Rajoy no dice ni una palabra sobre Bildu

Mientras todos los dirigentes del PP meten presión al Gobierno sobre la lucha antiterrorista, Mariano Rajoy sigue evitando el asunto por completo, como si no fuera con él. El líder del PP ha ofrecido hoy su primera comparecencia pública después de sus vacaciones de Semana Santa en Canarias. Una vez más, sin preguntas, por lo que no ha tenido que contestar sobre la petición de su partido para que se impugnen no solo todas las listas de Bildu, como estaba pactado con el Gobierno, sino también la coalición como tal.

Rajoy ha presentado en un hotel de Madrid a la candidata del PP en Asturias, Isabel Pérez Espinosa, y en su discurso no ha hecho ni la más mínima mención al asunto de la impugnación de Bildu, tema político estrella de la semana. Se ha limitado a hablar de economía sin ninguna propuesta concreta y a insistir en la idea de que España necesita la confianza que solo podría ofrecer un Gobierno del PP.

Rajoy manda a sus segundos, Dolores de Cospedal o Federico Trillo, que hablaban en TVE y Onda Cero mientras él intervenía en el hotel, a lanzar los mensajes más duros que le exige el ala derecha del partido y algunos medios de comunicación, pero él se protege y trata así de conservar su imagen de moderación con la que cree que evitará su mayor temor, la movilización del electorado socialista para votar contra el PP. Es una estrategia que nadie oculta en el PP, la de cuidar la imagen del líder -que no acudió a la última manifestación de víctimas del terrorismo y nunca lleva este asunto a sus preguntas de los miércoles en el Congreso- mientras los demás dirigentes lanzan los discursos más duros para contentar a sectores que presionan cada día al partido para que no pacte nada con el Gobierno.

Rajoy alabó a Pérez Espinosa, a la que él eligió en lugar de Francisco Álvarez Cascos, lo que abrió una crisis interna que ha finalizado con la presentación del ex secretario general por otro partido. Dijo de ella que es "lo nuevo, lo distinto, la renovación y el cambio". La candidata criticó a Cascos porque "ha decidido renegar de la que fue su casa" y presenta un "proyecto personalista" por lo que ella espera que "la razón se impondrá" y los asturianos preferirán la marca PP frente al partido regionalista de Cascos.

Pérez Espinosa aspira a ser la candidata más votada y gobernar en minoría, ya que un pacto con Cascos se antoja muy difícil -el odio mutuo es manifiesto-. El temor del PP es que Cascos pacte con los socialistas, aunque también es algo que se antoja casi imposible. Y el terror de los populares es que Cascos supere en votos o escaños a Pérez Espinosa, algo que supondría un mazazo para Rajoy. Fuentes de la dirección dicen que ese escenario, que hace unas semanas se veía posible porque Cascos entró muy fuerte, está ahora descartado porque él no para de bajar en las encuestas porque se desinfla su efecto como novedad y sobre todo porque los problemas internos, con enfrentamientos a la hora de hacer las listas, están debilitando su imagen.