Un proyecto deRepsol

Encontrar una nueva vida gracias al aceite de cocina usado

176 estaciones de servicio de Galicia ofrecen al ciudadano la posibilidad de reciclar el aceite de cocina usado. Un residuo que la cooperativa social Mulleres Colleiteiras se encarga de recoger y tratar para su posterior transformación en combustibles renovables

Sofía Vázquez, una de las ocho miembros de Mulleres Colleiteiras, en la nave donde esta cooperativa social trata el aceite de cocina usado que recogen en Galicia. /REPSOL
Sofía Vázquez, una de las ocho miembros de Mulleres Colleiteiras, en la nave donde esta cooperativa social trata el aceite de cocina usado que recogen en Galicia. /REPSOL

Son alquimistas del aceite. Lo recolectan, lo tratan y lo purifican para que vuelva a ser una nueva materia prima con todas las de la ley. Así es, literalmente: Mulleres Colleiteiras –Mujeres Recolectoras, en castellano–, una cooperativa social formada por ocho mujeres en riesgo de exclusión –seis de ellas de etnia gitana–, tiene la certificación que las acredita como revalorizadoras del aceite de cocina usado en Galicia, un líquido que recogen de bares, restaurantes y hoteles -el llamado canal Horeca-, además de centros comerciales y puntos de depósito urbanos. “No solo le damos una segunda vida al aceite”, explica Sofía Vázquez, de 44 años, la más veterana de la cooperativa, “sino también damos una segunda oportunidad a las personas que trabajamos aquí”.

Desde el pasado 12 de diciembre Mulleres Colleiteiras ha ampliado su radio de acción. En la ruta de sus furgonetas moradas y naranjas han incluido 176 nuevas paradas. Son estaciones de servicio de Repsol, donde el ciudadano ya puede depositar el aceite de cocina usado para que sea reciclado, una iniciativa que también se puso en marcha en la Comunidad de Madrid el pasado abril y que ya ha permitido recoger más de 14.000 litros de aceite. “Nos va a generar más empleo y más visibilidad. Más futuro”, se enorgullece Vázquez.

La ampliación de puntos de recogida facilita la vida al usuario, que puede pasar por la gasolinera y tachar dos tareas de la lista: repostar y depositar el aceite que haya almacenado en casa. “Los ciudadanos pueden traerlo en botellas de hasta cinco litros”, detalla José Manuel de Pedre, jefe de las estaciones de servicio de Repsol en la zona noroeste.

El destino final de este residuo orgánico es la producción de combustible renovable, un carburante con una menor huella de carbono y que, aunque no lo sepamos, está en el depósito de nuestros coches, ya que las gasolinas y gasóleos actuales contienen por ley un 10% de estos líquidos.

Purificar el aceite

Pero antes de convertirse en combustible renovable el aceite usado atraviesa varias fases. La primera es la recogida, a cargo de Mulleres Colleiteiras, que hasta ahora operaban en los concellos de A Coruña, Santa Comba, Cerceda y Arteixo. “Empezamos a las 7.30. Salimos en dos furgonetas mientras dos compañeras se quedan en la sede. Entonces vamos parando en cada punto de recogida. Al principio [comenzaron en 2015] la gente desconfiaba, no sabían muy bien qué hacíamos. Ahora nos respetan y admiran nuestro trabajo”, explica Vázquez.

La comitiva logra recolectar unos 1.500 litros de aceite usado al día, cerca de 270 toneladas al año. El líquido se transporta a una planta en Iñás, en el municipio de Oleiros (A Coruña), donde tiene lugar la alquimia. Se destapan las botellas, se vierte el aceite en un gran filtro y se eliminan los sólidos: frituras, restos de comida, condimentos… “Después decantamos el agua del aceite y lo calentamos. El resultado es un líquido de un 97% de pureza”, sintetiza Vázquez.

Ese aceite purificado es la materia prima con la que fabricar carburante renovable. “Con un litro de aceite se obtienen 0,9 litros de combustible renovable”, retoma José Manuel de Pedre. En 2024, Repsol pondrá en marcha en Cartagena (Región de Murcia) una planta donde se producirá a gran escala y seguirá aumentado el número de estaciones de servicio –por el momento son 50– que ya suministran a los conductores combustible 100% renovable.

Más concienciación

En España se producen 350 millones de litros anuales de aceite de cocina usado entre consumo doméstico, restauración y uso industrial, según la Asociación Nacional de Gestores de Residuos y Subproductos de Aceites y Grasas Comestibles (Geregrás). En hoteles, restaurantes y cafeterías se recoge aproximadamente el 70% del total, pero en los hogares ni siquiera se alcanza el 5%.

Sofía Vázquez, que admite que cuando empezó con Mulleres Colleiteiras nunca se había interesado por el reciclaje, afirma ahora, tras muchos años de trabajo, que este mundo le apasiona (se está formando en energías renovables) y que falta concienciación: “Tenemos que estar más sensibilizados con el tema. Cada vez que veo a alguien tirar aceite por el fregadero me duelen los ojos”.

Una mujer entrega una botella de aceite de cocina usado en una estación de servicio de Repsol en Galicia. /REPSOL
Una mujer entrega una botella de aceite de cocina usado en una estación de servicio de Repsol en Galicia. /REPSOL

La recogida del aceite de cocina usado de origen doméstico será obligatoria por ley a partir de 2025, cuando los municipios tendrán que poner los medios necesarios para su gestión. Mientras, Mulleres Colleiteiras seguirá saliendo a la carretera para reciclar este líquido y que retorne en forma de combustible renovable a los coches que conducimos. Su receta para no dejar de crecer. “Litro a litro estamos dando un futuro a mujeres vulnerables, sin estudios. Con nosotras pueden formarse, lograr una estabilidad y no renunciar a sus sueños. Yo misma me considero una privilegiada por levantarme cada mañana y vivir de lo que me gusta”, concluye.

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