, no tienen una agenda social por la cual responder. El resultado final de su intromisión en la agenda pública ha sido el aumento en la inequidad, el aumento de la desigualdad, la destrucción de valor en los territorios más vulnerables de la ciudad y la pérdida de derechos fundamentales como la educación, la vivienda y la salud. Y todo porque los gobiernos de turno no tienen la capacidad de generar las distancias suficientes con esas agendas corporativas. Entonces, en el mundo, en Medellín y en Colombia, para mí es fundamental que se construyan proyectos políticos que sepan tomar la distancia necesaria del mercado y que a través de unas garantías, como lo decía antes, se construya una mejor ciudad.

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Sobre la firma

Juan Pablo Vásquez
Es periodista de la edición colombiana de EL PAÍS. Nació en Bucaramanga, Santander. Anteriormente se desempeñó como periodista judicial en 'Revista Semana' y de investigación en Caracol Radio y 'Cambio'.

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