Gabinete Rubalcaba
Zapatero da amplios poderes al ministro del Interior para remontar la peor situación electoral del PSOE en mucho tiempo
Varios meses después del horario previsto, José Luis Rodríguez Zapatero se ha dado el último impulso posible para recuperar el inconmensurable terreno perdido tras dos años de grave crisis económica y sonoros bandazos políticos. Como todo el PSOE había previsto, el presidente ha buscado en Alfredo Pérez Rubalcaba, el mejor valorado, de largo, en las encuestas, el remedio a los males que acosan al Gobierno.
Ningún ministro ni vicepresidente de los Gobiernos democráticos que ha tenido España ha gozado de tanto poder y protagonismo como el que Zapatero ha otorgado hoy a Rubalcaba. Tampoco nunca nadie tuvo en sus manos una responsabilidad tan grande en un momento tan difícil: levantar el ánimo de un partido metido en un profundo agujero y recuperar el tono de un Gobierno aplastado por más de cuatro millones de parados.
Y pese a este sombrío panorama, algunos ven una gran oportunidad de resucitar al moribundo con el "Gabinete Rubalcaba".
Con la banda terrorista ETA muy debilitada, el actual ministro del Interior se puede convertir en el político que puso fin a una pesadilla que dura más de 40 años. Y si eso ocurre, Rubalcaba podrá celebrar el éxito sentado en el segundo sillón del Consejo de Ministros, y acomodado en la mesa del portavoz desde la que, cada viernes, el Gobierno publicita sus logros; y ocupando el despacho del palacio de la Moncloa desde el que se coordina la acción de todos los ministerios.
Será un presidente bis, aunque casi nadie sabe si el desenlace final de esta historia le convertirá, además, en el sucesor natural de Zapatero. Ni siquiera Rubalcaba, que repite a gritos desde hace tiempo que él está de retirada aunque nadie le crea demasiado.
Si el jefe del Ejecutivo renuncia a seguir, la decisión de nombrar a Rubalcaba vicepresidente primero es casi un señalamiento como candidato en las próximas elecciones generales. Aunque Zapatero nunca utilizará el "dedazo", como vaticina la ministra de Defensa, Carmen Chacón, todos los que mandan en el PSOE han entendido el recado que esconde el ascenso de Rubalcaba. De los tres vicepresidentes que tiene ahora el Gobierno, hay dos, Manuel Chaves y Elena Salgado, claramente eliminados para una hipotética carrera por la sucesión.
Rubalcaba puede ser la muleta que ayude al renqueante Zapatero a llegar con alguna esperanza a la próxima cita electoral. O algo más. Hasta ahora, el ministro del Interior mandaba más allá de su ministerio, lo hacía desde la sombra e influía, sin hacer ruido, en las decisiones que adoptaba Zapatero; ahora todos los focos le iluminan a él y, de golpe, le han abierto el armario con los trajes de todos los ministros, que puede vestir como mejor le convenga para explicar a España las políticas del Gobierno.
Los dirigentes socialistas a los que consulté mientras se desayunaban con la noticia adelantada por EL PAÍS, encajaron la decisión de Zapatero con alivio y esperanza: "A estas alturas del partido, Rubalcaba parece el único capaz de sacarnos del pozo".
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