La derrota del PSC condena al partido a la inestabilidad durante un año
Montilla asume su responsabilidad en el desastre pero también culpa a Zapatero
Los socialistas catalanes van camino de llegar a las elecciones municipales de mayo sin haber digerido su estrepitosa derrota del domingo y sin un liderazgo claro que evite una nueva derrota. El primer secretario del PSC, José Montilla, anunció ayer que no piensa ocupar su escaño en el Parlamento autónomo en aras de facilitar la "renovación" del partido, pero también dejó claro que no convocará un congreso extraordinario para elegir la nueva dirección del Partit dels Socialistes hasta dentro de un año. Ello obligará a los alcaldes socialistas a afrontar una difícil campaña como representantes de un partido sin ningún liderazgo. Sectores destacados de la dirección socialista temen un batacazo en su plaza más fuerte, el Ayuntamiento de Barcelona.
Dirigentes del PSC ven a Chacón, Tura y Castells como posibles sustitutos
El PSC queda en la más absoluta provisionalidad. Montilla ya anunció la misma noche electoral, en la que el PSC perdió nueve de sus 37 escaños y cualquier opción de gobernar, que abandonaría la primera secretaría del PSC en el próximo congreso. Ayer añadió que tampoco piensa ejercer como jefe de la oposición. "No quiero agarrarme a la silla", dijo. La decisión de no convocar el congreso hasta el próximo año obedece, según Montilla, a que no se puede organizar un cónclave de tanta importancia coincidiendo con la campaña electoral de las elecciones municipales de mayo.
Con todo, Montilla está decidido a pilotar su propia sucesión. O al menos a intentarlo. El presidente en funciones de la Generalitat se retirará nada más dejar el cargo al lugar donde más cómodo se siente: las bambalinas del partido. Desde la primera secretaría del PSC intentará aupar un candidato o candidata a sustituirle. Y hay varios nombres encima de la mesa, aunque Montilla no ha citado ninguno. Otros dirigentes del partido apuntan a la ministra de Defensa, Carme Chacón. El hecho de haber convocado el congreso para dentro de un año, cuando ya se sabrá si el PSOE tiene o no opciones de mantenerse en el Gobierno, aumenta el número de dedos que señalan a la ministra como posible sustituta. Ella, sin embargo, ha reiterado en público y en privado que hoy por hoy su sitio es el Gobierno y la política nacional. En este periodo de tiempo se tiene que aclarar también si Zapatero se vuelve a presentar en 2012 y si no quién será su sustituto.
En Cataluña y en el PSC, entre los posibles sucesores de Montilla se sitúan los todavía consejeros del Gobierno catalán Montserrat Tura y Antoni Castells, ambos encuadrados en el sector más catalanista del partido. Castells declinó formar parte de las listas del PSC para "reflexionar" sobre el futuro del partido y Tura, pese a ser número dos de la candidatura por Barcelona, no ha ocultado que si el horizonte se despeja no descarta presentar candidatura para liderar el partido. Castells no asistió a la reunión de la ejecutiva de ayer, algo significativo en este momento de gravedad que vive el partido. Tura sí lo hizo y aprovechó para reclamar que el partido visualice cambios de profundidad antes de las municipales. Con todo, nadie espera grandes movimientos antes del 22 de mayo.
Pero lo que más tiempo llevó a la dirección del PSC ayer fue el análisis de los motivos de la derrota. El diagnóstico de Montilla, tanto dentro de la reunión como después ante los periodistas, fue que la hecatombe es producto, sobre todo, de la crisis económica global. Montilla admitió "errores" de su Gobierno, que no concretó. Sí enumeró decisiones tomadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que en su opinión han minado los resultados de su partido. Concretamente citó el recorte salarial a los funcionarios, la reforma laboral y la congelación de las pensiones. "No hay una sola causa", insistió marcando terreno ante la dirección del PSOE, más proclive a pensar que la derrota obedece a los males del tripartito.
La mayor parte de miembros de la ejecutiva del PSC coincidieron con Montilla en este análisis y respaldaron su decisión de retirarse. El calendario de la retirada es lo que no gusta a todos. Los alcaldes, sobre todo los que ven peligrar la hegemonía del PSC en los grandes Ayuntamientos, temen los efectos de la crisis interna a la hora de competir con Convergència i Unió, pletórica tras el éxito del domingo. Algunos de ellos llegaron a pedir la "refundación del partido". Hubo también alguna crítica, más aislada, a la campaña electoral, aunque el tono de la ejecutiva fue cordial según varios asistentes.
También se comenzó a debatir el modelo de oposición que hará el Partit dels Socialistes ante Convergència i Unió. Montilla garantizó que el PSC hará una oposición "responsable".
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