Mediaset culmina su ‘Juego de tronos’ y deja todo el poder en manos del consejero delegado Alessandro Salem
El nuevo organigrama despoja al presidente Borja Prado de competencias en la línea editorial de los informativos
Mediaset España ha dado un golpe de autoridad en el puesto de mando para poner fin a la batalla por el control de la compañía desatada tras el anuncio de salida de su anterior consejero delegado, Paolo Vasile, el pasado octubre. Desde entonces, dentro del grupo de comunicación propietario de los canales Telecinco y Cuatro se ha vivido un auténtico Juegos de tronos, según coinciden varias fuentes internas. La soterrada pugna entre el presidente, Borja Prado, y el consejero delegado, Alessandro Salem, por conquistar determinadas esferas de poder ha sido cortada de raíz esta semana con la publicación del nuevo organigrama, en el que Prado queda despojado de buena parte de las competencias que el consejo de administración le atribuyó en noviembre. Sus funciones se limitan ahora a la mera representación institucional, sin ningún cometido ejecutivo. La compañía queda completamente en las manos de Salem, que tiene responsabilidad directa sobre operaciones, dirección corporativa, comunicación, contenidos, publicidad e informativos.
Mediaset ha aprovechado que el suflé de la polémica desatada por el fin de Sálvame se ha desinflado para comunicar los cambios en la cúpula directiva. Tras la renuncia de Vasile, el grupo diseñó un modelo de negocio para garantizar una transición “ordenada y eficaz”. Durante 23 años, el directivo italiano había concentrado un poder omnímodo. Controlaba la gestión, la publicidad y la información. Estas tres áreas fueron repartidas en tres consejeros delegados (Alessandro Salem, Massimo Musolino y Stefano Sala), mientras que desde la presidencia, Borja Prado asumía “las labores de apoyo y colaboración a la línea editorial de los programas informativos” y, además, competencias ejecutivas en materia de relaciones externas e institucionales, asuntos jurídicos y regulatorios, auditoría interna, cumplimiento normativo y responsabilidad social.
Este diseño ha sido dinamitado. En la nueva estructura organizativa, Prado mantiene el cargo de presidente y de él depende directamente la dirección de Relaciones Institucionales, asignada a Mario Rodríguez. En la práctica, tendrá menos autonomía que su antecesor, Alejandro Echevarría. Fuentes de Mediaset interpretan incluso que la misión de Rodríguez será “fiscalizar” su actividad. Al mismo tiempo, los intentos de Prado por teledirigir la línea editorial han sido cortocircuitados por Salem. Las mismas fuentes perciben que claramente “le han segado la hierba bajo los pies” al retirarle las atribuciones en el ámbito informativo. Una decisión que ha sido recibida con “alivio” por parte de la redacción, que temía un escoramiento ideológico a la derecha bajo la batuta del presidente. De hecho, Prado se había encargado de difundir la idea de que él mismo iba a controlar editorialmente los informativos, según comentan periodistas de la cadena, que ahora esperan poder seguir trabajando sin injerencias ni interferencias.
Vinculado a Mediaset como consejero desde hace 17 años, Prado ha maniobrado no solo para influir en los informativos. También intentó atraer a su esfera de influencia el departamento de comunicación. Sin embargo, ambas áreas han pasado a reportar directamente a Salem. Al frente de la dirección de Comunicación y Relaciones Externas está Sandra Fernández, mientras que los informativos siguen al mando de los dos periodistas que han pilotado estos contenidos en los últimos años: Juan Pedro Valentín, como responsable de la División de Informativos, y Pedro Piqueras, en la de Informativos Telecinco. Salem avanzó hace un mes, en una entrevista en EL PAÍS, que Valentín es “absolutamente autónomo” y se comprometió a garantizar su independencia y su profesionalidad.
