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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO | La zona del conflicto

Musharraf busca más apoyos para hacer frente a los islamistas

El presidente de Pakistán se reúne con los principales líderes de los partidos políticos

Ángeles Espinosa

El presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, inició ayer una ronda de contactos con los principales líderes políticos de su país. No es la primera. Tras el golpe de Estado que le llevó al poder en octubre de 1999, Musharraf había tratado de apartar de la política a los partidos tradicionales. Sin embargo, ante la actual crisis, ha optado por buscar el mayor consenso posible para hacer frente a la amenaza que plantean los extremistas islámicos.

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Tema:: La encrucijada de Pakistán

'No se plantea ningún cambio de Gobierno', aseguró ayer el portavoz presidencial, general Rashid Qureshi. Fuentes periodísticas habían barajado la posibilidad de que Musharraf incluyera a alguno de los principales partidos en el Gabinete para garantizarse su apoyo en la actual crisis. 'El presidente va reuniéndose con diferentes representantes de la sociedad para ponerles al corriente de la situación, pero no hay ninguna previsión de cambios en el plan que anunció de celebrar elecciones legislativas en el año 2002'.

La primera reunión se produjo con el presidente de la Liga Musulmana de Pakistán (PML), Mian Mohamed Azhar. 'Apoyamos la coalición internacional y condenamos el terrorismo, pero estamos muy preocupados por la acción militar', explicó a este diario Abida Hussein, secretaria de información de la PML. El otro gran grupo político, el Partido Popular de Pakistán (PPP, de Benazir Bhutto), también ha expresado su apoyo a Musharraf. Sin embargo, Jamiat Islami y el resto de los partidos religiosos han pedido al Ejército que sustituya al jefe del Estado por el camino que ha tomado.

'Gracias a Dios que teníamos a Musharraf al producirse esta crisis; si llega a haber un Gobierno elegido, hubiera tratado de satisfacer a la opinión pública, ya que tenemos una tradición de primeros ministros débiles', afirma Zeinab Omar, una joven profesional que refleja la posición mayoritaria entre las élites educadas del país. Pero incluso estos sectores se muestran críticos con los bombardeos sobre Afganistán, y a medida que crece el descontento por ellos aumenta también el apoyo a los radicales islámicos, que son quienes más vocalmente los han criticado.

Desde que Musharraf optó por respaldar a Estados Unidos en su coalición contra el terrorismo, los partidos religiosos no han dejado de organizar manifestaciones en todo el país. El presidente ha asegurado que se trata de una minoría, 'no más del 10% o el 15% del país', que la mayoría apoya su decisión. Pero, tal como recuerdan muchos observadores, en un país de 140 millones de personas, esa minoría son unos 20 millones.

De hecho, aunque las protestas no han sacado a la calle a cientos de miles de personas, su multiplicación y algunos incidentes violentos están colocando al presidente en una situación muy delicada. Durante la última semana, radicales presuntamente islámicos han llevado a cabo una matanza de cristianos en Bahawalpur; varios miles de militantes islamistas trataron de unirse a la yihad en Afganistán y otros activistas contrarios a su política han cortado durante cinco días la carretera del Karakorum que une Pakistán con China.

'Están tratando de demostrar que el Gobierno no es capaz de mantener el orden público', explica a este diario un diplomático de un país vecino que no esconde su preocupación por la creciente inestabilidad. 'De momento, no hay un peligro inmediato, pero, si la campaña militar se prolonga, la situación puede escapar a su control', añade.

'La continuación de los ataques en Ramadán dará [a quienes protestan] una nueva excusa para elevar aún más su voz contra la acción en Afganistán', ha reconocido el propio Musharraf, que en ningún momento ha escondido la dificultad del camino que ha tomado. El problema de base es que Pakistán ha dado un giro radical a su política respecto a Afganistán y los talibanes. De la noche a la mañana, los amigos del otro lado de la frontera se han convertido en enemigos.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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