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LA ZONA DEL CONFLICTO

El comandante Haq cayó en una trampa de los servicios secretos afganos

Un jefe talibán le prometió apoyo y seguridad a cambio de dinero

El líder opositor afgano ejecutado ayer por los talibán, Abdul Haq, cayó en la trampa urdida por ese régimen cuando, apoyado por los servicios secretos de Estados Unidos y sus aliados, entró clandestinamente en Afganistán para instigar a la rebelión a los dirigentes locales.

Haq, ejecutado por "traición" pocas horas después de ser capturado el viernes, fue, según la prensa paquistaní, víctima de un plan trazado de manera meticulosa por los servicios de información afganos, que lo aguardaban desde hacía varios días.

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El comandante Haq, símbolo de la resistencia antisoviética y asesor del antiguo rey afgano, Mohamed Zahir Shah, cruzó la frontera la madrugada del pasado lunes después de que el jefe de los talibán en el distrito de Hisarak Ghiji le garantizase apoyo y le ofreciese seguridad en ese territorio a cambio de una suma de dinero.

La oferta del jefe de ese distrito, situado en la provincia de Nangahar, colindante con Pakistán, fue el cebo preparado por los talibán para atrapar a Haq, un dirigente con fama de héroe y recursos para atraer hacia su bando a un nutrido grupo de comandantes al servicio del régimen.

Los mensajes del comandante

"Existen muchos indicios de que Haq cayó en la trampa urdida por los servicios de inteligencia de talibán", han señalado a la prensa fuentes militares paquistaníes. Los movimientos de Haq, quien antes de cruzar a Afganistán indicó que estaba dispuesto a tomar las armas si fallaban sus esfuerzos diplomáticos, eran seguido de cerca por los servicios de inteligencia del régimen talibán desde que sus milicianos detectaron la distribución de panfletos llamando a la rebelión.

"Olvidense de las diferencias políticas y étnicas, y unámonos para conseguir la unidad nacional", rezaba uno de los mensajes que el comandante Haq hizo llegar a los jefes de las tribus de las localidades próximas a la frontera.

Hag, que regresó a Pakistán después de los atentados del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos, estableció a su llegada una especie de cuartel general en la ciudad de Peshawar, cerca de la frontera, y por el que desfilaron algunos de los más notables comandantes que lucharon a su lado contra las tropas soviéticas.

"Su regreso a Pakistán y el permiso explícito de las autoridades paquistaníes para que organizase una potente fuerza política y militar para retar a los talibán es uno de los segmentos de la cooperación que en materia de Inteligencia hemos prometido a Estados Unidos", ha indicado un oficial paquistaní.

El exilio en Pakistán

Cuando los talibán tomaron el poder en 1996, el comandante Haq se exilio en la ciudad en Peshawar, donde permaneció tres años, y hasta que el Gobierno paquistaní, tras el atentado en el que murieron su mujer e hijo, le expulsó del país. Los talibán acusaron a Haq, tras su captura, de espiar para Estados Unidos y sus aliados, al igual que al menos otros dos correligionarios, que también fueron ejecutados.

La prensa paquistaní, que dice que hasta ocho personas fueron ejecutadas, identifica a uno de los ajusticiados como Izatulá Deen, de 22 años, e hijo de Hayi Deen Mohamed, ex ministro del primer gobierno de los muyahidín (combatientes), en 1992.

Mohamed Tayab Agha, portavoz del líder supremo de los talibán, el mulá Mohamed Omar, ha reiterado hoy que "al menos tres estadounidenses que formaban parte del grupo lograron escapar", cuando helicópteros de esa nacionalidad bombardearon el lugar para facilitar al comandante Hag la huida.

La ejecución del comandante Haq se suma a los fallidos intentos llevados a cabo por el Servicio de Inteligencia (ISI) paquistaní para tratar de fomentar las deserciones de comandantes y el cambio de bando de lideres de los talibán.

Abdul Haq, veterano combatiente asesinado por los talibanes.
Abdul Haq, veterano combatiente asesinado por los talibanes.REUTERS

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