Castro justifica su ausencia de la cumbre de Madrid por la visita de Carter a Cuba

El presidente de Cuba, Fidel Castro, anunció ayer que cancela definitivamente su proyectada visita a Madrid para asistir a la cumbre latinoamericana. El vicepresidente cubano, Carlos Lage, que encabezará la delegación de su país, explicó ayer que Castro había 'preparado su viaje hasta el último minuto', pero que finalmente había renunciado a él para atender a lo que queda de la visita a La Habana del ex presidente estadounidense Jimmy Carter y para responder adecuadamente a las acusaciones del actual titular de la Casa Blanca, George Bush, de que Cuba fabrica armas biológicas.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, reaccionó ayer con marcada indiferencia a la noticia de que Castro no asistiría a la cumbre. 'No tengo ningún mensaje que mandarle. Supongo que tendrá otras ocupaciones que atender', comentó Aznar, en respuesta a una pregunta que le fue formulada durante la rueda de prensa que siguió a la cumbre España-Caricom, el organismo que agrupa a 15 países fundamentalmente anglófonos del Caribe, celebrada en el palacio de la Moncloa.

'Cada uno tiene el derecho de elegir el nivel de su representación, y ya se nos había anunciado que la representación cubana estaría encabezada por el vicepresidente Carlos Lage, aunque luego hubo algún movimiento que parecía indicar que se podía modificar esa decisión', declaró el secretario de Estado para Iberoamérica, Miguel Ángel Cortés. El 'movimiento' aludido fue la petición de visado para Castro que el Gobierno cubano presentó el pasado martes en la Embajada de España en La Habana. El Gobierno español apostó, no obstante, incluso después de conocer la petición del visado, porque no llegaría a producirse una visita que le resultaba claramente incómoda, y no sólo por las pésimas relaciones entre Castro y Aznar, que son conocidas.

El reciente enfrentamiento del líder cubano con los presidentes de Uruguay y México añadía un elemento de tensión a este encuentro que la organización española prefería evitar. De las razones alegadas por el vicepresidente Lage, la relativa a la visita de Jimmy Carter parece la menos importante, ya que el ex presidente norteamericano debía ser despedido oficialmente ayer por la noche por Castro, antes de que celebrara hoy por la mañana la conferencia de prensa que cierra su visita a la isla.

Duro discurso de Bush

El tono de la polémica con la Administración de George Bush parece, en cambio, condenado a subir. El periódico The New York Times anunciaba ayer que el presidente pronunciará el lunes en Miami un duro discurso en el que pedirá la colaboración de Europa y América Latina, especialmente de España y México, para fortalecer el cerco a Cuba con mayores restricciones para los viajes a la isla, con el incremento de la ayuda a los disidentes y de los medios de la propaganda anticastrista norteamericana.

Washington sostiene que esta iniciativa de Bush estaba prevista desde hace tiempo y no tiene por objeto contrarrestar los posibles beneficios para el régimen de Castro derivados de la visita de Carter. La Administración estadounidense mantiene, entre tanto, una cierta distancia con respecto a las acusaciones vertidas la semana pasada por un alto funcionario del Departamento de Estado que relacionó a Cuba con la fabricación de armas biológicas.

'Estamos enfrascados en debates con el Gobierno norteamericano por sus recientes acusaciones sobre la producción de armas biológicas en Cuba, una mentira completa', dijo ayer Lage en Madrid.

Aznar, por su parte, declinó comentar este tema ni el eventual apoyo que el Gobierno español daría a un endurecimiento de la política de Bush hacia Cuba. Un alto funcionario de La Moncloa se mostró escéptico sobre la posibilidad de que esa petición se produzca, ya que, dijo, 'no se suscitó ese asunto en ningún momento de la visita que el presidente Aznar hizo hace dos semanas a Estados Unidos'.En cuanto a la posibilidad de que España medie durante la cumbre de Madrid entre Cuba, México y Uruguay, Miguel Ángel Cortés afirmó: 'No hay nada que mediar cuando no se pide esa mediación. No nos metemos a redentores cuando nadie nos llama'.