El Gobierno continúa el desalojo de inmigrantes en Lampedusa
En los dos últimos días han salido 2.850 inmigrantes.- Las autoridades no informan de adonde les llevan.- La Guardia Costera ha rescatado a 300 personas que navegaban en otra embarcación hacia la isla italiana y otras 11 que habían naufragado
Silvio Berlusconi visitó ayer la isla italiana de Lampedusa con la promesa de arreglar en 60 horas una crisis humanitaria provocada por el enorme flujo de personas que escapan de las convulsas revueltas del norte de África y la falta de medios facilitados por la séptima potencia mundial para atenderles en condiciones dignas. Dicho y hecho. Entre ayer y hoy, Italia ha evacuado a 2.850 emigrantes, en dos buques y tres aviones. Solo quedan en la isla 3.500, entre ellos 350 menores, según la ONG Save the Children.
El consejero delegado de la Cooperativa Lampedusa Acoglienza, Cono Galipo, que coordina la ayuda a los emigrantes, ha asegurado que a este ritmo la isla estará vacía mañana. Además, no se espera que lleguen nuevas embarcaciones por las malas condiciones en las que está el mar. Galipo no ha sabido decir, sin embargo, hacia dónde se dirigen los emigrantes evacuados, aunque los 1.450 que han zarpado en la nave Excelsior esta mañana han sido trasladados al campamento Manduria, en la región de Apulia, en el sur, adonde se cree que irán a parar la mayoría. Otro barco espera para efectuar un nuevo traslado esta tarde, aunque las malas condiciones del mar están dificultando que atraque en la isla.
Giacomo y Margherita son una pareja de la isla que ha observado desde el muelle la partida de uno de los barcos: "Hemos venido a comprobar que se están yendo. Llevamos dos meses sin respiración. Nos hemos sentido muy mal, abandonados". Giacomo, que es pescador, cuenta que "en el puerto el espectáculo es terrible y van a tener que desinfectar", pero los dos tienen buenas palabras para los jóvenes tunecinos que han invadido la isla.
Margherita, ama de casa, sabe que van a la isla "porque es lo más cercano". "No quieren quedarse aquí, quieren ir a Suiza o Francia. El problema es que Maroni [Roberto, ministro de Interior] es de la Liga Norte y el único plan que tenía era dejar a estos chicos aquí en tiendas de campaña", explica la mujer, mientras su marido añade que "la Liga solo quiere que el sur pague todos los problemas". "Nosotros votamos a Berlusconi y creemos en él, pero Maroni se ha portado muy mal con nosotros", opinan los dos.
Los jóvenes lampedusianos también están aliviados. Vanesa, camarera de 24 años, describe lo que han vivido: "Esto ha sido dramático. Yo me he pasado los días llorando de la mañana a la noche. Toda la culpa es de la Liga Norte. Querían dejarlos aquí para que no puedan moverse, porque saben que en Italia se escaparán y aquí no pueden". Enzo, fontanero de 30 años, cree que la política de inmigración de Berlusconi ha funcionado en el último año y medio porque hicieron acuerdos con el depuesto presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Ali, y el líder libio Muamar el Gadafi. "Ahora que Gadafi y Ben Ali no están, Italia no sabe qué hacer. Todos sabíamos que iban a empezar a llegar por las revueltas pero nadie ha hecho nada. ¿Por qué les han dejado aquí? ¿Por qué solo se han llevado a los refugiados y nos han dejado a los clandestinos? Porque esperaban dinero de la Unión Europea y la Liga no puede admitir que ha sido un fracaso", opina Enzo.
Lampedusa es un microcosmos de Italia en una pequeña isla rocosa en medio de ninguna parte, pero aquí se siente mejor que en ningún sitio la división entre norte y sur. "En esta isla no tenemos hospital. Sólo hay un médico y si te rompes una pierna tienes que coger un avión para ir a Sicilia. Las urgencias llevan dos meses ocupadas con los inmigrantes. El día que nació el bebé de una inmigrante en una barca hace una semana a mi amiga no la atendieron porque todos la estaban atendiendo a ella", cuenta Vanessa.
Abandonados por su Gobierno y maltratados por los políticos a los que han votado siempre, los lampedusianos han dado en todo caso un ejemplo de humanidad y civilización. Y si no ha estallado la guerra entre pobres ha sido, sobre todo, porque las dos partes han entendido que los culpables de la situación estaban en otro sitio.
Rescates en el mediterráneo
Los últimos días han sido movidos en las aguas del mediterráneo, donde una embarcación que trataba de llegar a la isla italiana de Lampedusa naufragó. Han sido rescatados 11 de sus 17 ocupantes, y según informaciones todavía algo confusas, los otros seis pasajeros, entre ellos al menos un niño, habrían muerto ahogados. Los rescatados están en estado de shock y no hablan bien inglés, pero se encuentran bien de salud, como han contado miembros de Médicos sin Fronteras que les han visitado.
Los ocupantes de la embarcación, una zodiac inflable, proceden de Gambia y Sudán. Una ola hizo volcar la barcaza y algunos pudieron agarrarse a trozos de madera y plástico hasta que fueron rescatados por dos pesqueros egipcios ayer por la mañana y antes de ayer, según han relatado los sobrevivientes. Uno de ellos ha contado que llevaban cinco o seis días de navegación desde que salieron de Libia.
Los guardacostas italianos los recogieron de los barcos pesqueros en aguas libias, después de haber sido avisados por un avión de Frontex, el servicio de vigilancia fronteriza de la UE. En las últimas horas han llegado a Italia unos 500 emigrantes, según el comandante italiano Nicastro. Para tratar de frenar la afluencia masiva de refugiados, Italia va a facilitar a Túnez 80 millones de euros para ayuda y equipos para controlar el flujo migratorio, según anunció la semana pasada su ministro de Exteriores Franco Frattini.
300 emigrantes rescatados en aguas de Túnez
La Guardia Costera tunecina también ha rescatado esta madrugada a 300 emigrantes procedentes de Libia cuando el barco con el que trataban de salir del país empezó a hacer agua. Los agentes costeros tunecinos los rescataron en Sfax cuando oyeron sus llamadas de auxilio, según informa la agencia oficial TAP citada por Reuters, y fueron llevados al paso fronterizo terrestre entre Libia y Túnez de Ras Jadir.
Los ocupantes del bote procedían de Somalia, Sudán y Bangladesh y residían en Libia, donde como muchos inmigrantes que trabajaban allí, se vieron acorralados entre el fuego cruzado de los partidarios de Gadafi y sus detractores y trataron de salir del país como pudieron. Ellos, como ya han hecho otros 18.000 emigrantes desde el 1 de enero, eligieron la isla italiana que se encuentra a unos 250 kilómetros de la costa africana.
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