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La justicia da la razón a Google en su disputa con Oracle por el uso de Java en Android

La decisión del Tribunal Supremo de EE UU revoca una sentencia anterior favorable a Oracle

Guillermo Vega
Sede del Tribunal Supremo en Washington.
Sede del Tribunal Supremo en Washington.J. Scott Applewhite (AP)

El Tribunal Supremo de EE UU ha dado la victoria a Google en un caso histórico para la industria tecnológica, al dictaminar que no infringió la ley y que realizó un uso “justo” del lenguaje de programación Java, propiedad de Oracle, para desarrollar el sistema operativo de telefonía móvil Android.

La decisión pone fin a una batalla legal que se remonta a más de una década y que supuso una demanda por daños y perjuicios valorada en 9.000 millones de dólares. El caso también plantea cuestiones fundamentales que afectan al equilibrio de poder entre las plataformas establecidas y los nuevos competidores en la industria de los programas.

La decisión, adoptada por seis contra dos, fue seguida con mucha expectación, dado que se fundamenta sobre los derechos de autor en la era digital. El caso se vio antes de que Amy Coney Barrett, nombrada por el expresidente Donald Trump, se incorporara al alto tribunal.

El caso debía dirimir si la protección de los derechos de autor debe extenderse a las interfaces de programación de aplicaciones (API) -los fragmentos de código que permiten a los programas y aplicaciones funcionar juntos- y de ser así, si Google hizo un “uso justo” del material. El proceso llamó la atención de todo el sector tecnológico y de las industrias creativas, calentando el debate sobre hasta dónde debe llegar la protección de los derechos de autor de los fragmentos de código informático.

El uso de estas piezas de código de Java, conocidas como interfaces de programación de aplicaciones (API), facilitó a los desarrolladores de Java la adaptación de sus programas existentes para que funcionaran en Android, lo que supuso una gran ventaja para Google en su rivalidad con Apple en el sector de los teléfonos inteligentes. Este tipo de copia es habitual desde hace tiempo en el sector tecnológico, donde las empresas suelen intentar que su nuevo software sea compatible con las tecnologías más utilizadas.

En este sentido, el alto tribunal admite que Google copió aproximadamente 11.500 líneas de código de la API en cuestión, lo que equivale a “solo el 0,4%” del total, que consta de 2,86 millones de líneas, por lo que al tomar en cuenta “la cantidad y la substancialidad de la porción utilizada” en este caso ha considerado que las 11.500 líneas de código deben verse como una pequeña parte de un todo considerablemente mayor.

“El tribunal concluye que la copia de la API por parte de Google para reimplementar una interfaz de usuario, tomando solo lo que se necesitaba para permitir a los usuarios poner sus talentos acumulados a trabajar en un programa nuevo y transformador, constituyó un uso justo de ese material”, ha dictaminado.

Google trató de ponerse del lado de los competidores de menor tamaño, alegando que la libertad de copiar interfaces era importante para cualquiera que intentara competir con las poderosas plataformas tecnológicas. Pero Oracle y sus partidarios afirmaron que el caso mostraba cómo empresas poderosas como el grupo de búsqueda roban código y tienen el poder legal para aplastar a los aspirantes. “La plataforma de Google acaba de hacerse más grande y el poder de mercado es mayor”, dijo Oracle tras su derrota. Añadió que el caso mostraba “exactamente por qué las autoridades reguladoras de todo el mundo y de Estados Unidos están examinando las prácticas empresariales de Google”. El vicepresidente de asuntos globales de Google, Kent Walker, ha afirmado que este fallo “es una victoria para los consumidores, la interoperabilidad y la informática”.

La inversión realizada por los programadores en el aprendizaje de las interfaces significaba que “permitir la aplicación de los derechos de autor de Oracle en este caso supondría un riesgo para el público”, según la decisión del Tribunal Supremo, escrita por el juez Stephen Breyer. Daría lugar a “un candado que limitaría la futura creatividad de los nuevos programas. Solo Oracle tendría la llave”.

Caso de una década

La batalla judicial comenzó hace diez años. En 2014, el Tribunal de Apelaciones de la Corte Federal de Washington falló a favor de Oracle al estimar que esta compañía podía reclamar derechos de autor por el código de Java copiado por Google para el desarrollo de Android sin su consentimiento. Asimismo, en 2018, el mismo tribunal determinó que Google había infringido las leyes de protección de derechos de autor en favor de Oracle.

La defensa de Google tenía dos vertientes. Argumentó que estaba protegido por el uso justo, que permite el uso limitado de material protegido por derechos de autor, pero también alegó que las interfaces no deberían tener la protección legal que cubre la mayor parte del código informático porque cuentan como un “método de funcionamiento” esencial, como el volante de un coche.

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Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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