Pakistán pone a sus tropas en alerta por miedo a India
Islamabad dice que ha detectado movimientos de fuerzas en torno a Cachemira
Tal vez sólo sea un pulso para impresionar a Colin Powell, pero también puede tratarse de una bomba de relojería. El último rifirrafe entre India y Pakistán en Cachemira complica la tarea del secretario de Estado norteamericano. Powell ha visitado Islamabad y Nueva Delhi para asegurarse de que no va a abrirse otro frente. Pero ambos Gobiernos quieren sacar ventaja. Tras el ataque indio del lunes, Pakistán anunció ayer que ha puesto en 'alto estado de alerta' a sus fuerzas en la línea de control, la línea del alto el fuego.
'Tenemos información de que India ha movido algunas fuerzas y resituado algunos medios aéreos, lo cual puede ser una amenaza', declaró ayer el portavoz presidencial, general Rashid Qureshi. 'Las Fuerzas Armadas de Pakistán están al tanto de la situación y ya están en un alto estado de alerta para frustrar cualquier daño o accidente', añadió Qureshi tras interrumpir la conferencia de prensa diaria del portavoz de Asuntos Exteriores. India negó enseguida esos movimientos de tropas. 'Es absolutamente falso, se trata de una invención total', afirmó la portavoz del Gobierno de Nueva Delhi, Nirupama Rao. Sin embargo, el pasado lunes, fuerzas indias atacaron una docena de puestos paquistaníes en la llamada línea de control, la línea de alto el fuego establecida entre India y Pakistán tras sus guerras de 1947 y 1971.
El martes hubo también algunos intercambios de disparos y el nuevo ministro indio de Defensa, George Fernandes, dijo que iban a continuar las 'operaciones de castigo'. 'Vista en el contexto de los irresponsables comentarios del recién nombrado ministro de Defensa [indio] y del ataque no provocado al que recurrieron hace dos días contra civiles en Cachemira, ese hecho se ha convertido en un motivo de preocupación', explicó Qureshi. Desde su independencia en 1947, India y Pakistán han librado dos guerras por Cachemira, que ambos reclaman como parte integrante de su territorio, y en el verano de 1999 estuvieron a punto de iniciar una tercera, con la agravante de disponer ya de armas nucleares. Los precedentes convierten a Cachemira en una bomba de relojería.
Sin embargo, el trasfondo de la visita de Powell da pie a pensar que tanto Nueva Delhi como Islamabad se han embarcado en un pulso para ver quién obtiene mayores ventajas de Estados Unidos. Aunque el Gobierno indio se sintió molesto con las declaraciones del enviado norteamericano en Islamabad calificando a Cachemira de 'asunto central' en las relaciones entre India y Pakistán, sus conexiones con Washington son bastante buenas.
Sin embargo, la repentina aproximación a Pakistán, país del que EE UU se había distanciado a raíz de las pruebas nucleares de 1998 y del golpe de Estado de 1999, ha preocupado en Nueva Delhi. Powell se esforzó ayer en eliminar cualquier sombra sobre la importancia de los lazos entre 'las dos democracias con mayor diversidad étnica y cultural' durante la conferencia de prensa junto al ministro indio de Exteriores, Jawant Sing. 'Condenamos el terrorismo donde quiera que se produzca, sea el 11 de septiembre, o el 1 de octubre en Srinagar', declaró en referencia al atentado suicida que se cobró 40 vidas en la capital de Cachemira.
'India y Estados Unidos se mantienen unidos contra el terrorismo, lo que incluye el terrorismo dirigido contra India también', subrayó Powell en una clara concesión a sus anfitriones, que desean aprovechar su contribución a la coalición internacional para acabar con los independentistas cachemires. India acusa a Pakistán de animar y financiar esa insurgencia. El anuncio, pocas horas después, de que las tropas paquistaníes estuvieran en 'alto estado de alerta' puede ser una mera pataleta de Islamabad. Pero las presiones de los extremistas en ambos países son grandes y EE UU va a tener que ser especialmente equilibrado en su trato con ellos. Su oferta de mediación, bien acogida en Pakistán, ha sido amablemente rechazada en India, donde se insiste en que Cachemira es un 'asunto bilateral'. El primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, rechazó la semana pasada la oferta de diálogo que le hizo el presidente paquistaní, Pervez Musharraf.
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