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Presión internacional para que India y Pakistán dialoguen

Los islamistas piden a Musharraf que envíe las tropas de la frontera afgana a la india

India y Pakistán volvieron a intercambiar disparos ayer en la disputada región de Cachemira, mientras proseguían los esfuerzos internacionales para rebajar la tensión entre estas dos potencias nucleares. Estados Unidos y China han instado a ambos países a resolver sus diferencias de forma pacífica, y el primer ministro británico, Tony Blair, se encuentra en la zona con similares intenciones.

Blair, que hoy viaja a Nueva Delhi, advirtió ayer en Dhaka, la capital de Bangladesh, del riesgo que entraña para la estabilidad global la creciente tensión entre los dos vecinos nucleares. India y Pakistán están embarcados en su mayor pulso militar de los últimos 15 años.

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'Se trata de una situación difícil y muy tensa. Si el conflicto crece hasta escapar al control, tendrá consecuencias muy graves no sólo para India y Pakistán, sino para toda la región y el mundo en general', aseguró el primer ministro británico. En los últimos días, Blair ha hablado varias veces con el presidente norteamericano, George Bush, sobre este asunto. Aunque el dirigente británico reconoció que no se hacía ilusiones.

'No voy a empezar a decirle a cada país cómo tiene que llevar adelante sus propios asuntos. Ése no es mi objetivo. Por supuesto, lo que queremos es que Pakistán actúe contra el terrorismo y que por parte india se reduzca la tensión tanto como sea posible', dijo Blair.

Tanto el presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, como el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, que mañana van a coincidir en la cumbre de países de Asia del Sur en Nepal, han asegurado que no desean una guerra y que no serán los primeros en apretar el botón nuclear. Pero la dimensión interna de la crisis complica las buenas intenciones de las que ambos dirigentes hacen gala en público.

Vajpayee, que tiene que dar satisfacción a los radicales hindúes, ha considerado insuficientes las enérgicas medidas que Musharraf ha adoptado contra los extremistas a los que Nueva Delhi responabiliza del ataque suicida del pasado 13 de diciembre contra su Parlamento. Las autoridades paquistaníes han detenido en los últimos días a un centenar de militantes de los grupos cachemires Jaish-e-Mohammad y Lashkar-e-Taiba, incluidos dos importantes dirigentes.

Radicales islámicos

En Pakistán, los partidos radicales islámicos han pedido a su Gobierno que retire las fuerzas que tiene desplegadas en la frontera con Afganistán y las traslade hacia el Este para hacer frente al aumento de la presencia militar india en la demarcación común, que se extiende a lo largo de 3.310 kilómetros. Estos grupos, que se oponen a la reconciliación entre India y Pakistán, están enviado militantes a la Cachemira bajo control indio para respaldar a la resistencia local. Ayer, un balance se hacía eco de 20 muertos desde el miércoles por la noche, la mayoría rebeldes. 'Las fuerzas paquistaníes deberían ser retiradas de la frontera occidental y estar preparadas para una yihad (guerra santa) contra India', afirmaba el comunicado difundido tras una reunión de una docena de grupos islamistas en Islamabad. Precisamente, esa posibilidad ha provocado la alarma de Estados Unidos, donde se teme que, de llevarse a cabo, mine los esfuerzos para capturar a Osama Bin Laden. Aunque se desconoce con precisión el paradero del saudí, algunos rumores apuntan a que podría tratar de buscar refugio en Pakistán ante el acoso al que se le ha sometido en su escondite afgano. Fuentes oficiales paquistaníes insisten en que la frontera con Afganistán está sellada y no pueden filtrarse fugitivos, pero se niegan a dar detalles sobre los movimientos de tropas. Esta preocupación es compartida por China, según se desprende de la conversación mantenida por su ministro de Asuntos Exteriores, Tang Jiaxuan, con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, y difundida por la agencia Xinhua. 'Si la situación se escapa al control y resulta en un conflicto armado de gran envergadura, no sólo sufrirán India y Pakistán, también afectará al proceso de paz en Afganistán y dañará la estabilidad y el desarrollo del sur de Asia y de todo el continente', dijo Tang.

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