_
_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El gol a Infantino de dos ministras europeas

Dos autoridades lucen el brazalete ‘One Love’ en el palco junto al jefe de la FIFA, que lo reprime. Algunas selecciones se tapan la boca, hincan la rodilla, callan su himno. En esta batalla España no está ni se la espera

Nancy Faeser, ministra alemana del Interior, en el palco durante el Alemania-Japón, el miércoles en Doha.
Nancy Faeser, ministra alemana del Interior, en el palco durante el Alemania-Japón, el miércoles en Doha.KAI PFAFFENBACH (Reuters)
Ricardo de Querol

Europa ya hacía cosas horribles hace 3.000 años, dice el jefe de la FIFA; eso será si es que existía algo que pudiera llamarse Europa entonces. Chocante argumento para reprimir cualquier cosa que se parezca al activismo por los derechos humanos en Qatar. La prohibición del brazalete arcoíris, con el muy subversivo lema One Love, ha derivado en otros gestos no menos poderosos. Los futbolistas alemanes se tapan la boca cuando posa su once titular. Los ingleses hincan la rodilla, símbolo antirracista que enfurecía a Trump cuando se empezó a extender en el fútbol americano. Los más valientes de todos, los iraníes, no cantan su himno en solidaridad con las mujeres de su país, y esos tienen que volver a la tierra donde mandan los tiranos.

No esperaba Infantino tener que sentarse en dos palcos distintos junto a los brazaletes arcoíris, los que lucían el miércoles dos ministras de ese continente que tacha de criminal milenario. Nancy Faeser, ministra alemana del Interior, y Hadja Lahbib, la belga de Exteriores, se quitaron sus chaquetas y ahí estaba la banda con el mensaje revolucionario: One Love. Claro que los árbitros no iban a sacar tarjeta amarilla a una ministra en la tribuna.

Las siete federaciones europeas que iban a llevar el brazalete tuvieron que renunciar ante las amenazas de la FIFA. España no estaba ni se la esperaba. Ni palabra de esto en el Twitch de Luis Enrique, un gran comunicador mientras nadie le saque ese tema. Y ninguna pregunta de las que elige responder va por ahí. Estamos a otra cosa, a meter un saco de goles a Keylor Navas.

¿Veremos más selecciones que se tapen la boca, hinquen la rodilla, callen su himno? Quizás, pero va quedando claro que España no será una de ellas. Gol, gol, gol...

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_