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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

La plegaria del viernes, prueba de fuego en las capitales islámicas

Por los teléfonos móviles de El Cairo circulaba ayer este mensaje: 'Musulmanes, rezad mañana para que Alá ayude a nuestros hermanos en Afganistán. Por favor, transmita este mensaje a todos los musulmanes que conozca. ¡Alá es grande!'. Y es que las concentraciones que, con motivo de la plegaria del viernes, el día sagrado del islam, se celebrarán hoy en las mezquitas de El Cairo y otras grandes capitales musulmanas constituyen la primera gran prueba del efecto entre las masas de la campaña militar estadounidense en Afganistán y los llamamientos de Bin Laden a la yihad o guerra santa. El Gobierno de Hosni Mubarak tiene listos grandes despliegues policiales ante cualquier eventualidad.

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Egipto vive la contradicción de tener uno de los Gobiernos más duros en el combate contra el integrismo y, al mismo tiempo, una de las poblaciones más sensibles a los argumentos islamistas. Empezando por Aymar Al Zawahiri, el lugarteniente de Bin Laden, 7 de los 22 terroristas más buscados por el FBI son egipcios. También lo era Mohamed Atta, el piloto suicida de las Torres Gemelas.

La crisis actual ha sorprendido al país del Nilo en uno de los momentos de mayor antiamericanismo popular, según reconocen fuentes gubernamentales. Las acusaciones estadounidenses contra Gamil Al Batuti, el piloto del vuelo de Egypt Air que en 1990 se estrelló a la salida de Nueva York, despertaron la indignación egipcia. Sólo la protesta de Mubarak logró que Washington dejara de sugerir que el piloto se había suicidado en un arrebato de fiebre religiosa. Intelectuales, élites económicas y masas populares comparten ahora un recelo contra EE UU que no se registraba desde los tiempos de Nasser.

Situación delicada

Egipto está en una situación particularmente delicada. Con 65 millones de habitantes es el mayor país árabe y uno de los más grandes en todo el universo musulmán. Su economía siempre es frágil, dependiendo mucho de los 2.000 millones de dólares anuales que le entrega EE UU y de los ingresos del turismo, una actividad que ya se resiente de la presente crisis. También es la patria de los Hermanos Musulmanes, el primer movimiento islamista contemporáneo, y el país donde el presidente Anwar el Sadat fue asesinado en 1981 por unos integristas, y donde en los años noventa se registraron sangrientos atentados contra turistas y también contra el premio Nobel de Literatura Naguib Mahfuz.

El semanario Mussawar, cuyo director es un próximo de Mubarak, informó ayer de la desarticulación el pasado mayo de una célula terrorista egipcia vinculada a Bin Laden. Fueron detenidas 'varias decenas de personas', dos de las cuales habían recibido entrenamiento como pilotos en la misma escuela norteamericana que empleó Mohamed Atta. La difusión de esta noticia fue interpretada como una prueba de que Mubarak está dispuesto a aceptar que los atentados fueron patrocinados por Bin Laden.

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