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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Biógrafía o testamento

Cualquier espectador que busque en esta nueva página de Fosse rastros de su famoso Cabaret puede sentirse defraudado. No hallará aquí ni la sombra de Brecht, ni el mundo de Isherwood, sórdido, expresionista, preludio del nazismo a punto de estallar en Alemania. Quien, a su vez, recuerde la vida, pasión y muerte de Lenny Bruce, entre el documental y la pura biografía, también debe hallarse dispuesto a olvidarla al instante. Bob Fosse, por esta vez, se nos ha vuelto trascendente para contarnos su vida en un diálogo prolongado con la muerte. Esta es una dama vestida de blanco, siempre dispuesta a escuchar e incluso a dialogar con el protagonista que a ratos se confiesa, a ratos se burla de su propia aventura y, como era de esperar, al final se le entrega. Un tanto concebida al estilo de Bergman, esta parca rubia y risueña abre y cierra la película dedicada al espectáculo, que sólo ya al final se nos ofrece con la generosidad o la imaginación que el público espera y desea.Podría decirse que Fosse, partiendo de un esquema tradicional: la eterna revista que es preciso montar por encima de dólares y fechas, lo ha puesto al día, rompiendo su continuidad, añadiéndole sexo, estimulantes y sarcasmo, así como un lenguaje al uso en el cine de hoy, cuilquiera que sea su género o estilo. Todo ello aparece acumulado, apenas entrevisto en la primera parte, .hasta rozar los límites del tedio. En la segunda, la farsa se acentúa, cala más hondo en la esencia de la obra, y la muerte, con su pamela y su sonrisa tenue, roza menos la leve sombra de lo cursi.

Empieza el espectáculo

Guión de Robert Alan Arthur y Bob Fosse. Dirigida por Bob Fosse. Fotografía: Giuseppe Rotunno. Montaje: Alan Heim. Dirección musical: Ralph Burns. Efectos: Tony Walton. Intérpretes: Roy Scheider, Jessica Lange, Ann Renking, Leland Palmar, Actuaciones especiales: Cliff Gorman y Ben Vereen. EE UU Musical. 1980. Local de estreno: Callao, Carlos III, Windsor.

Un afán de trascender a toda costa ha hecho olvidar al realizador aquella premisa fundamental para llegar al fondo de las cosas: no tomar lo accesorio por esencial en el difícil camino de las artes. Si lo universal de Cabaret o Lenny nacía de modo obvio y natural, como espejo de un personaje o de una época, aquí se nos ofrece, a cambio, aparte de la muerte mencionada, una operación a corazón abierto que aparece como una truculencia innecesaria. Si el mundo del cine ha sufrido la evolución que todos conocemos, el musical no habría de ser menos. Su problema, frente a un público no tan al día, reside en que la música carece de personalidad y no llega a brillar demasiado. Incluso la que sirve de remate a la historia ni siquiera le pertenece, pues ya la. hicieron famosa hace unos años Simon y Garfunkel.

El resto, escenografía, realización, fotografía, se hallan a la altura acostumbrada en tal tipo de superproducciones. Sólo faltan actores como Liza Minnelli o Helmut Grien, sustituidos por colaboraciones o bailarines excelentes.Parece ser que este All that jazz, donde hay de todo menos jazz verdadero, quiere ser algo así como el testamento de Bob Fosse. No será para tanto. Una vez concluido el espectáculo, debiera echar una mirada atrás, hacia tiempos pasados y mejores.

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