El Gobierno abre su oferta de pacto social con los sindicatos y la patronal

Unos y otros, Gobierno y sindicatos, necesitan salir del atolladero en el que se encuentran por la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre la reforma de las pensiones , y aparecer ante la opinión pública unidos y con propuestas concretas. Este es el objetivo que les anima para intentar un acuerdo social y político al que ambos quieren vincular a los demás grupos parlamentarios, según reconocen fuentes de las dos partes. Se trata de un pacto muy ambicioso que implique a la CEOE, hasta ahora ajena al proceso, desde que hace siete meses se rompió el diálogo social. La llegada, además, de Joan Rosell, nuevo presidente de la patronal, en sustitución de Gerardo Díaz Ferrán, facilita la interlocución, según consideran todas las partes. Pero, además de ampliar a los interlocutores, se abre la agenda de temas a tratar. Continúa la reforma de las pensiones, pero también el desarrollo de la reforma laboral, sobre todo de las fórmulas de despido; la negociación colectiva; las políticas activas de empleo y, a través de estas, la posibilidad de recuperar ayudas para los desempleados de larga duración después de la eliminación de los 426 euros.

Pretenden tener un pacto muy avanzado o concluido el 25 de enero

Los sindicatos quieren incluir en el acuerdo al Partido Popular

De momento, está todo por hacer, pero la intención y la decisión están tomadas . Las centrales sindicales aparecen con más ambición en su formulación al proponer un pacto "global" de características "de Estado", en tanto que el Gobierno se muestra más contenido ante el temor de que el acuerdo fracase. El giro y el cambio de situación, reconocido por ambos, empezó el pasado fin de semana, cuando los dos vicepresidentes, Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Salgado, se implicaron en la negociación con los sindicatos junto al ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. La decisión de ampliar los contenidos y de intentar un acuerdo más ambicioso se trató el pasado lunes en la reunión de maitines del Palacio de la Moncloa, con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza. En ella participan también el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, el ministro de Fomento, José Blanco, y el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias. Esa misma mañana Rubalcaba y Salgado volvieron a reunirse con los sindicatos.

Aunque hay matices, ambos buscan un acuerdo social y político. El Gobierno pone el énfasis en que la base del pacto debe alcanzarse necesariamente con los sindicatos y la patronal; y simultáneamente se puede implicar a los demás grupos políticos.

Los sindicatos tampoco tienen ninguna duda en su interés por implicar en el pacto a los grupos políticos, singularmente al Partido Popular. Los socialistas debatieron el lunes en la reunión de Moncloa sobre la posible actitud del Partido Popular, sin llegar a una conclusión definitiva. En los últimos días, el presidente del PP, Mariano Rajoy, ha manifestado su voluntad de "estar a la altura de las circunstancias" para ayudar a España a salir de la crisis, según expresó el pasado 30 de diciembre en su comparecencia de fin de año. Es más, Rajoy desgranó un listado de reformas urgentes en las que quiere implicarse.

Pero la consecución del pacto entraña dificultades por parte de todos los actores, aunque los sindicatos, en este momento, son los que aparentan más entusiasmo sobre las posibilidades del mismo. Aunque admiten dificultades, también dan muestras de que puede lograrse. "Hay claramente una opción seria de que se pudiera alcanzar un acuerdo global", aseguran fuentes sindicales. Pretenden, además, que el acuerdo esté muy avanzado o concluido antes del 25 de enero, cuando el pleno del Congreso apruebe las recomendaciones que cerró a finales de año el Pacto de Toledo para la reforma de las pensiones. El Gobierno, por su parte, se muestra más cauteloso sobre los plazos, aunque también reconoce que "ha empezado una nueva fase muy esperanzadora".

El problema más visible, reconocen unos y otros, radica en las pensiones y ambos invocan la voluntad de "flexibilizar posiciones". "Esta es una pieza clave del pacto global. Es difícil, pero es el momento de estar a la altura de las circunstancias", analizan otras fuentes sindicales. Una de las soluciones consistiría en que las organizaciones sindicales aceptasen con matices endurecer la jubilación a cambio de poner coto a las mayores facilidades para el despido que otorga la reforma laboral y de recuperar de alguna forma la ayuda a los desempleados que hayan agotado el subsidio.

Gobierno y sindicatos se están empleando a fondo en el acuerdo porque lo necesitan para legitimarse. Con la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas, al Ejecutivo le urge recuperar parte del apoyo perdido por la gestión de la crisis y la impopularidad de los planes de austeridad. Los sindicatos, por su parte, han amagado con una nueva huelga general si prospera el retraso en la edad de jubilación, pero son conscientes de que un fracaso en esa convocatoria debilitaría su representatividad y su poder de negociación.