Un proyecto deNovartis

Lee y escucha cómo es un día en la Unidad Multidisciplinar de Insuficiencia Cardíaca del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid

El equipo de uno de los mejores hospitales ‘líquidos’ de España

La Unidad Multidisciplinar de Insuficiencia Cardíaca del Hospital 12 de Octubre de Madrid se expande como un fluido desde el centro hospitalario hasta el entorno más cercano del paciente cardíaco para proporcionarle un seguimiento más eficaz tras el ingreso. Viajamos al corazón de esta unidad de referencia en España a través de las historias de los profesionales que lo han hacen posible

¿Cómo lograr que un paciente que sufre una insuficiencia cardíaca se recupere de la manera más rápida y cómoda para él? Este es el reto al que se enfrenta cada día el equipo de la Unidad Multidisciplinar de Insuficiencia Cardíaca del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Un desafío que pasa por mejorar la calidad de vida de los enfermos más allá del alta. Algo esencial en el tratamiento de esta dolencia, que se produce cuando el corazón es incapaz de bombear con fuerza sangre al resto del cuerpo y que representa la tercera causa de mortalidad cardiovascular en España.

Pulsa el ‘play’ para descubrir al equipo de la Unidad Multidisciplinar de Insuficiencia Cardíaca. Continúa leyendo para conocerlos mejor

El abordaje de los tratamientos en este servicio es diferente al de los demás porque traspasa sus puertas y se extiende hasta el entorno más cercano del paciente, “como si fuera un hospital líquido”, según lo define María José del Olmo, supervisora del Área Funcional de Continuidad Asistencial de la unidad. Un hospital que, como el aceite, empapa todo el recorrido del convaleciente desde el diagnóstico y actúa de bálsamo. Para lograr esa fluidez, esta unidad despliega un plan de coordinación con los centros de Atención Primaria y con las residencias de mayores (ya que, de media, los hombres afectados por una insuficiencia cardíaca en la Comunidad de Madrid tienen 78 años y las mujeres, 84). De esta forma, el paciente estará atendido y solo regresará al hospital para lo estrictamente necesario, lo que acelera su recuperación.

Engrasar los múltiples engranajes de este mecanismo no es sencillo, asegura Juan Delgado, director del Programa de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante del Servicio de Cardiología, uno de los pilares de este departamento multidisciplinar que engloba, además de a profesionales de Cardiología, a otros los de servicios como Medicina Interna. Por eso, requiere de una comunicación fluida y cercana con muchos facultativos externos: “Lo más fácil para nosotros es poner una válvula en el corazón; lo difícil es gestionar a 200 profesionales”, destaca este cardiólogo.

¿Quiénes están detrás de esta unidad? ¿Cómo encaran su trabajo desde la perspectiva profesional y personal? Recorremos esta unidad puntera y líquida, una de las más prestigiosas de España, de la mano de su personal.

Juan Delgado

Cardiólogo y director del Programa de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante

Lo importante es mantener al paciente en el radar tras el alta

Juan Delgado es un médico tranquilo y un líder nato. Como buen sanitario, está acostumbrado a gestionar equipos en situaciones complejas, lo que se percibe fácilmente al mantener una charla amistosa con él. Explica con sosiego cómo es posible coordinar al conjunto de profesionales que trabaja en el hospital con los que lo hacen fuera para conseguir que el paciente continúe su tratamiento sin sobresaltos. “El secreto está en tratar de tú a tú a los compañeros de Atención Primaria”, destaca el director del Programa de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante corazón de la Unidad Multidisciplinar de Insuficiencia Cardíaca e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERCV). El equipo ha de establecer una comunicación fluida y cercana con los facultativos de primaria para que el engranaje funcione a la perfección. Esto es vital, resalta Delgado, para “mantener al paciente en el radar tras el alta” y que exista una “transición de los cuidados” en la que se produzca un reparto adecuado de las responsabilidades.

Este amante del running y de las novelas empezó en la medicina por el placer de ayudar: “Es lo más maravilloso que puedes hacer”, afirma con entusiasmo. Reconoce que, cuando acaba su turno, no siente necesidad de desconectar. No hay un Juan cuando se pone la bata y otro cuando se la quita, no hay ruptura ni exageraciones. Lo explica con esa serenidad que le ha caracterizado desde la primera palabra. Podría decirse que se aplica a sí mismo esa transición de cuidados que se esmera en conseguir para los pacientes: pone el foco en su bienestar personal fuera del hospital para poder ser el mejor médico posible dentro.

María José del Olmo

Supervisora de Continuidad Asistencial y Centros de Especialidades

Somos pocos en el equipo, pero muy motivados

La entrevista coge a María José del Olmo en medio del torbellino que supone su jornada de trabajo. Y toma prestados unos minutos a su ajustada agenda para contar lo que hace. Esta enfermera supervisa la labor de continuidad asistencial del Hospital 12 de Octubre. “Nuestro objetivo es organizar la coordinación entre los diferentes ámbitos de la asistencia, atención primaria, residencias y hospital, para que los pacientes no perciban ese salto asistencial de manera tan brusca”, destaca Del Olmo.

