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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO | Los esfuerzos diplomáticos

Tropas internacionales de paz llegarán a Afganistán antes del 22 de diciembre

La fuerza multinacional se desplegará con la autorización de la ONU pero sin su bandera

Guillermo Altares

"No habrá cascos azules en Afganistán", dijo ayer en Kabul Martin Barber, jefe de una misión de la ONU. El tipo de intervención que se producirá será parecido al de la SFOR en Bosnia: una fuerza internacional, que cuenta con la autorización, pero no con la bandera, de Naciones Unidas. 'Serán tropas de los países que se presenten voluntarios. En Bonn se acordó que la responsabilidad de la seguridad dependerá del Gobierno afgano, pero éste ha pedido el apoyo de una fuerza multinacional', dijo el funcionario de la ONU, quien no precisó cuántos soldados habrá ni de qué países.

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Tras 20 años de conflictos bélicos y cinco de poder de los talibanes, que desmantelaron completamente la poca administración que había sobrevivido a la guerra civil, en Afganistán no queda piedra sobre piedra y el trabajo de construcción -más que de reconstrucción, porque en muchos casos se partirá de cero- será enorme. Naciones Unidas ya se ha puesto en marcha para apoyar al Gobierno provisional afgano en la difícil tarea de hacer un país. 'Esta misión no tiene nada que ver con las de Kosovo o Timor Este, donde la ONU fue la Administración de facto. Aquí vamos a asesorar a un Gobierno existente y legítimo', señaló ayer en Kabul Martin Barber, jefe de un equipo de expertos de Naciones Unidas, formado por 17 personas, que llegó el sábado desde Nueva York.

El equipo de expertos de la ONU está aquí para comenzar a apuntalar la transición política, que comenzará oficialmente el 22 de diciembre con la toma de posesión del Gobierno provisional presidido por el pastún moderado Hamid Karzai, aunque contará en los ministerios más importantes, como Defensa o Exteriores, con veteranos miembros de la Alianza del Norte.

Su misión, delimitada por los acuerdos de Bonn, es apoyar al futuro Ejecutivo de este país en todos los campos en los que necesite asesoramiento para sentar las bases de un Estado pacífico y estable. La justicia, las comunicaciones, los derechos humanos, las libertades públicas, la administración, la economía, la energía, la prensa y, naturalmente, la seguridad estarán entre los aspectos principales.

'Nuestro trabajo será ayudar a las autoridades afganas a que puedan devolver la normalidad a este país', dijo Barber, al que le llovieron preguntas sobre un tema crucial: la futura presencia de una fuerza multinacional en Afganistán, que fue decidida durante la conferencia de Bonn.

Sólo dijo que las primeras tropas llegarán antes de la toma de posesión del Gobierno provisional. 'En cuanto haya una propuesta concreta, el despliegue será cuestión de días', afirmó. Por ahora no se sabe qué país o qué institución estará al mando de estas tropas, cuyo envío debe ser refrendado por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Aunque no se desplegarán cascos azules, entre los 17 expertos enviados por la ONU hay un militar, el teniente coronel Philipo Karakini, de Fiji, que es un especialista en operaciones de paz.

El Reino Unido, que ya tiene soldados sobre el terreno dentro de la coalición internacional contra el terrorismo, es el país que más posibilidades tiene de encabezar esta fuerza de paz, cuyo despliegue, en principio, se prolongará durante seis meses, los mismos durante los que el Gobierno provisional estará en el poder. Francia, Alemania, Canadá y Bangladesh ya han demostrado su interés en formar parte de la fuerza multinacional.

En cualquier caso, la propuesta tendrá que acelerarse. Afganistán no es un país donde una intervención militar organizada sea fácil. Primero, la limitación a los núcleos urbanos se debe a que son los únicos que controla la Alianza y con dificultades. Además, en gran parte del sur del país siguen los enfrentamientos, no sólo con los talibanes, sino también entre diferentes facciones pastunes.

Una mujer afgana se levanta el <i> burka</i> y le dice al fotógrafo: &#39;No necesitamos fotos, necesitamos comida&#39;, en Herat. Las mujeres esperan ayuda humanitaria.
Una mujer afgana se levanta el burka y le dice al fotógrafo: 'No necesitamos fotos, necesitamos comida', en Herat. Las mujeres esperan ayuda humanitaria.AP

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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