_
_
_
_
Reportaje:LA TRANSICIÓN EN IRAK | La religión

Los católicos recuperan sus tradiciones

Siriacos, caldeos y otros cristianos reanudan sus ceremonias a la espera de que el nuevo orden respete su religión

Ángeles Espinosa

Perfectamente endomingados, caldeos, siriacos y otros cristianos de rito católico celebraron ayer el Domingo de Resurrección en Bagdad. Minoría en trance de desaparición (han pasado del 10% al 3% de la población durante los 12 años de embargo), los cristianos de Irak afrontan la nueva actualidad con preocupación. "Esperamos más garantías de las que teníamos con Sadam Husein", declara con firmeza el cardenal Fernando Forlani.

El nuncio del Vaticano no concede entrevistas, pero se hizo eco de los temores de la comunidad cristiana en una larga "conversación amistosa" con los enviados del periódico griego Ta Nea y de este diario. "Los siriacos y los caldeos son los habitantes originales de este país", explica Forlani elevando el tono de voz, "no son invasores o hijos de colonizadores. Por tanto, tienen derecho a vivir aquí con todas las garantías. Las tuvieron del régimen anterior y no esperamos menos ahora".

Más información
El Pentágono establecerá cuatro bases militares permanentes en territorio iraquí

Forlani sabe que la situación distaba de ser ideal. "Había libertad de culto pero no libertad de religión", precisa para dejar claro que no se permitía que un musulmán se hiciera cristiano y sí se animaba a lo contrario. El representante del Vaticano, el único embajador europeo que ha permanecido en Irak toda la guerra, no oculta su enfado porque las fuerzas de ocupación hayan permitido el saqueo del Museo Arqueológico. "Los caldeos y los siriacos están hundidos psicológicamente. Se ha destruido su pasado", denuncia Forlani. "¿Cómo ha podido permitirlo EE UU? ¿Acaso no lo entendieron?, porque sería terrible que hubiera sido intencionado y no pueden decir que no sabían que existía ese riesgo porque ya pasó en 1991".

"Para nosotros, Sadam era mejor", confiesa Nabil Hermes Hanna, próspero hombre de negocios caldeo y propietario de uno de los restaurantes más caros de Bagdad. "Al menos, respetaba nuestra identidad como minoría, ahora no sabemos qué va a pasar con todos esos extremistas chiíes; en cualquier momento puede venir un loco y pegarme un tiro porque sirvo bebidas alcohólicas". "Vamos a esperar y si las cosas empeoran cerraremos y nos iremos fuera", concluye.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_