EE UU financia a la Alianza que lucha contra los talibán
La guerrilla opositora pide un 'sueldo' mensual de 9.000 millones y equipamiento militar
El Gobierno de Estados Unidos ha decidido implicarse en la guerra civil de Afganistán. La Alianza del Norte y otros grupos que combatan a los talibán serán beneficiarios de un programa de ayuda encubierta que incluirá, probablemente, dinero y armas. George W. Bush también ha ordenado que se envíe ayuda humanitaria a Pakistán para paliar el impacto social causado por la llegada de miles de refugiados afganos. El representante de la Alianza del Norte en EE UU, Haron Amin, pidió ayer un sueldo mensual para la guerrilla de 9.000 millones de pesetas y más equipamiento militar.
La Casa Blanca no ha dado detalles sobre el fondo de reptiles aprobado en beneficio de la Alianza del Norte, porque se trata de un programa secreto. Pero ha hecho esfuerzos para subrayar que asume la cooperación con los grupos antitalibán como un mal menor. 'No estamos en el negocio de crear gobiernos', dijo ayer Ari Fleischer, el portavoz presidencial. 'El propósito de la misión', explicó refiriéndose a la Operación Libertad Duradera, 'es eliminar a quienes protegen a los terroristas y para ello trabajaremos con gente muy variada'.
El objetivo de Bush se concreta en un documento distribuido este fin de semana a sus asesores más directos y obtenido por The New York Times: 'Los talibán no representan al pueblo afgano, que nunca votó o eligió a la facción talibán', dice el documento. 'No queremos decidir quién manda en Afganistán, pero ayudaremos a quienes desean un Afganistán pacífico, más desarrollado y libre del terrorismo'. 'No queremos dar la impresión', se añade, 'de que nos ponemos del lado de un grupo étnico o de un grupo de tribus o de un partido'.
La Casa Blanca es consciente de que no hay soluciones óptimas en el caleidoscopio político afgano, no olvida que en otro tiempo cooperó con los talibán en su guerra contra la URSS con un programa secreto como el creado ahora para la Alianza del Norte y no olvida tampoco que los actuales opositores resultaron bastante indeseables cuando gobernaron entre 1991 y 1996.
Ése es el motivo de que se estimulen las rebeliones de grupos pastún (la etnia de los talibán) e incluso las deserciones dentro del régimen, con la declaración expresa de que la ayuda encubierta no es sólo para la Alianza del Norte y llegará a todo aquel que contribuya a derribar al Gobierno. Bush quiere abrir al máximo el abanico de posibilidades. Y prefiere mantener en secreto los detalles del fondo de reptiles, para no aparecer, más de lo estrictamente necesario, como patrocinador de un futuro Gobierno en Kabul. Rusia, India e Irán han sido hasta ahora los apoyos exteriores de la Alianza del Norte.
El representante en Washington de la Alianza del Norte, Haron Amin, no considera que sus exigencias deban mantenerse en secreto. Reclama abiertamente para los guerrilleros antitalibán un sueldo mensual de 50 millones de dólares (unos 9.000 millones de pesetas), además de un surtido de equipamiento militar que incluye helicópteros (ahora sólo tienen dos), tanques y artillería. 'Con eso, nuestros 15.000 combatientes y apoyo aéreo, podría hacerse el trabajo', declaró Amin, refiriéndose al derrocamiento de los talibán. 'Lo que proponemos es que los comandos especiales de EE UU se coordinen con nuestras fuerzas para hacer movimientos rápidos, asegurar ciertas posiciones y expandir nuestro territorio', explicó. La Alianza dice controlar el 15% del país, pero la inteligencia de EE UU cree que su porción de terreno se limita al 5%.
A Bush le interesa tanto acabar con los talibán como asegurar la estabilidad interna de Pakistán. El portavoz presidencial se negó ayer a precisar el volumen de ayuda humanitaria que Washington enviará a Pakistán.
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