Las mujeres se quitan el velo
Las nuevas autoridades de Mazar-i-Sharif piden a sus ciudadanos que 'disfruten la libertad'
Las mujeres pudieron pasear sin el burka, por primera vez en más de dos años, por las calles de Mazar-i-Sharif el pasado domingo, después de que los talibanes se vieran forzados a abandonar la ciudad ante el avance de la Alianza del Norte.
Las nuevas autoridades planean reabrir los colegios, que han permanecido cerrados durante los pasados 27 meses. Las mujeres rezaron en la mezquita central por primera vez desde que en 1999 la ciudad cayó en poder de los talibanes. La televisión local se preparaba para volver a emitir. Todo esto sucedía mientras uno de los señores de la guerra de la Alianza lanzaba un mensaje a los residentes de Mazar-i-Sharif para que disfrutaran 'de las nuevas libertades'. 'No trataremos a la gente como lo hicieron los talibanes. No decimos que los niños no pueden ir al colegio ni que las mujeres no pueden trabajar', subrayó Abdurrashid Dostum, uno de los generales de la Alianza. 'Las mujeres de Afganistán tienen los mismos derechos que las mujeres de otros lugares', añadió.
'La gente está feliz, está comenzando a volver a sus trabajos', señaló un vecino de la localidad contactado por teléfono.
Dostum ya gobernó en Mazar-i-Sharif antes de que la ciudad fuera tomada por los talibanes; entonces, su gestión se caracterizó por la opresión. Ahora ha pactado con sus antiguos rivales y actuales compañeros en la Alianza levantar el gobierno militar de la ciudad.
El acuerdo entre las diferentes facciones de la Alianza es, según los observadores, la prueba de que la oposición a los talibanes está intentando vencer la división existente para poder gobernar todo el país. Como prueba de ello, los soldados de cada facción no quedarán estacionados dentro del casco urbano, sino que se alojarán en campamentos separados levantados en las afueras de la ciudad. Cada una de las facciones designará 100 hombres para formar una unidad conjunta que quedará a cargo de la seguridad de Mazar-i-Sharif. 'Queremos que los soldados se queden fuera de la ciudad para que la gente no tenga miedo', explicó el comandante Muhaquiq.
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