El temblor deja la mitad de los edificios inhabitables

Tras una noche fría y llena de incomodidades que miles de ciudadanos de Lorca pasaron al raso, ayer se hicieron los primeros balances de daños. Decenas de arquitectos revisaron uno por uno los inmuebles más dañados del casco histórico y llegaron a la conclusión de que el 17% de los 524 edificios evaluados presentan desperfectos irreparables en su estructura, que pueden abocarlos a la demolición. A esa cifra hay que sumar un 38%, que sufren daños menos importantes pero que impiden su ocupación inmediata. Esto supone que miles de personas se han quedado sin hogar, al menos de momento. La mitad de los inmuebles no se podían habitar ayer. A pesar de que el Ayuntamiento de Lorca pidió el miércoles a los vecinos que no volvieran a sus casas ante el riesgo de réplicas y desplomes, ayer animó a hacerlo a los que aún tuvieran sus viviendas en condiciones. Para el resto, estaban disponibles tres campamentos habilitados por la Unión Militar de Emergencias y la Cruz Roja, con camas para 4.000 personas, según fuentes de Defensa.

El Consejo de Ministros aprueba hoy ayudas a los damnificados

Rubalcaba: "Algunos vecinos van a ver su vida afectada bastante tiempo"

Durante la jornada, los técnicos analizaron el 44% del parque global de viviendas de la ciudad, según el consejero murciano de Obras Públicas, José Ballesta. Sus conclusiones indican que solo el 44% están en condiciones de realojo sin necesidad de ningún tipo de obra. En total, los edificios más dañados de todos los examinados ayer son 92.

A las ocho víctimas del miércoles se sumó ayer una nueva muerte. Se trata de María Dolores Montiel Sánchez, de 41 años. Tras resultar herida, fue trasladada al hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde falleció. Los otros fallecidos son Antonia Sánchez, que murió al derrumbarse un inmueble en calle Infante Juan Manuel, del barrio de La Viña; Juana Canales (50 años), sobre la que cayó una lluvia de cascotes cuando salía de la peluquería en la calle Galicia, del barrio de San Diego; Emilia Moreno (22 años y embarazada de ocho meses), sobre la que se desplomó un muro en los barrios altos; el empresario zapatero Rafael Mateos (50), Juan Salinas, Domingo García y Pedro José Rubio, según fuentes de Emergencias de Murcia. El niño Raúl Guerrero, de 13 años, pereció a las puertas del bar de su abuelo, en el barrio de La Viña, sepultado por una cornisa.

El obispo de Cartagena oficiará hoy a las 11 un funeral por todos ellos. Al acto asistirán los Príncipes de Asturias y el presidente del Gobierno. Los dos seísmos, de magnitud 4,4 y 5,2, causaron, además, hasta la tarde de ayer, 293 heridos, de los que 41 permanecían hospitalizados y tres de ellos estaban graves. Unos 9.000 desplazados, muchos de ellos inmigrantes, esperaban que las autoridades les permitieran volver a sus casas.

A primera hora de la mañana, el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la ministra de Defensa, Carme Chacón, visitaron el puesto de control avanzado situado en el Huerto de la Rueda, el paraje habilitado por Emergencias, Protección Civil, la Cruz Roja y la UME para prestar asistencia a los miles de lorquinos que abandonaron sus casas por miedo a nuevos derrumbes. Ambos miembros del Ejecutivo comprobaron de primera mano los hospitales de campaña desplegados en el lugar y las pésimas condiciones en que miles de personas habían pasado la noche. También visitó ese lugar Mariano Rajoy.

Todos ellos se sumaron al deseo del alcalde de Lorca, Francisco Jódar, que, tras una noche fría y húmeda en la que muchos de sus convecinos tuvieron que dormir con el único abrigo de una manta, descartó "por completo" que la gente durmiera al raso una noche más y prometió dar una cama a todos los que no pudieran o no quisieran volver a sus hogares. Para cumplir con ese objetivo, la UME instaló ayer tres campamentos de emergencia: uno junto al puesto de mando avanzado, otro en un instituto del centro de la ciudad y un tercero en uno de los barrios más damnificados, el de La Viña. En total, se instalaron tiendas de campaña y literas para 4.000 personas, según el portavoz de la unidad.

Zapatero, tras reunirse con sus tres vicepresidentes y los ministros de Defensa, Fomento, Presidencia y Trabajo, anunció ayer que el Consejo de Ministros aprobará hoy un decreto de ayuda a los damnificados. También adelantó la creación de un plan global de respuesta al terremoto y garantizó la reconstrucción de la ciudad. El Consorcio de Compensación de Seguros, dependiente del Ministerio de Economía, se hará cargo de las indemnizaciones por los daños a personas y bienes asegurados.

Durante todo el día de ayer, los negocios permanecieron cerrados y se suspendió el curso escolar. Miles de lorquinos transitaban por las calles sin rumbo fijo. Muchos de ellos acarreaban maletas y bolsas con los enseres que habían podido sacar de sus casas. Caminaban por el medio de las calzadas, huyendo de las aceras, donde parecían posibles nuevos desprendimientos de cornisas, revestimientos de fachadas, balconadas o voladizos. Muchos rompían a llorar al ver el estado en que habían quedado reducidos sus hogares. Otros se agolpaban frente a sus casas, esperando a que se les permitiera entrar ellas.

Los que tenían que dar el permiso eran los arquitectos y técnicos municipales de Lorca y de otros municipios vecinos y comunidades autónomas, que inspeccionaron uno por uno todos los inmuebles del casco urbano. Lo hicieron acompañados de soldados de la UME, que les auxiliaban derrumbando los muros y balconadas dañados que pudieran suponer un peligro para los viandantes. Tras explorar los edificios, pintaban en los accesos un punto rojo en caso de que hubiera daños estructurales, amarillo si los desperfectos eran reparables y verde en caso de que fueran habitables. Lo hicieron en un tiempo récord. A última hora de la tarde, el consejero de Justicia de Murcia, Manuel Campos, aseguró que un 90% de los edificios del casco urbano habían sido visitados, a falta de las pedanías.

Los daños afectaron sobre todo a los bajos y locales comerciales y a los pisos de menor altura. La razón, según los técnicos, es que ambos terremotos fueron muy superficiales, lo que multiplicó sus efectos. En la calle Navarra del barrio de San Diego la caída de dos cornisas de un mismo inmueble aplastó a un hombre y una mujer.