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La emigración de colombianos rompe todos los registros

Más de medio millón de personas salieron del país para no regresar en 2022, advierte un análisis del CERAC

Santiago Torrado
Viajero hacen fila en el aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá.
Viajero hacen fila en el aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá.Jeff Greenberg (Universal Images Group via Getty Images)

La salida de nacionales colombianos del país rompió todos los registros históricos en el 2022. Es un fenómeno que, sin hacer demasiado ruido, se está presentando en números nunca antes vistos. Ese sorpresivo flujo superó el medio millón de emigrantes el año pasado, como advierte un reporte del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, CERAC, al que ha tenido acceso este periódico y que analiza las cifras reportadas por Migración Colombia.

Aunque Colombia es un país en el que todos los años hay un flujo de emigrantes –a excepción de 2020, debido a la irrupción de la pandemia del coronavirus y las restricciones para viajar–, alcanzó un nivel inédito de más de 547.000 emigrantes el año pasado. Para dimensionar el tamaño de ese dato, señala el centro de pensamiento, fue 2,7 veces el promedio de nacionales que emigraron cada año desde 2012, que se ubica levemente por debajo de 200.000 colombianos por año. También implica que 1 de cada 100 colombianos se fue del país en un año.

Esta ola migratoria, observa el CERAC, “inició en marzo de 2021 y coincidió entonces con una mayor disponibilidad de vacunas contra el covid-19 y menores niveles de contagio de la enfermedad en la población”. Desde entonces ha crecido casi todos los meses, hasta acelerarse de manera notoria en 2022. La emigración entre 2021 y 2022 prácticamente se duplica, con un incremento del 95%.

“La migración de colombianos al exterior en 2022 es la más alta desde que se llevan registros y muy superior a la que se presentó en 1999, 2000 y 2001″, durante una aguda crisis tanto económica como de seguridad en el cuatrienio de Andrés Pastrana, apunta el informe. En ese entonces, 282.000 colombianos emigraron tanto en el año 2000 como en el 2001, un doloroso recuerdo que los colombianos aún asocian con una profunda recesión.

A diferencia de entonces, el Producto Interno Bruto de Colombia aumentó 7,5% el año pasado, con lo que fue el de mayor crecimiento en la región. Sin embargo, todos los observadores se preparan para una fuerte desaceleración de la economía en este 2023. Para el CERAC, la persistencia de la tendencia en enero de 2023, cuando el número de emigrantes creció 2,3 veces con respecto al mismo mes del año anterior, indica que en un escenario de desaceleración la tendencia migratoria podría aumentar.

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¿Qué empuja a los colombianos a salir del país como nunca antes? “Explicar los flujos migratorios es muy difícil en Ciencias Sociales”, señala Jorge Restrepo, director del CERAC y profesor de economía de la Universidad Javeriana de Bogotá. “Yo diría que, con certidumbre, la única variable que uno puede decir que influye en eso es la devaluación del peso, porque eso hace muy rentable ganar en el exterior frente a lo que puede ganar una persona con las mismas habilidades en Colombia”, dice a EL PAÍS. Aunque encarece el costo de viajar, el atractivo de enviar remesas a los familiares que se queden en el país es innegable cuando la tasa de cambio se acerca a niveles récord de 5.000 pesos por dólar (4.966 pesos por dólar este viernes, de acuerdo con la Tasa Representativa del Mercado).

“Los demás factores son un poco especulativos”, advierte Restrepo, aunque subraya el descontento social que se hizo evidente en las protestas de los últimos años, particularmente entre los jóvenes, que son los que más emigran. También apunta a la falta de movilidad social que afecta en general a toda América Latina. El fenómeno podría repetirse en otros países de la región. “Lo paradójico es que en Colombia no hay una crisis de seguridad, o una crisis económica, como la que hubo en el 99, 2000 y 2001″, señala. La gran pregunta –sin respuesta de momento– es si esta migración tiene vocación de permanencia como la tuvo la de aquellos años.

Colombia es también, en los últimos años, un gran receptor de migración. Es, por mucho, el principal destino de la diáspora venezolana, con 2,9 millones de ciudadanos del país vecino asentados en su territorio a corte del pasado octubre. Sin embargo, ese flujo no hace parte del análisis de la emigración neta, pues esta se calcula sobre la base de los registros oficiales de entradas y salidas de nacionales en todos los puertos del país. En otras palabras, el informe excluye la emigración de quienes no tiene la nacionalidad colombiana.

Un factor de alarma es que la mayor proporción de esta población migrante colombiana es joven. El 35% se ubica entre los 18 y 29 años de edad, el 23% entre 30 y 40 años, y el 19% es menor de edad. “El sustancial aumento de la emigración de colombianos jóvenes supone una enorme pérdida de capital humano y potencial productivo para el país. Si bien en términos demográficos la migración reciente de nacionales venezolanos y venezolanos con doble nacionalidad compensa en gran medida este efecto, la diferencia entre el nivel de educación, experiencia y capital entre una y otra población migrante apunta a que hay una gran pérdida neta, en el corto plazo, para Colombia”, concluye el análisis del CERAC. “Colombia –se lamenta Restrepo– es un país que no les ofrece a los jóvenes las oportunidades que necesitan hoy en día”.

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Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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