Judias y arroz sin paracaídas

La ayuda humanitaria arrojada el domingo sobre Afganistán por dos aviones militares de carga norteamericanos procedentes de Alemania consistió en 37.000 paquetes de comida, de brillante color amarillo y con una etiqueta escrita en inglés, francés y español en la que se dice que es 'comida regalada por el pueblo de EE UU'. Una cortesía difícil de apreciar en Afganistán, donde el 70% de la población es analfabeta.

Los paquetes fueron lanzados nueve horas después de los bombardeos, desde una gran altura, que el Pentágono no quiso precisar ayer, y sin paracaídas. Cada ración de comida está envuelta en un plástico duro, con dos picos en forma de ala que hacen que planeen y evita que se entierren en el suelo. Cada una de ellas contiene lentejas, judías, arroz, pan, galletas, mantequilla de cacahuete y especias, una combinación de alimentos pensada por la ONU para que pueda ser aceptada por cualquier religión. La ración proporciona 2.200 calorías, cuesta unos cuatro dólares (unas 720 pesetas) y tiene una caducidad de 18 a 24 meses. El paquete incluye también ilustraciones que describen cómo comer los alimentos, explicadas por una cara sonriente que se lleva una cuchara a la boca. Todos llevan la bandera de EE UU.

Estos paquetes de comida fueron arrojados por primera vez en noviembre de 1993 sobre algunos enclaves bosnios. Desde entonces se han lanzado ocho millones de raciones en Irak, Cuba, Ruanda y Haití.

El lanzamiento de ayuda sobre Bosnia desde altitudes más bajas que la operación realizada sobre Afganistán resultó un fiasco, y, por ello, el Pentágono puso un gran énfasis el domingo en destacar que también los paquetes de comida habían alcanzado sus objetivos. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó que el sistema de lanzamiento había sido mejorado y que habían caído en zonas seguras.