Su misión se resume en las tres C: coordinación, comunicación y continuidad. Y, asegura, no es nada fácil, ya que requiere un trabajo multiprofesional en el que intervienen muchos actores. Son pocos profesionales, pero, eso sí, están “muy motivados”, destaca. Lo maratoniano de sus jornadas no impide que desconecte al acabar su jornada ya que, aunque su labor es infinita, “no es urgente”, lo que facilita la organización del trabajo. Acaba la entrevista y Del Olmo respira aliviada, porque puede seguir supervisando a sus tareas.

Gracia Fernández

Enfermera de la unidad

La relación con los pacientes es enriquecedora: confían en nosotras

Gracia Fernández justo ha terminado, como cada viernes, una sesión con varios pacientes para informarles sobre diversos aspectos de las enfermedades cardiovasculares, como los factores de riesgo que las desencadenan. Una charla que, confiesa esta enfermera, se ha convertido en una de sus actividades favoritas. La disfruta tanto como sus pacientes. Si algo resalta de su trabajo, en el que lleva cuatro años, es el vínculo con las personas a las que atiende. “La relación con los pacientes es enriquecedora: confían en nosotras”. En un día normal, recibe entre seis y ocho presencialmente y a otros tantos por teléfono. “Nuestro objetivo es hacer frente común con el resto del equipo para ayudar a pacientes y cuidadores en la optimización del tratamiento y en la gestión de la enfermedad y sus complicaciones, que son frecuentes”.

Fernández ha aprendido a no llevarse el trabajo a casa. Con los años, se ha esforzado por marcar una línea entre su vida dentro y fuera de la consulta. “La experiencia te enseña a cómo cambiar de traje en cada momento”, comenta. Al oficio de enfermería llegó por razones prácticas. Tenía claro que quería estudiar una carrera de ciencias, pero en su casa la economía “no era muy boyante”, relata. Así que Enfermería era una gran opción por la facilidad para acceder al mercado de trabajo. Esa visión pragmática de su futuro no le ha impedido vivir cada jornada en el hospital con pasión y dedicación. Tanto, que no se imagina trabajando en otro sitio que no sea cara a cara con sus pacientes, aunque no pare ni un segundo. De hecho, se despide porque está a punto de acabar su turno y aún tiene mucho por hacer. “Ostras, no le he gestionado la cita aún a este paciente y son las cinco”, exclama.

Juan Izquierdo

Fisioterapeuta de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca

Si no fuera ‘fisio’, me gustaría mejorar la vida de la gente de otra manera

El espacio de trabajo de Juan Izquierdo es diferente al de sus compañeros. En su consulta hay bicicletas estáticas, mancuernas de muchos colores y distintos pesos y varios aparatos con los que medir las constantes vitales. “Es una sala de entrenamiento de la unidad rehabilitación cardíaca”, anuncia con solemnidad este fisioterapeuta. En su gimnasio ha visto auténticas proezas, como la recuperación de pacientes muy debilitados tras recibir tratamiento para superar un infarto o una arritmia o ser intervenidos mediante cirugía que, después de un periodo con Izquierdo, son capaces de realizar esfuerzos que no podían imaginar al salir del quirófano.

La labor de este profesional suele durar dos meses con cada paciente. En ese tiempo, Izquierdo genera vínculos fuertes con ellos. No es para menos, él es el principal testigo de una recuperación que devuelve la vitalidad a personas que han pasado por graves problemas cardiovasculares. “no se trata de que el corazón trabaje más, sino que el paciente sea capaz de realizar más ejercicio a la misma intensidad utilizando la musculatura periférica”, cuenta mientras llama a la puerta una de aquellas personas que ha pasado por su pequeño gimnasio para darle las gracias por el apoyo recibido. “El paciente es muy agradecido”, dice con una sonrisa amplia, que se le amplía aún más cuando recuerda sus inicios con compañeros veteranos que le fueron formando y animando a especializarse en la rehabilitación cardíaca, parte esencial de la unidad multidisciplinar.

Izquierdo nunca se había planteado hasta ahora qué sería si no se dedicara a la fisioterapia. Pero no duda de que, hiciera lo que hiciera, tendría en mente “ayudar a las personas que tengan problemas, mejorar su calidad de vida… En definitiva, ser un facilitador”, concluye.

Créditos

Coordinación editorial:  Francis Pachá y Javier A. Fernández
Redacción: Manu Tomillo
Fotografía:  Samuel Sánchez
Programación:  Rodolfo Mata
Diseño:  Juan Mayordomo
Coordinación de diseño:  Adolfo Domenech
Guion, producción y locución del pódcast: Manu Tomillo
Edición sonora del pódcast: Daniel Gutiérrez
Producción ejecutiva del pódcast: Elia Fernández  

Archivado En