ETA aumenta su presión sobre el PNV con el ataque contra la televisión vasca
Los etarras quieren alejar al partido de Urkullu del "polo soberanista" en ciernes
ETA ha decidido aumentar su presión sobre el PNV en su huida hacia adelante ante el acoso político, policial y judicial que padece y por su debilidad política. En esta decisión de la banda terrorista se encuadran el ataque al cuartel de la Ertzaintza de Ondarroa en septiembre; el asesinato del empresario de Azkoitia (Guipúzcoa), Ignacio Uría, el 3 de diciembre, y el atentado de anteayer, día de Nochevieja, contra las instalaciones centrales de la radio y televisión pública vascas, EITB, en Bilbao. Para ETA, todos ellos son símbolos del poder del PNV.
El atentado contra EITB no podía sorprender porque estaba anunciado. Ya en 2003, ETA amenazó a directivos y redactores por su línea informativa y, entre otras cosas, por "ocultar la represión de la Ertzaintza". Posteriormente, siguieron las amenazas en los Zutabe (boletines internos de la banda) números 101 y 102.
Pero esta posición cristalizó en el debate que tuvo la banda en el verano de 2007, al poco de romper su última tregua, en junio de ese año. De ahí sale la resolución de atacar al entorno del PNV, pero sin asesinar a sus dirigentes y militantes. Es lo que ha puesto en práctica en Ondarroa, en septiembre, y el día de Nochevieja, en Bilbao.
La colocación del PNV como objetivo por parte de ETA es paralela a la campaña de la izquierda abertzale de marginar al partido que preside Iñigo Urkullu del "polo soberanista" o independentista que sectores de Eusko Alkartasuna y de la antigua Batasuna han tratado de promover.
ETA hace ya tiempo que abandonó los postulados del Pacto de Lizarra, por el que todos los partidos y organizaciones nacionalistas vascas, incluidos el PNV y la izquierda abertzale, acordaron avanzar unidos hacia la soberanía de Euskadi. La banda terrorista, lo mismo que la izquierda abertzale, tratan hoy de disputar abiertamente la hegemonía del PNV en el campo del nacionalismo vasco.
Al PNV lo han calificado despectivamente como el "partido del negocio vasco" y, en ese contexto, ETA asesinó hace un mes a Ignacio Uría, empresario guipuzcoano, vinculado a las obras del AVE vasco y considerado simpatizante nacionalista.
Los ataques contra el nacionalismo moderado conllevan por parte de ETA una reafirmación de autoridad y un aviso hacia la disidencia en sus propias filas, desde los presos -como Txelis, Pakito, Pikabea o Urrusolo- a dirigentes de la vieja guardia de la izquierda abertzale, como Rafael Díez Usabiaga o Arnaldo Otegi, que abominan de la orientación de la banda. ETA, con estas actuaciones contra el nacionalismo moderado, está haciendo real el vaticinio del ministro del Interior cuando dijo: "ETA pudo ser el IRA y acabará como el GRAPO".
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