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FEDERICO GUTIÉRREZ
Columna
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Los bacanes de Fico: Pragmáticos, regionalistas y emberracados

Los votos de Antioquia, Bogotá y el Caribe son definitivos para los éxitos electorales en Colombia: solo el territorio antioqueño, cuna del exalcalde de Medellín y actual candidato de la derecha, cuenta con 5,06 millones de ciudadanos habilitados en las urnas

Federico Gutierrez con su equipo de campaña presidencial
Federico Gutiérrez saluda a sus seguidores al final en Medellín, el 24 de abril de este año.JOAQUIN SARMIENTO (AFP)

Está por doquier. Fachadas de casas elegantes y tiendas de abarrotes, vidrios traseros de buses, taxis y camionetas de alta gama en las calles de Medellín comparten un distintivo: la imagen de Federico Andrés Gutiérrez Zuluaga. Vendedores ambulantes y ejecutivas en sus rutinas deportivas lucen la misma camiseta: “Fico Presidente”.

Los votos de Antioquia, Bogotá y el Caribe son definitivos para los éxitos electorales en Colombia. Solo el territorio antioqueño, cuna del exalcalde de Medellín y actual candidato de la derecha, cuenta con 5,06 millones de ciudadanos habilitados en las urnas. En la segunda vuelta presidencial de 2018, de los más de diez millones de votos por Iván Duque 1.844.027 salieron de Antioquia.

Tras una nutrida recolección de firmas, Gutiérrez fue el candidato más votado en Antioquia en las consultas del 13 marzo, tanto del Equipo por Colombia (coalición de derecha) como del resto de tarjetones. 871.450 personas lo apoyaron. Gustavo Petro, líder del Pacto Histórico (izquierda), consiguió 290.131 sufragios y Sergio Fajardo, por la Coalición Centro Esperanza (centro), 118.010. Después de aquella elección, el candidato del Centro Democrático (el partido del expresidente Álvaro Uribe), Óscar Iván Zuluaga, renunció a su aspiración presidencial para adherirse a Gutiérrez.

¿Cómo son los votantes en Antioquia a quienes muchos definen como el as bajo la manga de Uribe?

Cultura paisa

Medellín vive una coyuntura de polarización, producto de la campaña de revocatoria contra el actual alcalde Daniel Quintero (iniciativa recientemente desinflada por el Consejo Nacional Electoral), quien fue elegido por el Movimiento Independientes, y ahora enfrenta denuncias ciudadanas y periodísticas por presunta participación política a favor de Petro. La contienda presidencial se libra entre dos aguas turbulentas con un mismo objetivo: reivindicar el orgullo de la derecha paisa.

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La cercanía entre Gutiérrez y el líder natural del Centro Democrático es personal e ideológica, pero ¿por qué se le considera su as bajo la manga?

Los pilares de la seguridad democrática son la almendra del discurso del ingeniero civil que aspira a la presidencia. Incursionó en la política como concejal de Medellín, ciudad de la cual fue alcalde entre 2016 y 2019. En 2015, con el Movimiento Creemos, dividió por primera vez a la derecha paisa, cuando derrotó al candidato oficial del uribismo, Juan Carlos Vélez. En 2018, la fraccionó por segunda vez cuando su exsecretario de Gobierno, Santiago Gómez, compitió por la alcaldía con Alfredo Ramos, del Centro Democrático. Ambos fracasaron.

Bajo la bandera de “orden y oportunidades”, hoy Gutiérrez reitera públicamente que votó “sí” al Plebiscito por la Paz para aproximarse al votante de centro y tranquilizar a la comunidad internacional que reclama avances en la implementación. No obstante, tras la extradición de alias Otoniel radicalizó su discurso anunciando la creación de una “comisión para que exista verdad, justicia y reparación” en coordinación con el Gobierno de los Estados Unidos, a través del Departamento de Justicia. Dichas declaraciones han sido leídas por algunos analistas como un posible desconocimiento de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad. Aunque la derecha local -históricamente disciplinada en los comicios- rechaza los Acuerdos de La Habana firmados en 2016 entre el expresidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, el candidato la ha conquistado, a la manera de Uribe, con la incorporación del ancestro cultural paisa a su discurso.

Jorge Giraldo, profesor emérito de la Universidad Eafit, considera que a los votantes de Gutiérrez los identifica el miedo, en buena medida promovido por los empresarios más poderosos de Antioquia. Dichos apoyos se distribuyen entre “los antiguos votantes del centro (Sergio Fajardo, Alonso Salazar, Aníbal Gaviria), los incautos de clase media que votaron por Daniel Quintero, la reserva apática de la derecha y el uribismo militante”. Sobre la alta votación registrada en algunos pueblos, puntualiza: “Hay un segmento urbano, policlasista, pero dominado por sectores altos y medios, que era conservador (pragmático, moderado) y se ha vuelto abiertamente reaccionario (ideológico, radical). Reaccionarios porque están en contra del proyecto moderno y liberal de la Constitución de 1991, que estableció los derechos humanos, el estado laico, la libertad personal y la paz. Gutiérrez encarna una visión autoritaria, confesional, enemiga de los Acuerdos”.

