EE UU exige que Líbano pueda vivir sin "la violencia de la ocupación siria"
El presidente francés pide la apertura de una investigación internacional del atentado
La Casa Blanca condenó ayer el asesinato de Rafik Hariri "en los términos más enérgicos" y aprovechó para lanzar una andanada contra la ocupación de Líbano por Siria. El Gobierno de Damasco fue advertido hace dos semanas por el presidente Bush -que se entrevistó con el ex primer ministro Hariri en Washington hace tres años- de que debía "cortar su apoyo" a los grupos terroristas. El atentado tuvo gran impacto en Francia, donde el presidente Jacques Chirac, amigo personal de Hariri, exigió una investigación internacional del crimen.
La Casa Blanca sugirió ayer que la mano de Siria está detrás del atentado, pero no habrá una acusación formal "hasta que no se sepa quién es responsable", según Scott McClellan, portavoz presidencial, que hizo esta precisión cuando acababa de afirmar lo siguiente: "Este asesinato es un terrible recordatorio de que los libaneses deben ser capaces de lograr sus aspiraciones y determinar su propio futuro político en libertad y sin la violencia y la intimidación que supone la ocupación de Siria".
Dicho esto, McClellan aclaró que por el momento la Casa Blanca no establece un vínculo directo entre el Gobierno de Damasco y el atentado, pero que Hariri "luchó de manera incansable para reconstruir un Líbano libre, próspero e independiente después de la guerra civil y de la ocupación extranjera".
Aunque Siria no estaba inicialmente en los seis modelos o bastiones de tiranía señalados por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en su toma de posesión, el Gobierno de Damasco ha sido advertido en varias ocasiones por Washington por no cooperar en la pacificación de Irak. Y hace dos semanas, en el discurso de George W. Bush sobre el estado de la Unión, el presidente criticó a Siria porque "permite que en su territorio y en partes de Líbano actúen los terroristas que tratan de destruir cualquier posibilidad de paz en la zona".
El 15 de octubre de 2003, el Congreso aprobó la Ley de Exigencia de Responsabilidad a Siria, que puso en marcha sanciones por "el apoyo sirio al terrorismo, la ocupación de Líbano, el desarrollo de armas de destrucción masiva, las importaciones ilegales de petróleo iraquí" y la responsabilidad de Siria en la crisis de Oriente Próximo. Bush dijo el 2 de febrero: "Esperamos que el Gobierno de Siria corte su apoyo a los grupos terroristas y abra las puertas a la libertad".
El embajador de Siria en Washington, Imad Mustafá, condenó en la CNN el "atroz asesinato" de Hariri y dijo que tendrá consecuencias muy negativas para la zona. Mustafá rechazó enérgicamente cualquier responsabilidad de su Gobierno en lo ocurrido y dijo que el atentado se utilizará para eso. El presidente sirio Bachar al Asad calificó el atentado de "terrible acto criminal".
El asesinato de Hariri causó un gran impacto en Francia, antigua potencia colonial de Líbano y coopatrocinadora, junto a EE UU, de la resolución 1.559 de la ONU que exige la retirada de las tropas sirias de Líbano. La mayoría de los analistas relacionaban ayer el atentado con el apoyo de Hariri a la citada resolución y muchas de las miradas en busca del origen de la matanza se dirigían hacia Damasco. El atentado tenía lugar poco después de que el presidente Chirac recibiera en París al ministro israelí de Exteriores, Silvan Shalom. Poco después, el palacio del Elíseo hacía pública una nota en la que condenaba el "crimen" con la máxima firmeza y exigía la apertura "inmediata" de una investigación internacional para determinar "las circunstancias y las responsabilidades de esta tragedia antes de castigar a los culpables".
En medios diplomáticos franceses la noticia provocó gran inquietud dados los numerosos lazos que Francia mantiene con este país clave de Oriente Próximo,incluidas las estrechas relaciones a nivel personal que mantenía Hariri con miembros de la política y la diplomacia gala. A media tarde, el ministros de Exteriores francés, Michel Barnier y su colega israelí, comparecían ante los medios de comunicación. Para el jefe de la diplomacia gala, el atentado está claramente dirigido contra "el proceso democrático y político que debe ser emprendido en Líbano". Por su parte, Shalon aseguró que "los adversarios de la democracia" habían conseguido asesinar a "uno de los líderes más importantes" de Líbano.
Shalom se encontraba en París para inaugurar la nueva Embajada de su país en Francia, y tratar de mejorar las relaciones entre París y Jerusalén que, en los últimos años, han pasado por momentos muy bajos, con graves acusaciones por parte de Israel de permitir el resurgir del antisemitismo en Francia. Antes del atentado, Shalom pidió a Barnier que presione para que la UE ponga en su lista de organizaciones terroristas al grupo chií libanés Hezbolá, que "trata de socavar las posibilidades de paz". El jefe de la diplomacia israelí, sin embargo, negó por la tarde en una entrevista con la cadena de televisión LCI que hubiera señalado a Siria como instigadora o autora del atentado.
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