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Ola de cambio en el mundo árabe

El régimen sirio ahoga en sangre la protesta

Decenas de muertos al disparar las fuerzas de seguridad a la multitud - Las manifestaciones contra El Asad se extienden a Damasco y otras ciudades

Enric González

Las fuerzas de seguridad sirias perpetraron ayer una nueva matanza de manifestantes. Ante el crecimiento de la revuelta en la ciudad sureña de Deraa y la extensión de las protestas a otras zonas del país, incluido Damasco, el régimen de Bachar el Asad olvidó las promesas de tolerancia formuladas la víspera y volvió a reprimir con la máxima brutalidad. Hubo al menos 20 muertos, según testimonios citados por Al Yazira. El furor de la multitud de Deraa y los ametrallamientos indiscriminados y ya casi cotidianos demostraron que la presidencia de El Asad estaba en serio peligro e intentaba ahogar la revuelta en un baño de sangre.

Buthayna Chaabane, consejera política de El Asad, apareció en televisión el jueves para prometer más libertad, menos corrupción y un aumento de sueldo para los funcionarios. Lo mismo que ya había prometido en 2005, sin que se cumpliera nada. El jueves aseguró que no habría nuevas matanzas y que serían investigados los posibles excesos cometidos por las fuerzas de seguridad. Esto último debió convencer a muy pocos, ya que los tiroteos sobre la multitud eran atribuidos a la Guardia Presidencial y a la Guardia Republicana, cuerpos de élite dirigidos por Maher el Asad, hermano menor del presidente.

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En esta ocasión, las promesas duraron una sola noche. Lo que tardó en formarse una nueva manifestación en Deraa tras la oración del mediodía, convocada, a la manera egipcia, como Viernes de la Dignidad. Unas 20.000 personas, musulmanes de la mayoría suní, salieron de las mezquitas para gritar contra Bachar y Maher el Asad y contra el régimen, dictatorial y laico, dirigido por la minoría chií alauí. También hubo gritos contra Irán y Hezbolá, los aliados chiíes del régimen.

La marcha discurrió sin incidentes hasta que hacia las tres de la tarde un grupo de personas encendió una hoguera bajo una estatua de bronce del expresidente Hafez el Asad, muerto en 2000 y padre de Bachar el Asad. En ese momento volvieron a escucharse ametralladoras que disparaban desde las azoteas y se produjo un número de víctimas desconocido por ahora. Fuentes hospitalarias solo confirmaron la llegada de un cadáver.

Antes ya habían muerto unas 10 personas, según fuentes citadas por Al Yazira, en la cercana población de Sanamein, a unos 50 kilómetros de Deraa. Unos 500 ciudadanos de la localidad se habían concentrado en una plaza para viajar a Deraa y sumarse allí a las protestas, pero las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra ellos.

También en Damasco se formó una pequeña marcha de apoyo a Deraa y de repulsa a El Asad a la salida de las mezquitas. Varios centenares de personas recorrieron las calles del distrito de Mouadamieh, en la capital. Mientras tanto, surgió otra manifestación (coreada por numerosas bocinas de automóviles) de apoyo al régimen. Ambos grupos se encontraron y se registraron enfrentamientos violentos. Más tarde, la policía disolvió la protesta contra El Asad. Según la agencia Reuters hubo disparos de las fuerzas de seguridad y al menos tres manifestantes muertos, además de docenas de detenidos.

En Tel, cerca de Damasco, unas mil personas llamaron "ladrones" a los Asad. Incluso en Hama, al norte, hubo una manifestación. Eso resultó especialmente sintomático, porque Hama fue la capital de una rebelión de los Hermanos Musulmanes en 1982 y el régimen devastó la ciudad a cañonazos, para rematar a los supervivientes entre las ruinas; hubo entre 10.000 y 20.000 muertos, y desde entonces en Hama reinaba una calma absoluta.

Era imposible saber cuántos fueron ayer los muertos. La ausencia de periodistas extranjeros (no se conceden visados), la represión sobre los periodistas locales y el aislamiento completo de Deraa, acordonada por el Ejército y sin teléfonos móviles ni Internet, impedían hacer una estimación fiable. Entre el martes y el jueves hubo al menos 50, 100 según France Presse. Ayer fueron decenas, 20 o 30 según distintas estimaciones locales.

Tampoco se podía predecir si el régimen de El Asad sobreviviría a las tremendas convulsiones. Resultaba claro, en cualquier caso, que no era viable una revolución poco cruenta y tutelada por el Ejército, como en Túnez y Egipto. Las principales fuerzas militares sirias están dirigidas directamente por la familia El Asad y son inseparables del régimen.

Si las protestas se convirtieran en rebelión, habría que mirar más bien hacia el ejemplo de Libia. Eso podría disuadir a la gran mayoría de la población urbana, harta de la dictadura, la corrupción y la decadencia económica, pero muy poco interesada en una guerra interna o en sustituir el régimen de El Asad (que permite ciertas libertades privadas, siempre que no afecten a la política) por un régimen islamista.

Manifestantes contrarios al régimen sirio protestan junto a la mezquita de los Omeyas, en Damasco, tras la plegaria del viernes.
Hala Mohammad.
Manifestantes contrarios al régimen sirio protestan junto a la mezquita de los Omeyas, en Damasco, tras la plegaria del viernes. Hala Mohammad.MUZAFFAR SALMAN (AP)

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