El 'lobby' de las cajas planta cara al Gobierno por la aceleración de la reforma
Rubalcaba asegura que el Ejecutivo "no tardará mucho" en presentar el nuevo plan - La patronal argumenta que más cambios normativos "no son necesarios"
La reforma laboral se topó con una huelga general. La reforma de las pensiones levanta ampollas. Y la reforma de las cajas de ahorros también ha pinchado en hueso: el despertar reformista del Gobierno de Zapatero -presionado por Bruselas y los mercados, aunque tal vez el orden correcto de ese apremio sea los mercados y Bruselas- está chocando con las reticencias del sector financiero. El vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció ayer que el Ejecutivo ultima un plan destinado a acelerar, por consenso, la reestructuración de las cajas para despejar las dudas que existen sobre el sector y, por ende, sobre la economía española. El problema es que ese consenso, a día de hoy, no existe.
"Si hay que hacer normas, las habrá", advierte el vicepresidente
Fainé amagó con dejar la CECA si La Moncloa impone el cambio al sector
"El objetivo es reforzar la solvencia y la credibilidad del sistema financiero mediante la captación de capital y mayor transparencia", dijo Rubalcaba. Para ello, "si hay que hacer normas, las habrá". "Ya que exigimos una reforma acelerada, lo lógico es que nosotros lo hagamos también aceleradamente. No tardaremos mucho en presentar ese plan", avisó. No dio detalles, pero el sector da por hecho que se busca convertir las cajas en bancos -vía real decreto, que podría presentarse el próximo viernes- y acometer una segunda ronda de inyecciones de capital. Se trata de disipar las dudas que despiertan estas instituciones en los mercados, cerrados a cal y canto desde hace meses, y de reducir el impacto sobre la prima de riesgo española.
Ante el ruido que ha surgido en los últimos días, Rubalcaba aseguró que el Gobierno contará con la participación del sector en esta segunda vuelta de tuerca de la reforma financiera. Pero la patronal de las cajas, la CECA, rechaza un nuevo cambio normativo: "El FROB y la nueva ley son más que suficientes para la necesaria reforma de las cajas", indicó ayer un portavoz de la CECA, reticente a un cambio en el statu quo, al igual que varios ejecutivos de cajas consultados. El presidente de la patronal -y de La Caixa-, Isidre Fainé, dejó traslucir su disposición a dejar el cargo si el Ejecutivo sigue adelante con una reforma no consensuada, según han señalado varios asistentes a la asamblea de la CECA del miércoles. Alguno de los presentes alabó a Fainé por el gesto.
Las cajas aducen que la reforma vigente permite varias vías para cerrar la reestructuración, incluida la opción (pero no la obligación) de privatizar las cajas y convertirlas en bancos . Afirman que la regulación actual también abre la puerta a la entrada del FROB en el capital de las entidades, en una suerte de nacionalización temporal de las cajas con mayores problemas, similar a las que han llevado a cabo otros países europeos. Y acusan veladamente a los bancos de presionar a favor de acelerar la reforma.
"Un decreto ley es innecesario porque el marco actual de la reforma ya contempla todas las opciones que ahora parecen correr tanta prisa. Además, ni el Gobierno ni el Banco de España ayudan en nada al sector con la falta de concreción de sus propuestas, que añade incertidumbre. Si, como intuimos, el supervisor quiere convertir todas las cajas en bancos, eso ya lo permite el marco legal pactado hace meses. Pero el sector se niega a que ese paso tenga que ser obligatorio", según fuentes de la CECA.
Las cajas han puesto en marcha una oleada de fusiones que incluye una inyección de capital. Además, el Gobierno ya hizo un primer ejercicio de transparencia con la presentación de las pruebas de esfuerzo . Sin embargo, los problemas de Irlanda han endurecido las condiciones para todo el sector financiero europeo, y en particular para las cajas, muy afectadas por la crisis y el pinchazo inmobiliario.
Pese a que los mercados han reaccionado positivamente desde el anuncio de esta segunda fase de reforma y recapitalización anunciada por el Gobierno, el Banco de España tiene prisa por aclarar el horizonte. A finales de este mes dará a conocer la exposición del sector al ladrillo. Al cierre del primer trimestre lo someterá a una segunda prueba de esfuerzo, probablemente más dura que la del año pasado. "Hay que llegar a esos dos hitos con el sector perfectamente saneado y con los deberes hechos para facilitar la entrada de inversores privados", dijo Emilio Ontiveros, de AFI.
Mientras eso no se produzca, la presión no va a ceder. Fitch se unió al alud de informes sobre cajas al considerar que inyecciones de capital de entre 50.000 y 60.000 millones incluidas en "un plan creíble" por España tendrían un efecto "positivo" sobre la solvencia. Eso sí: una cifra mayor obligaría a Fitch a rebajar la calificación. Mientras, las entidades dan pasos en la política de recortes que se asocian a las reformas. CatalunyaCaixa (fruto de la fusión de Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa) propuso ayer una reducción temporal de sueldo del 5% a sus empleados. La reconversión bancaria ha empezado.
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