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Series
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

‘Euphoria’: tener 17 años y no saber casi nada

El primer capítulo especial de la serie es casi teatro rodado. ‘Estudio 1’ en Tik Tok. Se la juega todo al guion y a las interpretaciones y sale triunfal

Zendaya en el primer capítulo especial de Euphoria. En el vídeo, el tráiler.
Xavi Sancho

El último disco de Taylor Swift contiene un tema llamado Betty que trata de una relación lésbica adolescente y todo lo complicado que es siempre lo primero y todavía lo segundo. En el estribillo, la de Pensilvania canta: “Solo tengo 17 años, no sé nada, pero sé que te echo de menos”. Rue, el personaje que interpreta de forma más allá de lo magistral Zendaya en Euphoria, tiene también 17 años y no sabe casi nada. El episodio especial de la serie de HBO España, ya disponible, y que tendrá una continuación el 24 de enero, incide de forma espectacular en ese casi. Tras una primera temporada en que la serie marcó un antes y un después en la ficción adolescente, estos dos capítulos, rodados en plena pandemia y con el objetivo de saciar la voracidad de los fans y ejercer de bisagra narrativa antes de la llegada de la segunda entrega, parecen destinados a hacernos conocer mejor a Rue y, sobre todo, a mostrarnos hasta qué punto ella se conoce a sí misma.

Trouble don’t last always (los problemas no duran para siempre) arranca en lo que parece un sueño, por romántico, luminoso y plagado de sonrisas y arrumacos. Jules (Hunter Schafer) y Rue despiertan en la cama de su pequeño estudio. La primera parece haber conseguido uno de aquellos trabajos que no lo parecen porque siempre fueron tu hobby. En el mundo de la moda, por si no quedaba claro desde un principio que estamos en un sueño que acaba en la escala de lo malo tan arriba como arranca en la escala de lo bueno. Cuando Jules sale de la casa, Rue coge algo de debajo del colchón, se encierra en el baño, machaca una pastilla y se la esnifa. Inmediatamente, la narración abandona el sueño y entra en la realidad. Rue hace lo mismo en el baño de un restaurante. Sale y se sienta en un sillón de imitación de cuero frente a Ali (Colman Domingo), un tipo de 54 años que es algo así como su padrino en la ruta hacia aquella desintoxicación que ni está ni se la espera. Y de esa mesa ya no nos vamos a mover. Ali y Rue, partiendo de la adicción de la primera, pasarán los siguientes 45 minutos hablando de todo. Bueno, tal vez no de todo, pero sí de todo lo que vale la pena. O casi.

Colman Domingo, en 'Euphoria'.
Colman Domingo, en 'Euphoria'.Eddy Chen (HBO)

Una de las críticas que se le hicieron a la primera temporada de Euphoria tenía que ver con la idea de que el estilo hipertrofiado de la serie, sus excesos estéticos y aquel maquillaje de fantasía estaban puestos para distraer, pues el guion no parecía poder sostenerse sin artificio. Proclamar que la forma te distrae del fondo es asumir que tienes problemas para andar y mascar chicle a la vez. Esta crítica, además de obviar que un fondo tan excesivo requería una forma igual de descabellada, se anclaba en aquella superada y retrógrada idea de que una canción no es buena si no es buena tocada solo con una guitarra. Está muy feo hablar del siglo XXI con códigos del XX. Por motivos pandémicos, el rodaje de estos dos episodios ha debido prescindir de luces, color y mandarinas. Es casi teatro rodado. Estudio 1 en Tik Tok. Se la juega todo al guion y a las interpretaciones. Sale triunfal. Zendaya está inmensa en su interpretación de una yonki lúcida y Colman responde de forma también magistral. El momento en que sale a fumar para llamar a su familia, a la que se supone que hace mucho que no ve, como dicta el buen manual del buen exadicto, es un ejercicio de manejo de los silencios, los sobreentendidos y, en resumen, toda esa sutileza que ya estaba pero que algunos eran incapaces de ver porque perdieron el hilo con un travelling y ya fueron incapaces de volver.

Zendaya, en el capítulo especial de 'Euphoria'.
Zendaya, en el capítulo especial de 'Euphoria'.Eddy Chen (HBO)

Desde la primera escena del primer episodio de la primera temporada, Euphoria ha tratado de convencer a la audiencia de que la adolescencia es una enfermedad generacional, que según la época se manifiesta de diferente forma. Son los adultos los que son siempre prácticamente iguales, los adolescentes, como seres especialmente receptivos que son y desde el momento en que todo lo nuevo cambia sus vidas, son el reflejo más fiel que tenemos para entender, o al menos intentarlo, el tiempo en que vivimos. Es tan inútil ignorarlos como ridículo es imitarlos.

Euphoria ha asustado a muchos adultos que se han negado a asumir que tal vez esta generación contiene una cantidad de adolescentes ya cansados de la vida superior a las anteriores. En este episodio especial, Euphoria incide en eso a través de la posición que toma Rue con respecto a su familia, a sus adicciones, al capitalismo, a Dios o incluso a sí misma, en recordarnos todo esto, en mostrarnos una forma de ver la vida tan lúcida como destinada al fracaso, que es exactamente lo que es la adolescencia. Jamás en la vida volverás a ver el mundo de forma tan nítida y jamás volverás no tener ni idea de qué hacer con eso que ves. Esa es Rue, con su capucha, su abandonada expresión corporal, su pelo revuelto y sus ojos de persona colocada. Y Ali responde con la buena voluntad de una buena persona, pero también con la incapacidad de cualquier adulto que se enfrenta a un adolescente lúcido y, sobre todo, dispuesto a asumir que nada va a salir bien. Sabemos que Rue está en lo correcto, pero qué sabrá ella. Tiene 17 años.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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