La identidad es la gran movilizadora, asegura Lina Guisao, analista política experta en movilización ciudadana. “Gutiérrez, desde su estética política y lenguaje, cumple a cabalidad los valores y representaciones de los y las antioqueñas promedio. Es un hombre (en Antioquia no es habitual que se dé oportunidad a las mujeres en política) que además de ser carismático y dicharachero (usa refranes populares y regionales), trata de demostrar que no se deja engañar ni amedrentar”. Cita al lingüista estadounidense George Lakoff: “La gente no vota necesariamente por sus intereses. Vota por su identidad, por sus valores” y coincide en que el candidato representa los “fundamentos morales que residen en la autoridad, la lealtad y la santidad”. El regionalismo permea su publicidad, agrega.

seguidores de Federico Gutiérrez 'Fico'
Seguidores de Federico Gutiérrez durante un acto de campaña en Cali.ERNESTO GUZMAN JR (EFE)

El analista y escritor Héctor Rincón dice que Gutiérrez “no es un estadista ni un técnico ni un político respetable. Es apenas un culebrero de plaza de mercado y un bravucón de barrio, a quien los electores de su terruño usan para saciar esa adicción al poder que visten de amor a la patria y respaldan con plomo y amenazas”. Le preocupa el reencauche del temor electoral: “A fiquistas o federiquistas o urifiquistas no les mortifica la corrupción que va al galope porque ellos van al anca, ni la mediocridad ilimitada que pretenden prolongar. Los une la enemistad hacia quienes no se les parezca y los presentan como demonios para que su caudal salga a votar temblando de miedo y emberracado”.

Taxonomía “fiquista”

A la par con las tradiciones, los intereses económicos, ideología y pasiones son motores electorales, así lo destaca Gabriel Ignacio Gómez, docente de Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia. Clasifica a los seguidores paisas de Gutiérrez en tres vertientes: línea dura, derecha moderada y atemorizados. De los primeros, dice: “Se dan en escenarios rurales de influencia extractiva y conservadores, así como en escenarios urbanos preferiblemente de clase media alta y alta. Tienen intereses en proyectos de economía extractiva; ideológicamente defienden el mercado, la seguridad y el orden; y culturalmente sienten la identidad del hombre paisa”. Del segundo, explica: “Es pragmático. Acepta que en la sociedad colombiana hay desigualdad, pero las políticas sociales no pueden afectar el modelo económico, ni la inversión o la confianza inversionista. Le preocupa mucho la inseguridad. Se identifica con los valores religiosos y tradiciones paisas”. Del atemorizado, “objetivo de la propaganda electoral”, comenta: “Hubiera querido una opción de centro o votar en blanco, pero frente al bombardeo mediático en contra de Petro, por razones económicas y de estabilidad política, siente miedo a un escenario caótico”.

Gutiérrez es el “típico outsider”, comenta Néstor Julián Restrepo, PhD en Política, Comunicación y Cultura de la Universidad Complutense. Tres moldes perfilan estos votantes: “El joven conservador, con una visión de una persona autoritaria como es Gutiérrez, es de clase media alta, con intereses marcados. No está pensando en una propuesta, sino en ‘quién me defiende de’ y ‘quién mantiene mis intereses’. Es de 18 a 45 años, del sector informal agroindustrial y minero”. Continúa con los “uribistas de raza”: “Mayores de cincuenta años, conservadores. Les encanta Gutiérrez por su forma de hablar directa, por frentero”. Por último, el duquista que “sabe que Duque la embarró, pero quiere seguir. Son muy frescos, muy bacanes”.

La cronista y editora Patricia Nieto precisa: “Los votos de Fico representan a quienes recibieron su formación política como espectadores de teleseries en las que la justicia y la verdad obedecen a los intereses de alguien - en ocasiones un poderoso y sin rostro y con alias- que impone su particular noción de ley y su orden”.

¿Por qué un candidato que nunca ha ejercido la política fuera de Medellín alcanzó tantos votos solo en Antioquia? Se pregunta la editora del extinto periódico El Mundo, Luz María Tobón. Sus electores, a quienes clasifica en seis categorías, tienen la respuesta: 1) Libertarios: “El pensamiento económico de derecha está creciendo principalmente en Antioquia, han optado por quien en el Gobierno demostró ser un aliado eficiente de su sueño de reducción del Estado y mínimas vigilancias a los mercados”; 2) “Emberracados”: “Votaron “No”, a estos se suma una población identificada con caracterizaciones machistas, traquetas y paracas, amante de la ley del más fuerte”; 3) “El uribismo que queda y que interfirió la consulta del Equipo por Colombia para detener al desprestigiado Alex Char”; 3) “Empresarios, tecnócratas y burócratas cómodos con el actual estado de cosas”; 4) “Fiquistas atrapados por su maquinaria propagandística”; 5) “Antiquinteristas” amparados en la revocatoria; y 6) Temerosos de Petro.

Al elector paisa de derecha no le interesan los problemas estructurales de desigualdad y segregación (aporofobia o arribismo), y su visión punitiva de la seguridad “como instrumento en contra de los más débiles: aplauden la criminalización de las protestas y movimientos sociales”, analiza Mauricio Uribe, catedrático y columnista de La Patria. Rechazan la neutralidad del Estado frente a asuntos morales, y se caracterizan por su “simplismo y efectismo, cierta incapacidad para comprender nociones abstractas como Estado de Derecho: una cómoda ignorancia”.

El otrora divisor local, hoy es el mayor aglutinador de la derecha nacional. Los votos paisas pesarán el 29 de mayo en las urnas. Lo saben los principales contendores de Federico Gutiérrez en las encuestas, Gustavo Petro, Rodolfo Hernández y Sergio Fajardo, pero sobre todo el expresidente Uribe, quien ha sabido instrumentalizar el ancestro paisa para exacerbar la fragilidad regional al populismo de derecha.

Ana Cristina Restrepo Jiménez, magíster Estudios Humanísticos EAFIT

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