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Cali, el corazón de las protestas que auparon a Petro al poder, no encuentra candidato de izquierdas

El movimiento del presidente en la capital del Pacífico se desangra en peleas internas, mientras los aspirantes de centro y de derecha lideran las encuestas

Un manifestante sostiene la bandera de Colombia durante una protesta contra el gobierno de Iván Duque, en Cali
Un manifestante sostiene la bandera de Colombia durante una protesta contra el gobierno de Iván Duque, en Cali, el 17 de junio de 2021.LUIS ROBAYO (AFP)
Lucas Reynoso

Cali, el epicentro del estallido social colombiano de 2021, no encuentra a nadie que abandere los reclamos sociales de los últimos años. A cuatro meses de las elecciones regionales, el único consenso es el rechazo al actual alcalde, el izquierdista Jorge Iván Ospina, que esta semana registró niveles del 77% de desaprobación en la última encuesta de Invamer. El escenario está fragmentado en decenas de precandidatos que en su mayoría son viejos conocidos de los comicios y de las últimas administraciones municipales. La paradoja es que los mayores problemas están en el Pacto Histórico, movimiento del presidente Gustavo Petro y claro ganador en la región en las elecciones nacionales de 2022. La izquierda ya no capitaliza el descontento social y se desangra en peleas internas.

La ciudad se autoproclamó como “la capital de la resistencia” durante el Paro Nacional de 2021, una serie de protestas multitudinarias que hicieron tambalear al entonces presidente, el conservador Iván Duque. Tras más de un año de pandemia, eran incontenibles la desigualdad, el hambre y la pobreza de una población que hace rato reclamaba un cambio. La izquierda creció a pasos agigantados: en 2022, los caleños se volcaron masivamente a votar a Petro y a Francia Márquez, una figura especialmente popular en una ciudad que tiene la mayor población afrodescendiente de Colombia. La fórmula ganadora obtuvo en Cali el 53,4% de los votos en la primera vuelta y el 63,8% en la segunda —frente al 40,3% y el 50,4% en todo el país—.

La historia es totalmente distinta de cara a las elecciones regionales del próximo octubre. Los candidatos de derecha o de centro lideran la intención de voto, según la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC). Los primeros lugares los ocupan dos hombres que obtuvieron el segundo y el tercer lugar en la elección de 2019: Roberto Chontico Ortiz, un empresario de juegos de azar que se hizo desde abajo y que es conocido por su trabajo social, y Alejandro Eder, funcionario durante la administración del expresidente Juan Manuel Santos (2010-2018). Más abajo aparecen Tulio Gómez, el popular dueño del América de Cali; Diana Rojas, una concejal conocida por sus denuncias de corrupción contra la Alcaldía de Ospina; y Miyerlandi Torres, exsecretaria de Salud de la actual administración municipal.

El Pacto Histórico, mientras tanto, está en medio de una batalla campal. Cinco precandidatos desconocen la designación el pasado fin de semana de Danis Rentería como candidato y afirman que fue “ilegal”. Elmer Montaña comenta por teléfono que el comité que tomó la decisión no tenía autoridad y que una circular nacional estipulaba que debía realizarse una encuesta en caso de que no hubiera un candidato de consenso. Considera que no es menor que el elegido haya participado en varios partidos de derecha, como el movimiento MIO, de un exsenador condenado por vínculos con paramilitares. Lo ve como un infiltrado: “El interés real de Danis Rentería no era hacerse de la candidatura, sino destruir el Pacto Histórico; acabarlo, atomizarlo”.

Rentería es un exmilitar que es conocido por sumar el apoyo de veteranos a la campaña presidencial de Petro. Su jefe de debates, Julián Rodas, argumenta por teléfono que la designación exprés era necesaria porque no había tiempo de organizar una encuesta antes de la inscripción de candidaturas y asegura que otra circular autoriza a los comités técnicos de los partidos regionales a elegir a los candidatos. “El Pacto Histórico no está peleando. Hay unos candidatos que están peleando, pero no es el Pacto Histórico”, afirma. Asimismo, señala que Rentería es un hombre afro, de raíces empobrecidas, y considera que eso lo forzó a pasar por varios sectores políticos: “A una persona como Danis le toca ir a buscar, ver qué partido le abre la puerta”.

