Los insurgentes atacan la sede del partido chií de Irak en su campaña de intimidación
Secuestrados ocho obreros chinos "por trabajar en un proyecto de Estados Unidos"
El atentado de ayer contra la sede del principal partido chií de Irak es un nuevo intento de los insurgentes por intimidar a la comunidad mayoritaria ante las elecciones del próximo día 30. Los portavoces de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII) aseguraron que no van a caer en la trampa del enfrentamiento sectario. Los dos guardas muertos ante su sede apenas son una parte de las víctimas diarias de la violencia, que ha decidido al Gobierno iraquí a anunciar el cierre de las fronteras en torno a los comicios. Además, ocho obreros chinos fueron secuestrados "por trabajar en un proyecto de EE UU". Sólo la liberación del arzobispo de Mosul dio un respiro.
Es el segundo ataque contra la ASRII en tres semanas. El anterior, que tuvo como objetivo a su líder, Abdulaziz al Hakim, dejó 13 muertos y 39 heridos. El grupo de Abu Musab al Zarqaui, al que los servicios secretos estadounidenses vinculan con Al Qaeda, se ha responsabilizado de ambos. Pero en las calles de Yadriye, el barrio en el que se han producido las explosiones, sus habitantes hacen una lectura mucho más local.
"Los wahabíes no quieren que ganemos las elecciones", asegura por teléfono Husein Abdulhadi, un vecino chií que ha tenido que volver a cambiar todos los cristales de su casa, igual que hiciera el 27 de diciembre tras el atentado contra la vivienda de Al Hakim. Abdulhadi, como muchos chiíes, llama "wahabíes" a los extremistas suníes que forman uno de los pilares de la insurgencia. Y es que aunque Yadriye era un lugar de residencia favorecido por los altos cargos del régimen de Sadam Husein (la villa que ocupa Al Hakim perteneció antes al viceprimer ministro Tarek Aziz), su población tradicional es mayoritariamente chií, como el resto de Irak.
"Tanto el atentado como el secuestro del arzobispo Casmoussa están en línea con los ataques sectarios de las últimas semanas", apunta Marcos Vega, encargado de negocios español en Irak, recordando los asesinatos de personas del entorno del ayatolá Alí Sistaní en Bagdad y Kerbala. "El objetivo", interpreta Vega en una conversación telefónica, "es hacer daño y atemorizar a las partes más comprometidas con las elecciones, y los chiíes han mostrado una gran determinación". Aun así, el diplomático se muestra convencido de que estas agresiones "no van a lograr su objetivo".
Temor al resultado
Pero es precisamente ese temor al triunfo chií el que está alimentando, y tal vez agrandando, el respaldo a una insurgencia que inicialmente fue mucho más limitado. "Hay gente que tiene miedo a que ganen los chiíes", admite Vega. En su opinión, es un error. "Los chiíes han aprendido de la historia, tanto de los años veinte cuando se rebelaron contra los británicos y quedaron excluidos del poder, como de los excesos de la revolución islámica de Irán".
Al Hakim encabeza la llamada lista chií, que con el visto bueno de Sistaní ha intentado aunar los intereses de esa comunidad. La Alianza Unida Iraquí, que ése es el nombre de la candidatura número 169, se apoya también en otro partido chií histórico, Al Dawa, y en el polémico grupo de Ahmed Chalabi, un protegido de EE UU que cayó en desgracia por sus vínculos con Irán. Además, ha incluido a dos pequeños partidos turcomanos, un partido kurdo chií y un grupo tribal suní para dar contenido al principio central de la plataforma: un Irak unido, tanto en su tierra como en su gente, con total soberanía nacional. El primer ministro provisional, Ayad Alaui, un chií laico, encabeza una lista alternativa, pero la organización y el tirón de los partidos religiosos convierten en favorita a la 169, a la que sus enemigos tildan de lista iraní.
Mientras tanto,la Comisión Electoral Independiente anunció ayer medidas de seguridad draconianas entre los días 29 y 31 de este mes, ambos inclusive. El Gobierno intenta así dificultar los atentados contra los colegios electorales y dar confianza a los votantes para que puedan ejercer su derecho. "Las fronteras terrestres de Irak se cerrarán entre los días 29 y 31 de enero", declaró Farid Ayar, portavoz de la Comisión. La única excepción contemplada es el regreso de los iraquíes que han viajado a La Meca a cumplir con el precepto islámico de la peregrinación (haj ). El aeropuerto internacional de Bagdad también suspenderá toda actividad civil.
Además, está prevista la prohibición del tránsito interprovincial y habrá restricciones al tráfico rodado en Bagdad. El toque de queda en la capital se amplía dos horas durante las mismas fechas y pasará a estar en vigor de nueve de la noche a cinco de la mañana. Además, como se han declarado fiesta nacional los tres días, todas las oficinas y la mayoría de las tiendas permanecerán cerradas.
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