La ONU acoge con recelo la invitación de Sadam al jefe de inspectores de desarme
Londres y Washington desconfían del anuncio y Moscú expresa su satisfacción
Justo en el 12º aniversario de la invasión de Kuwait y mientras se multiplican las informaciones sobre la voluntad de Estados Unidos de derrocar a Sadam Husein, el Gobierno iraquí dio ayer 'un paso en la buena dirección', según Moscú, o 'inició otro de sus juegos', según Londres. El ministro de Exteriores de Irak, Nayi Sabri, envió una carta al secretario general de la ONU, Kofi Annan, por la que invita al jefe del equipo de inspectores de desarme de la ONU, Hans Blix, a visitar Bagdad para mantener conversaciones 'de carácter técnico' sobre su misión.
Aunque Iqbal Riza, jefe del Gabinete de Annan, consideró la carta como un 'desarrollo positivo' después de cuatro años de bloqueo -los inspectores de desarme abandonaron Irak en 1998-, otro portavoz de la ONU señaló que hay una 'variación' entre las conversaciones sobre las inspecciones a que parece dispuesto Irak y las resoluciones de Naciones Unidas que piden 'acceso libre' a los inspectores. A pesar de ello, la ONU parece dispuesta a estudiar la propuesta iraquí.
En EE UU, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Sean McCormack, fue contundente en su respuestas y, tras exigir inspecciones 'incondicionales', señaló que la política de la Casa Blanca de acabar con el régimen de Bagdad permanece 'intacta' porque no está ligada a las inspecciones.
El miércoles, el presidente George Bush insistió ante el rey jordano, Abdalá II en que el régimen de Sadam es 'venenoso' y su líder un 'tirano brutal'. Bush destacó que la política de su Administración es el 'cambio de régimen' en Bagdad. Abdalá II, sin embargo, hizo hincapié en que atacar a Irak sería 'un tremendo error'.
El Gobierno británico, que se ha manifestado dispuesto a apoyar, incluso con tropas, el derrocamiento de Sadam Husein, restó importancia a la oferta iraquí y dijo que ese régimen 'tiene una larga historia de practicar juegos'. Según el portavoz del Ministerio de Exteriores, 'lo que se requiere de Irak está claro y no ha cambiado: un acceso sin trabas para los inspectores de desarme de la ONU, en cualquier momento y en cualquier lugar'.
Los expertos señalan que la carta de Irak puede responder a un intento del régimen de ganar tiempo una vez que se ha hecho evidente la decisión de Washington de acabar con Sadam y el clan de los Takriti, como se conoce a los familiares y vecinos de su aldea natal, Takrit, que ocupan altos cargos en el Gobierno, el Ejército y la Guardia Republicana, principal responsable de la seguridad del presidente.
Armas químicas
Además, la oferta iraquí aparece a los dos días de que el antiguo inspector jefe de desarme de Naciones Unidas Richard Butler declarase en el Congreso estadounidense que Irak está produciendo armas químicas y biológicas, y puede estar próximo a conseguir la bomba atómica.
Según el secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, firme partidario de derrocar a Sadam, Irak posee ahora 'fábricas móviles' de armas biológicas y profundos depósitos subterráneos que impiden su detección aérea, e incluso es posible que burlen la inspección del equipo de desarme de la ONU.
Francia, que ha expresado su oposición a un ataque a Irak, recibió con prudencia el gesto de Bagdad. 'Deseamos que el diálogo entre la ONU y las autoridades iraquíes continúen en el marco definido por las resoluciones del Consejo, tanto en el plano técnico como en el político, de forma que se consiga de Bagdad el rotorno de los inspectores', declaró el portavoz del Ministerio de Exteriores.
En realidad, todo Occidente ha recibido con frialdad, recelo o desconfianza la carta de Nayi Sabri. Sólo Rusia ha expresado satisfacción. Un portavoz del Ministerio de Exteriores la calificó de 'un paso importante hacia la solución del problema por métodos político-diplomáticos'.
En Bagdad, mientras tanto, se consideraba la decisión de silenciar el 12º aniversario de la invasión del vecino país como 'un gesto de buena voluntad hacia Kuwait y Arabia Saudí, y parte de los esfuerzos de Irak por cerrar este triste capítulo de la historia regional'.
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