Punto azul para Omaha, Washington como un estado mental y eso que suelen llamar “la gente normal”
Es fácil acabar pensando que se tiene que saber no solo quiénes son un senador de Ohio (Vance) y un gobernador de Minnesota (Walz), sino también cuáles son los Estados bisagra y por qué Carolina del Norte se ha sumado a la lista
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La cosa se anima (aún más) en la campaña electoral estadounidense. Este boletín les llega, queridos lectores, a poco más de un mes de la cita con las urnas y durante una jornada clave, otra, en la que ambos partidos contienen la respiración a la espera del debate entre los dos candidatos a la vicepresidencia, el demócrata Tim Walz, y el republicano J. D. Vance. ¿Quién ganará? ¿Terminará la intervención de alguno de los dos en hecatombe?
Lo que parece claro es que, suceda lo que suceda, no será suficiente para inclinar definitivamente la balanza de las urnas en noviembre, porque, después de todo, las encuestas son lo único que permanece inalterable en mitad de la campaña más loca que se recuerda… pero, qué demonio, con algo hay que alimentar el interminable ciclo de las noticias de las cadenas de televisión por cable y las cuentas en X de los incontables gurús demoscópicos.
Mucho se ha hablado estos días de que el debate será la oportunidad que ambos candidatos deben aprovechar para que los estadounidenses conozcan algo más sobre dos personajes cuya vida cambió cuando Kamala Harris y Donald Trump, respectivamente, los escogieron como compañeros de papeleta. El problema con Washington –entendido Washington como la capital de Estados Unidos, claro, pero también como ese estado mental que nubla el sentido a aquellos en Estados Unidos (y en el resto del mundo) que siguen con manía la política de este país– es que es fácil acabar pensando que la, llamémosle así, “gente normal” tiene que saber, no solo quiénes son un senador de Ohio (Vance) y un gobernador de Minnesota (Walz), sino también cuáles son los Estados bisagra y por qué Carolina del Norte se ha sumado a la lista a última hora o dónde situar en el mapa el Muro azul y el Cinturón del Sol.
Cuando la realidad es que la “gente normal” suele tener cosas más urgentes a las que atender.
Jason Brown no pertenece a ese grupo de personas. Brown es un profesional liberal de Omaha (Nebraska) que se define como “muy activo políticamente”. La clase de ciudadano que siguió por televisión religiosamente la Convención Nacional Demócrata de Chicago del pasado mes de agosto como quien se traga la gala de los Oscar (aunque la “gente normal”, ay, ya tampoco haga eso). Fue al ver el discurso de Michelle Obama cuando Brown decidió que tenía que hacer mucho más que votar en noviembre y donar algo de dinero para evitar que Donald Trump regrese a la Casa Blanca.
Y así fue cómo nació el Movimiento del Punto Azul, una genialidad de la comunicación política y de la visualización de datos: para ser exactos, los datos que hacen del que incluye a Omaha el distrito más disputado e influyente de las elecciones de 2024.
Nebraska es, junto a Maine, el único Estado de la Unión que en las presidenciales no concede todos sus votos electorales (cinco, en este caso) al vencedor, que se lleva solo dos de esos votos. Los otros tres se reparten entre los diferentes distritos del Congreso en los que se divide el Estado. En noviembre, dos irán, sin mayor suspense, al Partido Republicano. El quinto, el del Distrito NE-2, que incluye a Omaha, es el único disputado.
Por una cuestión de aritmética electoral que traté de explicar en esta pieza del pasado domingo, resulta que ese distrito podría servir para que Harris obtenga las llaves de la Casa Blanca. Y por eso Brown y su esposa, con la ayuda de un puñado de vecinos, se han puesto manos a la obra para fabricar carteles blancos con un punto azul. Hasta han dejado sus trabajos. El objetivo es lograr que Omaha sea ese punto azul en el océano rojo (el color de los republicanos) de Nebraska.
Acompañado por el fotógrafo Carlos Rosillo, estuve con el matrimonio y sus amigos durante un espléndido domingo de final del verano en el jardín de su casa de un barrio acomodado. Y el entusiasmo era palpable. Ya han distribuido 7.800 carteles en la ciudad y parece que las encuestas dan por seguro que Omaha será ese punto azul; según la última, de The New York Times, los demócratas llevan una ventaja nada desdeñable de nueve puntos (porcentuales, no azules).
Este rincón del Sudeste de Nebraska es solo uno de los muchos campos de batalla del Medio Oeste, esa región que se ha convertido (otra vez) en crucial en la conquista de la Casa Blanca, sobre todo, porque contiene los Estados de Míchigan y Wisconsin, y además es vecina de Pensilvania, territorio en el que comenzamos hace tres semanas este recorrido por los lugares decisivos con la vista puesta en las urnas que continuó en Georgia. Si Harris gana en esas tres plazas y se lleva el punto azul extra de Omaha, la cosa podría estar hecha para convertirse en la primera mujer en la historia en sentarse en el Despacho Oval.
De la importancia del Medio Oeste dio también el domingo pasado buena cuenta un interesante análisis de Antonio Gutiérrez-Rubí, que hablaba de cómo la campaña de Harris se ha apropiado de ciertas estrategias de la de Trump para conquistar esa región. Entre otras, el truco de escoger como segundo a Walz. Escribe Gutiérrez-Rubí: “Nacido en Nebraska —pleno midwest—, padre de familia, aficionado a la caza y entrenador de un equipo de fútbol americano de instituto, es un perfil con el que los hombres blancos de clase media pueden sentirse plenamente identificados”.
Es decir, que la jefa lo ha elegido como un reclamo para esa “gente normal” (sea lo que sea lo que eso significa) a la que esta noche tratará de convencer en su debate contra Vance. Este, natural de Ohio, es, por cierto, otro vástago del Medio Oeste.
Más noticias sobre las elecciones de Estados Unidos
Tras esta incursión en los contrastes del Medio Oeste, aquí van otros artículos que hemos publicado en la última semana para que no se pierdan del desarrollo de una campaña que va entrando en su clímax:
¿Qué dicen las encuestas en Estados Unidos? Harris y Trump (casi) igual de probables. La demócrata sigue un poco por delante, pero no tiene margen en los Estados clave. Nuestra predicción habla de empate: 55% de opciones para Harris y 45% para Trump.
Colin Allred, la esperanza demócrata que busca la caída de Ted Cruz en Texas. Los demócratas creen que tienen posibilidades de ganar en noviembre su primera elección al Senado en 36 años.
Tras el voto latino en Georgia, la llave de Harris a la Casa Blanca. Organizaciones como Galeo Impact Fund se enfocan en movilizar a los hispanos en el Estado, que ha sumado dos millones de nuevos votantes desde 2020.
Grupos latinos mantienen un pulso judicial con los Estados de Texas, Misuri y Arkansas por dificultar el voto. Las legislaciones estatales intimidan con penas hasta de cárcel a los asistentes que ayudan a quienes tienen dificultades por no leer y escribir en inglés.
Trump amenaza con eliminar el parole humanitario y CBP One si gana: “Prepárense para irse”. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza apunta que 1,3 millones de inmigrantes han ingresado legalmente en Estados Unidos con estos programas de la Administración Biden-Harris
Opinión | La fábrica de bulos produce chivos expiatorios, por Azahara Palomeque. Cada vez es más difícil discernir entre la mentira y la información, entre la patraña difamatoria y el mensaje que respeta el decoro democrático.
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