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Las campañas de Rentería y Montaña cuestionan, en sus conversaciones con este periódico, las credenciales de izquierda del adversario. “Elmer no es un histórico de la izquierda”, remarca Rodas. “Danis no tiene el historial de alguien comprometido con las luchas sociales”, dice Montaña. Pero ambos coinciden en que las elecciones en el corazón del Paro Nacional tienen una importancia especial para Petro. “Es fundamental no perder en Cali”, opina el primero. “Sería catastrófico tener un alcalde de derecha en la ciudad”, subraya el segundo. Además, concuerdan en desmarcarse sin dudarlo del alcalde Ospina, un político que siempre fue cercano a Petro pero que ahora es un lastre. Para Montaña, el mandatario local tampoco es realmente de izquierda: “La derecha, de manera muy astuta, quiere involucrarnos con él”.

El devenir de la campaña está lejos de la izquierda y sus peleas. Un asesor de una de las campañas comenta por teléfono que tiene más interés en cómo jugará la baronesa del Valle del Cauca y directora nacional del Partido de La U, Dilian Francisca Toro. Ella y la clase política que la apoya —liberales, parte de los conservadores— fueron determinantes en la última elección cuando firmaron un acuerdo de último minuto con Ospina. Por otro lado, una fuente cercana a Toro señala el potencial que tienen el fútbol y el outsider Tulio Gómez, pese a que puede quedar inhabilitado por contratos recientes con la Alcaldía: “Es el tipo que llegó pobre, que se volvió rico a punta de trabajo, que compró al América y lo volvió a hacer campeón”.

El eje de la campaña, mientras tanto, gira alrededor de la seguridad. “Quienes deberían tener miedo de salir a la calle son los delincuentes, no los ciudadanos”, repite una y otra vez Alejandro Eder, un candidato que es nieto del fundador del ingenio Manuelita y que es cercano a las élites de la ciudad. Un asesor de una de las campañas rivales afirma que la violencia del Paro Nacional produjo una reacción paradójica: muchos votantes ahora piden “mano dura” y varios candidatos se “han contagiado” de Eder, con discursos en esta sintonía.

Las razones del colapso de la izquierda no son claras. Puede que tengan que ver con las peleas dentro del Pacto Histórico, o con el desgaste de Ospina, o con la falta de un líder regional con peso propio. Pero también con el paso del tiempo, según señala por WhatsApp la politóloga Luciana Manfredi, de la Universidad Icesi: “Ese descontento del Paro Nacional se diluyó, pasó mucho tiempo y los candidatos no supieron fidelizar a los votantes. La gente se olvida”. Para ella, es “normal” dentro de la “anormalidad” colombiana que haya tantos candidatos y lo más probable es que los que tienen pocas chances se bajen en las próximas semanas. Sin embargo, coincide en que cualquier cosa puede pasar. “Seguramente va a ser una sorpresa fuerte el resultado”.

El poder decisivo de la baronesa regional

La gran incógnita es cómo jugará en esta elección Dilian Francisca Toro, exgobernadora del Valle del Cauca y dirigente con peso nacional —negocia apoyos políticos directamente con el presidente, Gustavo Petro—. Su prioridad es volver a ponerse al frente del departamento, pese a que todavía no ha anunciado oficialmente su candidatura. Y existe un consenso tácito de que un mismo sector no puede controlar de manera simultánea la Alcaldía de Cali y la Gobernación. Pero eso no impide dar respaldos determinantes, como ocurrió en 2019 cuando consiguió una cuota política en la administración de Jorge Iván Ospina.

Hay conjeturas de varios candidatos que pueden estar vinculados a Toro, aunque ella lo niegue. El asesor de una de las campañas rivales cree que la apuesta está en Miyerlandi Torres, actual secretaria de Salud y prima de Toro. Sea para ganar o para bajar su candidatura cuando llegue el momento de negociar un acuerdo con el elegido. No obstante, desde el entorno de la exgobernadora niegan esta hipótesis: “Es un dolor de cabeza para Dilian. Si hubiera posibilidades de que fuera un invento suyo, ya se hubiera desmontado. A nadie con dos dedos de frente se le ocurriría quedarse con la Alcaldía y la Gobernación”.

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