Pescado de acuicultura: nutritivo y sostenible
La acuicultura está destinada a asegurar de manera responsable la futura alimentación del planeta. Según Acuicultura de España, el cultivo de pescado, marisco y algas garantiza las proteínas de alta calidad que necesita el organismo con una afección reducida al medio ambiente
Uno de los escenarios más recurrentes de Calpe y El Campello (Alicante) en Instagram son sus piscinas excavadas en la roca a pie de playa. Los bañistas, además de buscar el ansiado like al compartir en redes sus envidiables chapuzones en estas aguas cristalinas, con sus fotografías recuerdan, sin pretenderlo, que la acuicultura no es nada nuevo. Esos yacimientos certifican que hace 2.000 años los romanos tuvieron una gran idea: construir unas albercas que se comunicaban con el mar a través de cuatro canales y que se podían cerrar manualmente mediante compuertas perforadas. El sistema permitía contener a los peces en su interior con la intención de cultivar ejemplares y abastecer a la población de pescado fresco.
Pero es ahora cuando la acuicultura española vive su máxima proyección. Las expectativas puestas en ella son muy altas: gracias a su capacidad de innovación, al emprendimiento que genera el sector y al aprovechamiento sostenible ─es decir, a la capacidad de utilizar los recursos de hoy sin agotarlos para las futuras generaciones─, la acuicultura puede convertirse a corto plazo en una de las vías mas importantes de aprovisionamiento de alimentos para la mayor parte de la humanidad.
Solución para un planeta con recursos limitados
De momento, las previsiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) dan pistas (y alertas) sobre los recursos limitados del planeta. Según sus datos, para el año 2050 la población mundial habrá crecido hasta los 9.700 millones de personas; seremos casi 2.000 millones más y demandaremos entre un 60% y 70% más alimentos de los que producimos en la actualidad, algo que pondrá la Tierra al límite de sus recursos. La agricultura y la ganadería ya apuran sus posibilidades, por lo que, para esas fechas, aumentar la producción de proteína proveniente de las aguas a través de la acuicultura debería ser parte de la solución.
Además, la acuicultura se presenta como la mejor aliada de la pesca extractiva responsable, ya que el cultivo ayuda a reducir la presión que sufren nuestros mares y ríos, lo que contribuye sin duda a proteger la vida del medio acuático. Prueba de ello es que, sin la suma de la producción de la acuicultura mundial (que, en datos de 2019, fue de 120,1 millones de toneladas), no habría sido posible abastecer la demanda de pescado de la población: según datos de Apromar (Asociación Empresarial de Acuicultura de España), para ese año, fue de 213,7 millones de toneladas, entre productos de pesca y acuicultura.
La contribución de la acuicultura al suministro mundial de productos acuáticos crece año tras año. En concreto, y con las últimas cifras disponibles facilitadas por Apromar, su producción supera ya a la de la pesca extractiva responsable en 26,5 millones de toneladas. Esta es la tendencia natural. Si cada vez somos más personas poblando el planeta, el consumo de productos pesqueros no deja de multiplicarse y la explotación de los océanos y ríos ha llegado al límite, ¿de dónde vamos a sacar esa proteína animal que necesitamos? La respuesta está en la acuicultura; una actividad que está desempeñando un papel clave en una utilización más eficiente de los recursos naturales y en su reducido impacto ambiental, pero también en cuestión de seguridad alimentaria y a la hora de ofrecernos sus productos a un precio competitivo al alcance de todos. Con el 77% de la superficie del planeta siendo agua, el potencial del cultivo de pescado, marisco y algas es enorme.
La acuicultura nos puede facilitar la disponibilidad de consumir 3-4 raciones de productos de mar a la semana, a buen precio y con unas características nutricionales adecuadas todo el añoRosaura Leis, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN)
La probabilidad de que la lubina o la trucha que cenamos anoche fuera un producto de la acuicultura española es muy alta. España es el Estado miembro de la Unión Europea con mayor cosecha de acuicultura: en 2020 produjo 307.000 toneladas, con un valor en su primera venta de 510,9 millones de euros. Ser una potencia en acuicultura no solo aporta al consumidor un beneficio extra a la hora de poder disfrutar de una mayor variedad de pescados y mariscos a lo largo del año. También le ofrece la seguridad de poner en la mesa un producto de proximidad.
Esa es precisamente la gran ventaja de los pescados y mariscos frescos de la acuicultura española, que llegan en 24-36 horas a las pescaderías o supermercados, lo que permite que sus propiedades se mantengan intactas a la hora de consumirlos. Ingerimos un producto más fresco y con una huella de carbono menor.
No hay que olvidar que no todos los alimentos de origen animal tienen la misma contribución de gases de efecto invernadero, y los pescados de acuicultura generan unas emisiones por debajo de las que producen las aves y, sobre todo, muy inferiores a las del sector porcino y vacuno. Un ejemplo: por cada kilo de lubina se generan 4,0 kg de CO₂, mientras que para cada kilo de ternera se emiten 29,6 kg.
Fuente de salud que democratiza el consumo del pescado
La acuicultura facilita el acceso a las proteínas de calidad que contiene el pescado, sin olvidar la importante cantidad de omega-3 que aportan los productos acuáticos. Estas grasas buenas (polinsaturadas), que no sintetiza el organismo y que, por lo tanto, solo se pueden adquirir con la dieta, contribuyen al buen funcionamiento del cerebro y el corazón, ya que ayudan a reducir la hipertensión y la cantidad de triglicéridos en sangre.
La producción de la acuicultura mundial fue de 120,1 millones de toneladas en 2019. Sin esa suma, no habría sido posible abastecer la demanda de pescado de la población mundial
Precisamente por este valor nutritivo y sus beneficios para nuestra salud, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomienda un consumo de pescado de entre tres y cuatro veces por semana, algo que para algunas personas resulta complicado de cumplir. Porque al 94% de los españoles nos gusta mucho el pescado y los productos del mar, tal y como asegura la última encuesta de hábitos de consumo del pescado y otros productos del mar realizada por la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad). Pero, según se desprende del estudio, solo un 23% llega a alcanzar esa ingesta semanal recomendada. También en ese sentido la acuicultura multiplica las posibilidades. Según Rosaura Leis, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), “los pescados y productos de acuicultura siguen los controles y reglamentación vigentes, y tienen esa buena composición nutricional que nos aporta los nutrientes necesarios”.
Aunque existen otros alimentos en la dieta que también incluyen omega 3 (cereales, legumbres, fruta), el pescado constituye la fuente ideal a la que recurrir. Al tener una cantidad tan importante de estas grasas en su composición, al consumidor le resulta más fácil cubrir sus necesidades incluyéndolos en su dieta. “Pero el pescado es algo más que omega 3. Es también proteína de alto valor biológico, vitaminas y minerales. La acuicultura nos puede facilitar esa disponibilidad de consumir 3-4 raciones de productos de mar a la semana, a buen precio y con unas características nutricionales adecuadas todo el año”, explica Leis. “Por tanto, va a ayudar al cumplimiento de las recomendaciones de consumo de pescado para preservar la salud a lo largo de todo el ciclo vital”.
Tampoco hay que olvidar que los productos acuícolas son una pieza esencial de la dieta mediterránea. En palabras de la presidenta de la FEN, “constituyen la seña de identidad de la dieta tradicional saludable, la mediterránea, pero muy especialmente, de la atlántica. El consumo de acuicultura, de productos de mar o de ríos, ya sean frescos y/o congelados, es lo que nos ha ayudado a tener una de las poblaciones con más longevidad del mundo y con una muy buena calidad de vida”.