Control del gasto farmacéutico: un avance, aunque insuficiente
La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Salud Pública advierte de que los recortes de precios tienen un efecto pasajero
El último Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) (y el Consejo de Ministros posterior) acaban de aprobar algunas medidas de recorte del gasto farmacéutico para garantizar la sostenibilidad del SNS. Básicamente estas se centran, como ha venido haciéndose hasta el presente, en un recorte de los precios, que aunque necesarias (no se podía entender por qué el sistema sanitario público pagaba más dinero por unos medicamentos que tenían en el mercado alternativas mas baratas) son sólo una parte, y no la mayor del problema, y pueden ser neutralizadas por la industria a corto plazo.
Como es sabido, el gasto farmacéutico español es (en porcentaje del gasto sanitario) uno de los mas altos de Europa y de la OCDE, y ello se debe a varias causas bien conocidas: bajo porcentaje de utilización de genéricos, perfiles de prescripción poco adecuados y políticas muy agresivas y poco transparentes de marketing de la industria que tiene una gran capacidad de favorecer el uso de los fármacos mas caros a pesar de que no aporten ventajas relevantes sobre las alternativas de menor precio. Un buen ejemeplo es que el medicamento que produce un mayor gasto en las recetas es la artovastatina, un hipolipemiante que tiene una alternativa cinco veces más barata, la simvastatina con efectos similares sobre el colesterol, y eso que estamos hablando de dos medicamentos de los que existen genéricos. Si repasamos los perfiles de prescripción podemos comprobar que son manifiestamente mejorables sin repercusiones sobre la calidad de la asistencia sanitaria. Y ello se produce porque la industria dirige un esfuerzo muy importante a la información/formación y marketing de los prescriptores, a veces disfrazado de pseudoinvestigación, esfuerzo al que dedica en torno al 30% del PVP.
Por eso se viene señalando la necesidad de una estricta regulación que permita:
1) Un control de los gastos de marketing dirigidos a los profesionales, eliminando o al menos haciendo públicos y transparentes los regalos, ayudas y donaciones que reciben los prescriptores.
2) Un sistema de información a los profesionales independiente de los intereses comerciales.
3) Formación continuada realizada por entidades públicas y sin esponsorización de quienes tienen intereses económicos en el sector.
Desgraciadamente sobre estos temas no se ha avanzado nada y ni siquiera se contemplan en el acuerdo del Consejo Interterritorial, cuando son el mayor efecto de presión hacia una utilización inapropiada de los medicamentos y la vía por la que industria favorece la generalización de los fármacos mas recientes, que tienen mayor precio y en la mayoría de los casos escasas o nulas ventajas sobre las alternativas ya existentes. Seria necesario que se incluyeran dentro de las medidas a medio plazo para garantizar el objetivo fundamental que debe ser un crecimiento del gasto farmacéutico por debajo del de los presupuestos sanitarios.
Marciano Sánchez Bayle es médico y portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública.
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