Ascó encabeza el 'derby' nuclear
Yebra y dos municipios de Segovia parten en desventaja como aspirantes a albergar el almacén - El Gobierno invita a Holanda a todos los vecinos de pueblos candidatos al cementerio atómico
El proceso para elegir el almacén nuclear se juega en dos terrenos. Uno, a puerta cerrada, en el que hay decenas de alcaldes deseando albergarlo por los 700 millones de inversión y los seis millones de euros al año de forma directa para el consistorio. En ese terreno, donde no hay micrófonos, la mayoría de los políticos autonómicos (socialistas, populares y convergentes) no tienen mayor problema en que la instalación que promueve Industria vaya a su comunidad. Pero en público casi nadie está a favor del llamado cementerio nuclear por miedo a las protestas.
Un ejemplo es el del número dos de CiU, Felip Puig, que el jueves por la noche se reunió con el alcalde de Ascó (Tarragona) Rafael Vidal, del mismo partido, según fuentes de la negociación. Puig le dijo a Vidal que su cabeza no peligraba si pedía el almacén, cosa que hizo al día siguiente. La estrategia de CiU es conseguir que Montilla asuma el desgaste de la instalación pero sin oponerse a ella. Pero Puig anunció ayer que suspenderá de militancia a Vidal y a sus cuatro concejales si votan a favor del almacén nuclear porque, dijo, "Cataluña ya tiene cubierta su cuota de contribución a la energía nuclear".
Las localidades cercanas se llevarán la mitad del dinero que se reparta
En privado muchos aceptan el proyecto, pero en público no quieren saber de él
Lo mismo ocurre con los socialistas. El presidente catalán fue informado a principios de 2008 de que Ascó y Tivissa querían el almacén nuclear. Sus alcaldes le recordaron que él fue quien, en su época como ministro de Industria, pidió municipios que quisieran el almacén y le pidieron apoyo. Montilla asintió, pero el PSC no va a respaldarles nunca públicamente. El discurso es que es "una decisión municipal" y que la Generalitat no dirá nada.
La ambigüedad del PSC sobre el almacén nuclear inquieta a sus socios de gobierno, ERC e Iniciativa per Catalunya, que ayer exigieron una postura firme de Montilla contra el proyecto. Ascó lleva ventaja porque, como explica una fuente del sector, "si lo pide uno de los siete municipios con centrales tendrá ventaja sobre los de alrededor, ya que la experiencia de tener una central pesará mucho". Ascó tiene dos reactores nucleares y ferrocarril, lo que facilita el transporte de los residuos. Además, la candidatura se aprobará el martes sin votos contrarios. Los pueblos de alrededor (que se repartirán el 50% de los 12 millones que irán a las arcas del municipio que tenga el ATC) están a favor, sólo Flix se opone.
La división política en Tarragona es, sin embargo, menor que la que se vive en Guadalajara con la candidatura de Yebra. El pueblo, candidato desde que el pasado jueves aprobó una moción en un tenso pleno gracias a los cinco votos del PP, está a 12 kilómetros de la nuclear de Zorita, ya cerrada. La candidatura ha agrietado al PP y dejado en evidencia a su secretaria general y líder en la comunidad, Dolores de Cospedal, que se oponía, como el presidente, el socialista José María Barreda. Para más polémica el ministro de Industria, Miguel Sebastián, dijo que la opinión de Barreda sobre el almacén "no tenía ninguna importancia". Ayer terció José Bono, en la SER: "Se me sulfuró la sangre [al oírlo] pero a los pocos momentos, como es buena gente, pidió perdón al presidente Barreda y lo hizo con grandeza moral", aseguró. En realidad Sebastián tardó tres días en disculparse con Barreda.
En contra de Ascó juega la movilización social. Mañana hay una manifestación convocada contra el cementerio nuclear. Los ecologistas anunciaron que sólo aceptarían la instalación si iba acompañada de un plan de cierre nuclear, algo que el Gobierno no ha cumplido. Por si la situación se encona en Tarragona y Guadalajara, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) busca un candidato en Castilla y León, a ser posible en un municipio del PSOE. La vicepresidenta primera, María Jesús Ruiz, ha pedido "respeto" para la autonomía municipal y añadido que "hay motivos más que suficientes" para confiar en la seguridad. El alcalde de Campo de San Pedro (un minúsculo pueblo de Segovia), José Antonio Martín, ha convocado un referéndum el martes. El jueves pasado explicaba ante el Ayuntamiento que su intención era presentar la candidatura y luego comunicárselo a los vecinos. Estos, enterados por EL PAÍS, se concentraron ayer en el pueblo. Bernuy de Porreros, también del PSOE, y a sólo 10 kilómetros de Segovia tiene una asamblea mañana.
El problema es que en estas zonas nadie está familiarizado con la energía nuclear. Mientras que Yebra y Ascó llevan años invitando a vecinos -con el dinero de Enresa- a Holanda a ver el almacén de referencia para España y dando charlas informativas. Lo mismo hicieron Tivissa y Merindad de Cuesta Urría (Burgos), más alejados de la carrera. El ministerio les da menos posibilidades que Ascó o Yebra pero si aprueban su candidatura, el rechazo del PSOE regional puede ser un obstáculo menor.
38 años de residuos al aire libre
La polémica sobre el almacén nuclear tiene un punto artificial. En España, las nucleares guardan los residuos radiactivos en piscinas pero también hay dos almacenes en superficie. Uno está en la nuclear de Trillo (Guadalajara), cuya piscina se saturó. Se trata de un almacén cubierto con 12 contenedores de residuos radiactivos y tiene capacidad para 80.
El segundo es mucho más primitivo y está junto a la nuclear de Zorita, a 12 kilómetros de Yebra. Al aire libre, sólo protegidos por un vallado exterior, están los contenedores con el combustible gastado que almacenó durante 38 años la nuclear, apagada en 2006. Si alguien intenta fotografiarlo desde el exterior, la Guardia Civil lo impedirá.
El almacén que quiere construir Industria, y que fue una petición del Congreso en 2004, es similar al holandés de Habog. Es un edifico naranja -no quieren ocultarlo- en medio de un polígono industrial en Borssele (22.000 habitantes). El Ayuntamiento no recibe compensación por él. "Pagamos un impuesto como cualquier industria, pero no una compensación nuclear como la de España. Si empiezas a pagar por esto acabas pagando por los aeropuertos, las carreteras...", explicó a este diario el director del almacén, Hans Codee.
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