El mulá Omar llama a los musulmanes del mundo a elegir bando
Los talibanes aseguran que su guerra santa continuará 'hasta el último aliento'
El régimen talibán rechazó ayer la 'segunda oportunidad' ofrecida por George W. Bush para que entreguen a Osama Bin Laden. 'Nuestra yihad continuará hasta el último aliento en defensa de nuestra tierra y del islam', aseguró desde Kandahar el ministro de Información, Qudratullah Jamal. El líder espiritual talibán, el mulá Mohamed Omar, hizo, además, un llamamiento a los musulmanes de todo el mundo: '¿Os permite vuestra fe tolerar la barbarie de EE UU contra unos musulmanes?', inquirió al pedir que elijan entre Afganistán o EE UU.
'No tenemos ningún tratado de extradición con EE UU que nos permita entregar a personas sospechosas', declaró a la agencia AIP (Prensa Islámica Afgana), próxima a los talibanes. 'Los americanos han atacado Afganistán sin tener ninguna prueba con el fin de camuflar el fracaso de sus servicios de inteligencia', aseguró Omar al acusar, una vez más, a Washington de no tener pruebas sobre la culpabilidad de Osama Bin Laden en los atentados del 11 de setiembre.
'Nuestro pecado es haber hecho respetar la fe islámica en este país', añadió el líder de los talibanes al pedir el apoyo de los musulmanes de todo el mundo para que se opongan a los bombardeos contra Afganistán: '¿Es que vuestra fe os deja quedar en silencio y apoyar a los americanos?'
'Queremos decir una vez más que su intención es (librar) una guerra contra los musulmanes y los afganos', manifestó por su parte Jamal. Sus palabras acababan con las especulaciones sobre el viaje del embajador Abdul Salam Zaif a Kandahar, el feudo de los talibanes. Algunos observadores habían mencionado la posibilidad de que Zaif llevara allí un mensaje de EE UU o de Pakistán para buscar una salida a la campaña militar antes de que empiece el despliegue terrestre.
Jamal desmintió que se hayan producido deserciones. 'Esas informaciones no tienen fundamento; no hay deserciones entre los talibán', afirmó, 'estamos unidos y dispuestos a luchar contra la oposición y las tropas norteamericanas, y a sacrificar nuestras vidas por la causa del islam'. Por primera vez después de varios días, los talibanes informaron ayer de pequeños avances en el frente, en la provincia de Bamiyán, donde dijeron haber tomado tres pueblos.
La nueva jornada de bombardeos se ensañó con los alrededores de Kandahar. 'Personalmente, he contado las explosiones de siete u ocho misiles de crucero y los aviones sobrevolaban Kandahar en círculos', declaró un funcionario a la agencia France Presse.
El corresponsal de la cadena de televisión Al Yazira, Tayseer Alouny, dijo que parecía 'que las estaciones de radar han sido dañadas y que no pueden detectar los aviones antes de su llegada'. 'Antes sabíamos que había un ataque cuando oíamos las defensas antiaéreas, ahora nos enteramos cuando oímos las explosiones de las bombas que sueltan los aviones', dijo.
La posibilidad de que aumenten las víctimas civiles preocupa especialmente en Pakistán. Las autoridades temen que los extremistas islámicos logren entonces un numeroso respaldo a sus manifestaciones antinorteamericanas, que hasta ahora se han mantenido bajo control. Ante esta posibilidad, el Gobierno ha endurecido las medidas de seguridad y la prensa local informaba ayer de que el presidente ha dado instrucciones a todas los servicios secretos para que concentren sus actividades en la prevención del terrorismo y el sectarismo.
Ahora esos servicios deben reorientar su trabajo hacia la 'consecución de información política'. La violencia sectaria, de la que son responsables los mismos grupos extremistas que ahora lideran la campaña protalibán, se ha cobrado al menos 150 vidas en lo que va de año, una treintena más que en todo 2000. La mayoría de estas víctimas son shiíes, una comunidad que representa el 20% de la población paquistaní, pero contra la que dirigentes radicales suníes han animado a menudo a la violencia.
Una reunión de los responsables de la seguridad decidió el jueves aplicar la ley antiterrorista a quienes fomenten disturbios. Ayer mismo la policía procedió a detener a un cuarto líder extremista, Abdullah Shah Mazar, en Karachi, la ciudad que concentra el mayor número de enfrentamientos sectarios.
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