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Adolfo Villoslada: "Estuve tranquilo porque me indicaron que el secuestro era cosa de dinero"

Adolfo Villoslada, liberado en la noche del viernes por la organización terrorista ETA después de 84 días de cautiverio, confirmó ayer que el móvil de su secuestro fue exclusivamente económico. "Estuve tranquilo" explicó, "porque me indicaron desde el primer momento que no tenían nada contra mí, que saldría bien y que era cosa de dinero". El industrial navarro dijo desconocer el monto del rescate y negó haber tratado con sus guardianes esta cuestión.

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La negociación del rescate -que, según el portavoz de la familia, Angel Ruiz de Erenchun, se produjo el último fin de semana- ha estado rodeada por ETA de las máximas medidas de seguridad, según la impresión recogida en medios políticos de Navarra, para impedir a toda costa interferencias policiales. En las gestiones han participado, según las mismas fuentes no oficiales, directivos de las empresas de la víctima y algún político perteneciente al sector renovador del partido regionalista Unión del Pueblo Navarro (UPN), a título particular. ETA ha extremado las precauciones y ha huido en este caso de intermediarios conocidos por su mediación en secuestros anteriores.El objetivo de la organización terrorista era impedir la interferencia por la policía de los pagos, como sucedió en dos ocasiones durante el cautiverio de Emiliano Revilla, una vez en el País Vasco francés y otra en París. Adolfo Villoslada, de 48 años, afeitado y con el pelo cortado, vistiendo un traje gris y acompañado por su hija Clara, de nueve años, y del portavoz de la familia, el abogado Angel Ruiz de Erenchun, explicó ayer algunos de los pormenores (le su cautiverio.

"Me encuentro estupendamente", dijo, "estoy muy bien gracias a Dios". Al igual que otras víctimas de secuestros de ETA, Villoslada elogió el tratamiento de sus captores. "Se han portado de maravilla, desde el principio me dijeron que estuviera tranquilo, que iba a salir bien", aseguró. La policía comenzó ayer a tomarle declaración en su domicilio.

El empresario no durmió en toda la noche, que pasó hablando con su esposa, Natalia. Según cree, sus vigilantes le cambiaron la hora del sueño y le hacían dormir de día. Por este motivo no pudo llevar con exactitud la cuenta de las jornadas que transcurrían y había calculado que eran sólo 82.

Adolfo Villoslada negó haber tratado con los activistas de ETA que le retenían cualquier cuestión relacionada con el rescate o las condiciones de su liberación. "Creo que ellos no sabían nada", dijo. "Decían que cuando recibieran la comunicación me soltarían porque estaría todo terminado. Insistían en que saldría bien, eso lo repitieron varias veces"."Unos mandados"

El viernes por la noche fue conducido en un automóvil, con música a un volumen muy alto para que no pudiera oir ruidos exteriores, hasta Ezquiroz, junto a los comedores de la Universidad de Navarra, en el extraradio de Pamplona. En el momento de despedirse de sus secuestradores, éstos le manifestaron que no les guardara recor porque eran "unos mandados".

Dejó pasar varios minutos, como le habían ordenado los secuestradores, antes de quitarse una capucha -que mantuvieron puesta a lo largo del secuestro- y librarse de una cuerda con la que le habían atado los pies. Recuperada la visión, reconoció el lugar, según ha relatado, por la chimenea de la empresa Inquinasa, y se identificó ante una pareja de jóvenes para pedirles que le ayudaran.

Después de confirmar su per sonalidad con el DNI, la pareja le acompañó hasta su domicilio, en el barrio de San Juan, de Pam plona. Vestía la misma ropa que el día en que le capturaron y llevaba barba y pelo muy largo. Aunque llevaba llaves del portal prefirió avisar a sus familiares por el interfono del portero automático de que estaba en libertad y se encontraba bien. "Para no asustarles", explicó ayer muy emocionado.

Durante los 84 días del secuestro, sólo pudo leer libros que le prestaban los activistas de ETA. "Tenían pocos y tuve que repetirlos", explicó, "no eran novelas sino obras revolucionarios, ideológicas".

En la conferencia de Prensa posterior del portavoz familiar, Ruiz de Erenchun señaló que las condiciones de reclusión fueron de una extrema dureza. "El empresario que tuvo que entregar una completa relación de sus bienes, permaneció en un habitáculo subterráneo, de dos metros de ancho, rodeado de material aislante al que se llegaba por una escalera metálica. No disponía de espacio suficiente ni para efectuar flexiones. La relación con los secuestradores era escasa, aunque en ocasiones jugó con ellos a las cartas a través de una ventanilla en el tablero de conglornerado" señaló el portavoz. Los secuestradores eran dos hombres. Uno alto y el otro de complexión más fuerte y menor estatura, y una mujer de 1,65 metros. El empresario no ha podido identificar las fotos de activistas presentadas por la policía.

Durante el fin de semana se someterá a una revisión médica para comparecer el lunes en una conferencia de prensa. "Allí lo explicará todo", aseguraba ayer el portavoz de la familia.

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