Comandos de EE UU rastrean el sur de Afganistán a la caza de Bin Laden
Bush: "Nuestras tropas han comenzado la caza"
"Nuestras tropas han comenzado la caza". Con esa frase, George W. Bush definió ayer cuál era el objetivo de la nueva fase de la guerra en Afganistán: localizar a Osama Bin Laden y a los máximos jefes de Al Qaeda y del régimen talibán, para detenerles o acabar con ellos. "No cejaremos hasta que todos comparezcan ante la justicia", afirmó Bush. Con los talibanes en retirada, la maquinaria bélica estadounidense se concentra en Bin Laden. Un centenar de soldados de élite busca al carismático dirigente terrorista en las montañas del sur del país, mientras la aviación prosigue sus operaciones.
El Pentágono anunció que varios dirigentes, ninguno de los cuales era de máximo nivel, habían muerto en el bombardeo de dos edificios en Kabul y Kandahar. Las pistas sobre el paradero de Osama Bin Laden, el mulá Mohamed Omar y otros líderes de Al Qaeda y de los talibanes se hacían 'cada vez más numerosas', dijo el general Tommy Franks, máximo jefe militar de la Operación Libertad Duradera. 'Pero aún no son tantas como yo querría', agregó. Franks, que dirige la guerra desde su oficina en Florida, viajó ayer a Washington para reunirse con el Estado Mayor del Pentágono y hacer balance de los importantes acontecimientos de las últimas jornadas. 'Buscamos información y estamos encontrándola', declaró.
El Comando Solo, el avión que durante toda la campaña ha lanzado octavillas y mensajes por megafonía a la población afgana, sobrevuela ahora el territorio repitiendo una y otra vez que EE UU pagará una recompensa de cinco millones de dólares (unos 940 millones de pesetas) a quien facilite la detención de Bin Laden. Grupos de agentes de la CIA se desplazan por el país con fajos de billetes y pagan por cualquier información útil; los sobornos parecen resultar especialmente efectivos para captar el apoyo de los dirigentes de las tribus pastún del sur. Los aviones espía, que pueden trabajar ya libremente por casi todo el país, captan sin dificultad las conversaciones que los responsables del régimen colapsado mantienen a través de sus teléfonos móviles. 'Van quedándose sin lugares donde esconderse y se pelean entre ellos', afirmó el vicepresidente Dick Cheney.
Patrullas de soldados estadounidenses se han estacionado en caminos y encrucijadas para cortar las vías de fuga. Otros grupos de soldados de élite, en unidades de 12 y a bordo de vehículos especiales para terreno montañoso, buscan en cuevas y túneles donde los aviones espía detectan fuentes de calor. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, fue muy expresivo sobre las consignas recibidas por los soldados estadounidenses en caso de topar con fuerzas hostiles: 'Si son gente contra la que queréis disparar, disparáis'. 'Esas órdenes son más o menos habituales; es normal que nuestros soldados destruyan a las fuerzas enemigas', matizó el general Franks.
El Pentágono cree, sin embargo, que Osama Bin Laden y sus colaboradores más directos no intentarán huir por tierra, sino con alguno de los helicópteros de que aún disponen, aprovechando la noche o alguna tormenta que dificulte la visibilidad. Para reducir al máximo esa vía, EE UU mantiene en vuelo casi constante a sus aviones espía teledirigidos.
Los seis aviones artillados AC 130 con base en Omán han sido reforzados con otros tres aparatos que despegarán desde Uzbekistán con la misión de hostigar a las últimas bolsas de resistencia y provocar huidas en desbandada, o destruir edificios donde se sospeche la presencia de jefes talibanes y de Al Qaeda.
Victoria Clarke, portavoz del Departamento de Defensa, anunció ayer que algunos dirigentes de nivel medio habían resultado muertos en los bombardeos de una casa en Kabul, el martes, y otra casa en el bastión talibán de Kandahar, ayer mismo.
Clarke indicó que, pese al derrumbamiento de las líneas militares talibanes, los bombardeos no habían amainado, sino al contrario. El miércoles participaron en los ataques aéreos 136 aviones, una cifra bastante superior a la de jornadas anteriores. 'La guerra aún no ha terminado, ni mucho menos', comentó Clarke.
Para subrayar la necesidad de 'acabar completamente' con Al Qaeda, el zar de la seguridad, Tom Ridge, confirmó que en un refugio abandonado por Al Qaeda habían sido halladas instrucciones para la construcción de un artefacto nuclear parecido al que destruyó Nagasaki en 1945.
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