Más telediarios en Cuatro
Uno de los próximos objetivos de Mediaset es precisamente reforzar dentro de la parrilla los espacios de noticias en Cuatro. La idea es que sean complementarios a los de Telecinco, con lenguajes diferentes y enfocados a los perfiles de sus respectivos públicos. Este es un giro relevante. Desde su creación, Cuatro ha asistido a un recorte paulatino de sus noticieros, hasta el punto de reducir los telediarios al fin de semana.
Tradicionalmente, gobernar los informativos no ha sido una prioridad en el modelo de negocio de Mediaset España. Cuando Vasile asumió el mando del grupo, en 1999, el Grupo Correo (ahora Vocento) formaba parte del accionariado de Telecinco. Por acuerdo de ambas partes, Correo se encargó de la línea editorial. El político y empresario italiano Silvio Berlusconi, principal accionista de Mediaset, consideraba que los informativos “le darían problemas”. No le faltaba razón. Telecinco destituyó de manera fulminante en el año 2000 al jefe de informativos, Luis Fernández, nombrado cuatro años antes. El entorno del periodista consideró que el relevo obedecía a presiones del Ejecutivo de José María Aznar, molesto por la independencia de la cadena privada.
De ese desinterés da una idea la estrategia llevada a cabo tras la fusión de Mediaset y Sogecable. Vasile optó por destinar el canal todo noticias CNN+ a las retransmisiones de Gran Hermano. Aquella decisión fue “un mensaje editorial muy potente”, subrayan en Telecinco con la perspectiva del tiempo. Y más tarde apuntaló esa tendencia al cancelar los telediarios de Cuatro de lunes a viernes. En esa época, la empresa marcó una línea editorial alejada de las disputas políticas y sin tomar partido. “Vasile decía que antes de entrar en la oficina la ideología personal se tiene que quedar en el maletero del coche. Apostaba por un trabajo profesional, que las noticias reflejaran la realidad y que no fueran políticamente combativas. Que los informativos estuvieran abiertos a todos los líderes políticos”, explican fuentes de la redacción.
Pese al proyecto de reforzar la oferta informativa, el eje del negocio de Mediaset España sigue siendo el entretenimiento. La ficción, los magazines de actualidad y los formatos de telerrealidad han generado grandes audiencias y reportado suculentas ganancias. El año pasado el grupo registró un beneficio neto de 178 millones de euros, una cifra ligeramente inferior de los 181 millones del ejercicio anterior. Este recorte coincide con el retroceso de la audiencia, sobre todo de Telecinco, y con una menor facturación publicitaria por la caída generalizada de la inversión en la televisión convencional.
La remodelación del equipo directivo, en el que la paridad brilla por su ausencia (una sola mujer entre un total de 10 ejecutivos) se produce una vez completado el proceso de fusión transfronteriza por absorción de Grupo Audiovisual Mediaset España Comunicación por parte de Media For Europe (MFE), conglomerado mediático controlado por la familia del empresario y político italiano Silvio Berlusconi. Salem toma las riendas tras una trayectoria de más de dos décadas vinculado a la televisión comercial en España e Italia. De él dependerá Massimo Musolino, consejero delegado de Gestión y Operación, a quien reportarán las divisiones Económica-Financiera, con Javier Uría al frente; y de Tecnología y Operaciones, con Eugenio Fernández como máximo responsable; así como las direcciones de Recursos Humanos, asignada a Alicia Zamora; y Desarrollo Corporativo, al mando de Juan Antonio Moreno.
Salem acumula en la práctica un poder similar al que ostentaba Vasile. Además de asumir la responsabilidad directa sobre Comunicación-Relaciones Externas e Informativos, bajo su órbita recae también la Dirección General Corporativa, al frente de la cual está Mario Rodríguez; Publiespaña, con Stefano Sala como presidente y Davide Mondo como consejero delegado, y la Dirección General de Contenidos, en la que se mantiene Manuel Villanueva, cuyo equipo más cercano ha sido relevado. A Vasile le ocupó años tomar el mando absoluto de Mediaset España. Salem ha tardado apenas cinco meses.
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