Por qué deberías ver ‘Barb Wire’ antes de que la quiten de Netflix
Últimos días para ver una de las películas más odiadas de los noventa, protagonizada por Pamela Anderson
Pamela Anderson no era Humphrey Bogart cuando le ofrecieron un papel que, en teoría, tenía mucho que ver con el Rick de Casablanca, pero que en la práctica era una endeble adaptación de un cómic publicado por Dark Horse. Qué milonga le contaría su agente para embarcarla en semejante despropósito. Imagino que algo parecido a lo que debieron de decirle a Elizabeth Berkeley sobre Showgirls. Ambas películas (Barb Wire y Showgirls) fueron al cine lo que el HSM Erebus y el Terror a la navegación.
Pero mientras que Showgirls es justamente reivindicada, Barb Wire resbala por el catálogo de Netflix a rebufo del documental sobre la que fuera mujer más deseada del mundo y al mismo tiempo la más denostada: Pamela Anderson. Grabar un pornete casero no es un delito (y no debería verse como tal), pero hacer Barb Wire sí lo es un poco.
Además de un sindiós de tropos postapocalípticos es un fósil de los tiempos en los que las adaptaciones de cómics no eran ni serias ni importantes: La sombra, El Cuervo, Juez Dredd, Darkman, Tortugas Ninja, Dick Tracy, El pato Howard, Spawn, Tank Girl y otras que, de recordarlas usted, le harán torcer el morro.
Apuesto a que durante la gestación de Barb Wire opinó más gente de la necesaria y a que las dos únicas cosas que veían claras eran, con perdón, las dos tetas de Pamela. Ver Barb Wire en 2023, cuando la película está ambientada en 2017, es pura disonancia cognitiva. El futuro siempre es peor de lo que nos venden las distopías, pero sin cardados, sin trajes de cuero, sin coches tuneados y sin Pamela Anderson. De verdad: denle una oportunidad a esta fantasía sadomaso pop para adolescentes, que seguro que es mejor que esa serie que les aburre soberanamente, pero que tienen que ver porque es de la que toca opinar.
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